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Vulnerabilidad

Cuatro sin techo han muerto este año en la ciudad de Tarragona, tres durante el confinamiento

Uno murió en un cajero automático, otro salido del piso que lo había facilitado Servicios Sociales y los otros dos en el Hospital Joan XXIII

Imagen de archivo de dos sensesostre en un cajero de Tarragona, donde en mayo de 2019 había 84.

Cuatro sensesostre han muerto este año en la ciudad, tres durante el confinamientoACN

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Cuatro personas sin techo han perdido la vida este 2020 a Tarragona, tres de ellas durante el confinamiento, según la Comunidad de Sant Egidi i Càritas Interparroquial, dos organizaciones que velan, con diferentes acciones, para que los indigentes de la ciudad tengan alimentos, un lugar donde poder vivir y un acompañamiento emocional con el objetivo de mejorar su situación vital. Según el último recuento, de mayo de 2019, en Tarragona vivían 84 personas sin hogar.

Elvira era una de las que perdió la vida. Con 58 años de edad, murió a causa de un ataque cardiaco en la oficina del BBVA de la calle Apodaca en el mes de mayo, durante el confinamiento. Nacida en la Selva del Camp, estuvo durante unos meses en el Sociosanitario Francolí por una enfermedad en la piel. Fue tratada por los servicios sociales municipales, que le consiguieron un piso donde vivir. Al cabo de un tiempo sin embargo, volvió a la calle, donde recayó en su adicción al alcohol.

Otro de los sin techo que ha perdido la vida este año es Lorenzo, conocido como Lolo. El día antes de morir, había ido de excursión con la Comunidad de Sant Egidi en Ulldemolins. Al día siguiente, sufrió un ataque cardiaco al salir de su casa. Era el mes de junio. Su padre, también llamado Lorenzo, había sido un conocido sin techo de Tarragona. Tenía problemas con el alcohol y también de salud mental.

Quien también perdió la vida fue Benito. Tenía metástasis y también era alcohólico. El cáncer le empezó por el hígado, a causa de la adicción en la bebida, y se esparció por todo el cuerpo. Murió, con una cincuentena de años, en el Hospital Joan XXIII de Tarragona, a finales de marzo, en plena pandemia.

Finalmente, Olivo, un hombre alemán de 50 años y pico, tenía cirrosis hepática a causa de la alcoholemia. Eso provocó que, al final, los órganos no le funcionaran correctamente y murió a principios de mayo en el Hospital Joan XXIII.

Desde Càritas Interparroquial explican que prácticamente el 100% de los sin techo sufren adicción al alcohol o a las drogas, mientras que al menos un 90% sufren problemas de salud mental que no estén ni controlados ni tratados. Lamentan también que, el fenómeno que ahora está creciendo es el de los jóvenes extutelados, en muchos casos adictos a la marihuana, principalmente, que siendo jóvenes les acaba pasando factura al cabo de los años.

La organización, que lleva a cabo varias acciones para dar comida y acompañar a los indigentes, señala que el hecho de vivir en la calle comporta las adicciones. En este sentido, defienden la importancia de tener un hogar, ya que «aunque te emborraches bajo un techo, el nivel de degradación ya no es el mismo, y ahora vendrá el frío y, si esta noche llueve, los que se mojarán serán ellos. Es tanto o más importante la vivienda que los alimentos». No obstante, creen que «la ciudadanía y el Ayuntamiento están muy sensibilizados, pero falta un empuje para que verdaderamente no quede nadie durmiendo en la calle».

Por otra parte, Montserrat Llurba, miembro de la Comunidad de Sant Egidi, explica que tres días a la semana dan alimentos a los sensesostre, los martes, los jueves y los viernes. Llurba, sin embargo, explica que, además de darles comer, también les acompañan emocionalmente. «Tratamos de crear una amistad con estas personas, nos interesamos por su vida y para conocerlos, y de esta manera se sienten personas, personas valoradas», señala la voluntaria.

La Comunidad de Sant Egidi nació en Roma en 1968. La entidad católica está en Tarragona desde el 2000 y tiene su sede en la parroquia de la Trinitat. Desde hace unos 18 años trabajan para mejorar la vida de las personas que viven en la calle y, como actividad más destacable, cada diciembre realizan la comida de Navidad, una comida para intentar que los sin techo se sientan acompañados y en familia.

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