Diari Més

Educación

Las academias privadas pierden entre el 30 y 50% de alumnos desde marzo

Reclaman que no se les considere actividad extraescolar y puedan dar clases presenciales como los centros de formación públicos

Imagen de la academia de refuerzo e idiomas Aula Vall de Tarragona, que actualmente da clases en línea.

Las academias privadas pierden entre el 30 y 50% de alumnos desde marzoGerard Martí

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Las academias privadas de Cataluña han perdido entre el 30 y el 50% de los alumnos desde el inicio de la pandemia en el mes de marzo de 2020, según los datos de CATformació,la patronal que las engloba. Además, aseguran que cerca del 30% de estos negocios dedicados a la formación no han podido soportar la crisis económica provocada por la covid-19 y han tenido que bajar la persiana. Lamentan que la Generalitat de Catalunya las considera como actividad extraescolar, hecho que ha comportado que hayan sufrido dos cierres más aparte del primer confinamiento en los cuales no se les ha permitido dar clases presenciales.

La portavoz de CATformació, Andrea González, explica que la pérdida de clientes ha sido a causa, en gran parte, del hecho de no poder darestas clases presenciales. «Con la actividad en línea hemos perdido a muchos alumnos, sobre todo de preescolar o de aquellos niños y niñas que sufren TDA o dislexia, por ejemplo», comenta González. Además, la representante de la agrupación lamenta que desde el Govern «todavía no nos han sabido decir a qué conselleria pertenecemos» y califica de agravio comparativo el hecho que las academias y centros de formación públicos sí que puedan dar clases presenciales. «No somos unas extraescolares, somos centros de enseñanza y preparamos para todas las titulaciones tanto locales como internacionales», defensa González.

En Tarragona, Marta y Eugènia Pérez regentan desde hace 10 años una academia de refuerzo escolar e idiomas en la Vall de l'Arrabassada, el Aula Vall. Aseguran que con el primer confinamiento el marzo pasado perdieron casi a todos los alumnos de refuerzo, mientras que al alumnado de lenguas lo pudieron mantener. Relacionan las bajas en las clases de apoyo escolar con diferentes motivos. «En primer lugar, durante el confinamiento total los niños ya daban las clases en la escuela telemáticamente, de manera que había un poco de saturación en este sentido y creemos que por la tarde ya no tenían ganas de volver a conectarse delante del ordenador. Y, en segundo lugar, muchos ya sabían que habría un aprobado general». Explican que después del verano, que ya son meses malos, se les sumó sólo arrancar la segunda prohibición de las clases presenciales. En el primer cierre habían pasado de tener 160 alumnos a tan sólo 70.

Con el segundo cierre volvieron a notar un goteo de bajas, pero como los niños siguieron yendo a la escuela notaron que había más predisposición a hacer las clases de repaso de forma telemática. Así, aunque ahora, con las últimas restricciones, han tenido que cerrar nuevamente, están en torno a los 90 alumnos.

«Con las clases en línea funcionamos bastante bien, estamos contentas, pero lo que sí que pedimos es que se nos permita abrir aunque sea con un pequeño porcentaje de aforo en las aulas, ya que hay cierto alumnado que necesita dar las clases presenciales», defiendenlas hermanas, que añaden que «para nuestros alumnos somos esenciales» y agradecen el apoyo de las familias, los profesores y a su inquilino, que les rebajó el precio del local.

El mismo problema sufren las academias privadas de idiomas. René Oller, portavoz del Gremi d’Escoles d’Idiomes de Catalunya (GEIC), ejemplariza este agravio comparativo con los centros públicos explicando que «la Escola Oficial d'Idiomes hace el mismo trabajo que nosotros y puede abrir y los centros privados no podemos». Oller cuantifica en 300 escuelas de idiomas privadas de las 1.200 que hay en Cataluña que han tenido que cerrar. «Los centros han tenido que hacer una inversión muy importante en plataformas en línea y de seguridad y limpieza para cuando puedan hacer clases presenciales, además de los gastos fijos que ya tienen, pero con un 40% menos de los alumnos y sin ningún tipo de subvención recibida», lamenta Ollero, que asegura que eso ha provocado que muchas cierren o se endeuden a niveles «impensables».

El portavoz del GEIC lamenta también que las academias han perdido todas las empresas a los trabajadores de las cuales hacían formación en horarios de mañanas, mientras que por las tardes daban clases con niños y adolescentes.

Olga Faust es la gerente de la academia Hallo Idiomes de Tarragona. Faust calcula que, desde el mes de marzo, la caída de alumnos en el centro ha sido del 30%. Explica que en verano, para poder cumplir con los protocolos para dar clases presenciales, hicieron una inversión que llegó a los 2.000 euros, entre mamparas, purificadores de aire y mascarillas, entre otros. «El curso 20/21 lo replanteamos de manera que los alumnos podían escoger entre hacer clases presenciales y clases telemáticas, y subimos la cuota, ya que teníamos muchos menos alumnos y más gastos», comenta Faust. Lamenta que con tantos cambios en las restricciones «cuesta mantener a la clientela, algunos lo entienden y otros, a los que no los convence la metodología en línea, se marchan», finaliza la responsable de la academia, que añade que «estamos luchando para poder mantener al personal y no enviar a nadie al paro».

El Col·lectiu d’Escoles de Dansa de Catalunya también sufre esta problemática. De la misma manera quelas academias de refuerzo escolar y de idiomas, las de Dansa se las considera actividad extraescolar y este mes de enero han tenido que cerrar por tercera vez. Su portavoz, Lorena Carabante, dice que una cuarentena de las 450 escuelas privadas de danza de Cataluña no han soportado la crisis económica y han tenido que cerrar el negocio y lamenta que «muchas no saben si llegarán al próximo mes de marzo». Además, Carabante da por perdido este curso 2020/21, es decir, «ya són dos años perdidos y tenemos que sobrevivir hasta septiembre».

Uno de los problemas añadidos que tienen las escuelas de danza con respecto al resto de las academias es que no es óptimo dar las clases de manera telemática. «Lo hacemos en línea, pero es muy complicado. En nuestro sector la presencialidad es imprescindible por la parte más técnica y física de la danza, además que los alumnos en casa no disponen de los materiales ni las instalaciones para aprender de la mejor manera posible», señala Carabante, que añade que muchas bajas que han sufrido las academias son a causa de eso.

Elena Alcalá es la propietaria de una escuela de danza en Cambrils, el EstudiGiselle. Explica que el cierre más grave fue el segundo, en octubre, cuándo habían dedicado todo el verano a preparar las instalaciones y a redefinir los horarios y los grupos para que las clases fueran seguras. Calcula que en total y desde el principio ha habido un 30% de bajas en su centro. Asegura también que es muy complicado dar clases de danza a distancia. «Después nos permitieron abrir, pero con seis alumnos por clase, cuando hay academias que tienen aulas de 30 y de hasta 300 m², donde se pueden mantener las distancias perfectamente,» sostiene Alcalá. La responsable de la escuela de Cambrils asegura que para garantizar la viabilidad económica del negocio tuvieron que mantener las cuotas, aunque las clases fueran en línea. «Hemos tenido que defender lo que es nuestro, y algunas familias han aceptado y otros no», finaliza Alcalá, que desconoce si hay alguna academia que haya tenido que cerrar en la provincia, pero sabe que hay dos que están a punto.

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