El Ayuntamiento de Tarragona amplía el número de Àpats a Domicili para dar cobertura a los más vulnerables

El servicio de Àpats a Domicili se basa en la distribución y gestión de alimentos ya cocinados llevados a casa de las personas que lo necesitan por motivos diversos. Se pueden beneficiar de este servicio las personas que viven y están empadronadas en Tarragona mayores de 65 años que vivan solas, menores de 65 años con dependencia y/o discapacidad, personas con ingresos económicos insuficientes, aquellas que no pueden prepararse las comidas o necesitan ayuda para hacerlo y no disponen así como también personas que no pueden acceder a otros recursos o agotamiento de los mismos.

En los últimos meses, a causa de la actual crisis sanitaria, Àpats a Domicili también se ha convertido en un recurso excepcional para personas o familias que se encuentran confinadas a casa, sin posibilidad de hacer compras o prepararse las comidas. Tal como ha explicado la consellera de Serveis Socials del Ayuntamiento de Tarragona, Carla Aguilar-Cunill, «desde el primer momento, y al ver la posibilidad de una segunda gran ola de contagios de Covid-19, gestionamos la posibilidad de ampliar el número de comidas suministradas para dar cobertura a las mencionadas situaciones de vulnerabilidad sobrevenidas». De esta manera, Àpats a Domicili ha pasado de tener 88 personas usuarias activas el pasado mes de febrero a 128 a finales de septiembre, y la previsión es que pueda aumentar el número de comidas por efectos de la pandemia.

El objetivo básico del servicio es mejorar la calidad de vida de las personas cubriendo las carencias nutricionales y hábitos alimenticios procurando que estas acciones mejoren su calidad de vida, la autonomía y sus capacidades.

Para poder acceder a este servicio, los profesionales de los Equipos Básicos de Atención Social (EBAS) del Institut Municipal de Serveis Socials son quien valoran y aprueban la situación de vulnerabilidad de la persona o familia en cuestión y hacen la solicitud, teniendo en cuenta la situación socioeconómica y personal de la persona.

Los alimentos se distribuyen dos veces por semana en un vehículo adaptado a las necesidades de la línea fría y el repartidor no sólo es el encargado de depositarlo en los hogares sino que también hace funciones de supervisión del estado del frigorífico y del consumo de la comida. El servicio ofrece diferentes dietas, adaptadas a las necesidades, con el fin de garantizar la adecuación del menú.