Diari Més

Nuevas medidas anticovid

«No es normal que metro y buses vayan llenos y la culpa sea nuestra»

Los hostaleros denuncian que se les ha «criminalizado» sin motivo y creen que el cierre obligado durará más de 15 días

Esta imagen de bares y restaurantes abiertos ya no se repetirá hasta de aqui 15 días, como mínimo.

«No es normal que metro y buses vayan llenos y la culpa sea nuestra»Gerard Martí

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El sector de la hostelería y la restauración empieza hoy un nuevo periodo de cierre de 15 días, en un principio, que supuestamente ayudará a reducir el aumento de contagios en Catalunya de los últimos días. Ante las nuevas restricciones por bares y restaurantes, los propietarios y trabajadores de los negocios en Tarragona coinciden en que se trata de una medida «desproporcionada» y que una vez más se criminaliza a un sector que «no es el culpable de los contagios». De hecho, critican que no se limite el aforo al transporte público y que en sus establecimientos este no se reduzca como sí que se ha hecho con el sector cultural, por ejemplo.

A Javier Martínez, gerente del bar Mistral de la plaza de la Font, le parece «fatal» que los obliguen a cerrar, ya que cree que «es el remate final para nuestros negocios». En este sentido, Martínez defiende que, en ningún caso, la hostelería es la culpable de los rebrotesque ha habido en las últimas semanas. «Ni ninguno de nuestros trabajadores ni ninguno de nuestros clientes se ha contagiado aquí de la covid-19, lo que no es normal es que metros, buses y aviones vayan llenos de gente y la culpa sea nuestra», denuncia. Martínez explica que durante estos días de cierre, que cree que serán más de 15, se adaptarán para hacer comida para llevar, pero dice que «es una incógnita como afectarán a estas restricciones en la empresa, estamos a ciegas».

Por su parte, Toñi Martínez, encargada del Raffa Gelati de la plaza Verdaguer, lamenta que «están en juego muchos puestos de trabajo» y cree que se tendría que tomar medidas en otros sectores, «siempre recae todo en la hostelería cuando no es el problema», haciendo referencia también a las aglomeraciones que hay en eltransporte público. Martínez comenta que «el cierre supondrá un golpe muy duro para el negocio», pero remarca también que los trabajadores «se están jugando el sueldo que tienen que llevar a su casa».

De hecho, Carles Badia, propietario de los dos locales de Pepita, en la plaza Verdaguer y en el Valle de l'Arrabassada, explica que ha tenido que despedir a cuatro trabajadores, dos de cada establecimiento. El primer cierre obligado causó efectos económicos muy negativos a su negocio y ahora lamenta que «no entendemos esta restricción». «Se está criminalizando al sector cuando creemos que no tenemos la culpa del aumento de los casos y, dentro de 15 días, alguien tendrá que dar muchas explicaciones de por qué eso no baja cuando la hostelería está cerrada». Badia cree que la prohibición de abrir sus establecimientos durará más de los 15 días previstos inicialmente. «Como en dos semanas no habrán disminuido los casos y los políticos no querrán bajar del burro para no aceptar que se han equivocado, nos harán cerrar más días», dice Bahía.

«Desproporcionada». Así es como Òscar Vidal, camarero del Moto Club de la Rambla Nova, califica la medida anunciada el miércoles por la Generalitat hacia los bares y restaurantes. «Desde que volvimos a abrir hemos cumplido todas las medidas, como la distancia entre las mesas», defensa Vidal, que cree que los contagios continuarán en aumento «mientras se junten 300 personas en un vagón de metro y mientras en las escaleras del Palacio de Congresos se agrupen jóvenes a hacer el botellón sin mascarilla ni nada». «Quizás no morimos del virus pero sí de no comer, que es una muerte más lenta al final», lamentaba el camarero.

Retorno de las tasas de terraza

El presidente territorial de Tarragona Ciudad de la Asociación de Empresarios de Hostelería de la provincia, Javier Escribano, celebraba ayer que el Ayuntamiento de Tarragona se ha comprometido a devolver la parte proporcional de los impuestos de ocupación de la vía pública con las terrazas correspondiendo al tiempo que dure el cierre de los bares y restaurantes. Por su parte, Escribano ve difícil también que esta restricción dure sólo dos semanas.

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