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Sociedad

Enganchados a la natación en aguas abiertas

Un grupo de nadadores se encuentran cada día y durante todo el año en la playa Arrabassada para nadar en el mar

Varios miembros del grupo en la playa Arrabassada esta semana.

Enganchados a la natación en aguas abiertasCedida

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«Quien prueba el mar ya no vuelve nunca más a la piscina». Así de contundente se muestra Sabrina Ferran, impulsora y miembro del grupo de nadadores que, cada día, se encuentran en la playa Arrabassada de Tarragona para nadar en el mar.

Todo empezó, recuerda la Sabrina, hace unos cinco años, cuándo participó en una jornada de natación a mar abierto a Cambrils. Allí conoció a Josep Maria y a Juanvi, que como ella, también se acabarían enganchando. «Aquella primera vez tuve una sensación inexplicable», recuerda Josep Maria Pérez. La experiencia les gustó tanto que los tres decidieron llevarla a Tarragona, ya que por varios motivos les resultaba más práctico nadar allí. Así nacía XINA, un grupo que cuenta con cerca de un centenar de miembros en WhatsApp y que se identifica con este acrónimo en referencia al punto de encuentro del grupo: el Xiringuito Nord de la playa Arrabassada.

Los nadadores del grupo salen todo el año, siempre que las condiciones del mar sean favorables. En invierno, muchos nadan con neopreno, pero también hay un buen grupo que no lo utilizan. «Yo era muy friolero, llevaba incluso gorra y calcetines de neopreno, pero un día los dejé, y desde entonces nado todo el año con bañador. Al entrar en el agua la notas fría, pero al cabo de un rato tienes una sensación entre desagradable y agradable, hasta que, al final, te llega a gustar este frío que tienes», explica Josep Maria.

Tanto él como Sabrina se confiesan absolutamente enganchados a la natación a mar abierto. «Siempre decimos que el mar engancha y el agua salada lo cuida todo. La sensación de libertad que sientes no se puede explicar. La desconexión mental es impresionante, sientes que no necesitas nada más. Cuando sales, ves las caras de todo el mundo y son de felicidad, de subidón», asegura Sabrina. Josep Maria añade que nadar en el mar es una sensación muy diferente a hacerlo en la piscina, porque «nunca es igual, cada día es diferente, la temperatura, el paisaje y las sensaciones cambian. Además, no tienes el límite de la pared, al contrario, tienes todas las posibilidades, porque un día nadas en la Arrabassada, otro en la Móra, otro en la Costa Brava...».

A todo eso, asegura Sabrina, se añade el hecho que el grupo de los CHINA han acabado siendo como una pequeña familia, donde todos se entienden y donde todo el mundo es bien recibido. «Siempre estamos pendientes los unos de los otros, ayudamos a los que empiezan y, si alguien quiere salir, no se va nunca solo».

Otras cuestiones destacables, añade la nadadora, son el privilegio de contemplar la naturaleza y el paisaje desde dentro del mar: «Las puestas de sol son impresionantes, como también el amanecer. A veces, en noches de luna llena, hacemos lunáticas. Y claro, mientras nadas, también vas viendo todo tipo de peces, que aunque quizás no son muy espectaculares, sí que lo es verlos nadar en libertad». La única pega, concluye, es que «también nos chocamos con muchos desperdicios y plásticos».

Nadadores del grupo China.

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