Diari Més

«Viviendo en Corsini, hace tres años que no duermo más de cuatro horas seguidas»

Los vecinos aseguran estar hartos del ruido de la zona producido por las terrazas, los músicos ambulantes, el mercadet, la limpieza y los chiquillos que juegan

Los cinco vecinos de plaza Corsini comentando los problemas de salud que les provocan los ruidos y las molestias de la zona donde viven.

«Viviendo en Corsini, hace tres años que no duermo más de cuatro horas seguidas»Olívia Molet

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Los vecinos de la plaza Corsini están cada vez más hartos de los ruidos que tienen que aguantar día tras día, desde muy pronto por la mañana hasta que se van a dormir, o lo intentan. Cinco de estos han explicado a DiariMés su situación personal y cómo tienen que convivir, ya con una cierta edad, con unas molestias que hacen estragos en su salud.

Una de ellas es Rosa Maria Pàrraga, que vive en el primer piso del número 4 de la plaza, de cara al Mercado Central. Resume su experiencia asegurando que «cada día cuando me despierto miro el cielo y pido que llueva». Lamenta que a las 6.30 horas de la mañana alguno de los bares empieza a montar la terraza, pero arrastrando las mesas y las sillas haciendo que se despierte ya a aquella hora. Después, los martes y los miércoles, empieza el mercadet, que junto con el ruido de la gente de las terrazas y de los músicos ambulantes que actúan en Corsini, «que superan los decibelios permitidos», no pueden vivir tranquilos. «Parece que los tengamos dentro decasa», denuncia Pàrraga, que añade que después de que hayan desmontado el mercadet pasa el camión de la limpieza del Ayuntamiento y, cuando este acaba a las 16 horas, llegan todos los niños y niñas que salen de la escuela a jugar enCorsini, «y hacen mucho jaleo». Cuando estos se marchan, la vecina asegura que continúa el ruido en las terrazas «hasta las 23 horas ahora que hay limitaciones por la covid-19, pero en una situación normal quizás no recogen las mesas y las sillas hasta las dos de la noche». «Hace tres años que no sé lo que es dormir más de cuatro horas seguidas», reconoce Pàrraga, que incluso asegura que, en verano, que con el calor tiene que tener las ventanas abiertas, se ha llegado a adaptar una pequeña habitación donde dormir y teletrabajar en el otro lado de la casa.

Pàrraga, de 62 años, denuncia también que trabajar desde casa le está costando muchísimo con todo lo que supone el ruido constante. Además, asegura, igual que otra de las vecinas, que tiene que tomar medicamentos para poder dormir a las noches. No obstante, defiende que en ningún caso están en contra de qué esté el mercadet, ni de qué haya músicos, ni de qué haya terrazas de bares y cafeterías, pero reclama que el Ayuntamiento intervenga para poder poner de acuerdo a todas las partes implicadas y poder convivir juntos. Pàrraga mostraba a esta redacción los muchos mensajes que envió a la anterior concejala de Dominio Público, Paula Varas, a quien agradece que siempre la escuchó pero lamenta que nunca se llegó a tomar ninguna medida. «Acabas pensando que hay tarraconenses de primera, los que están abajo en la plaza, y tarraconenses de segunda, los que estamos en nuestra casa y tenemos que aguantar todo este ruido», sostiene Pàrraga, que recuerda que la nueva concejala es Cinta Pastó, «que es médico y tiene que saber que el ruido mata, ya que la falta de descanso y tranquilidad provoca depresiones y otras enfermedades.» La vecina señala que han puesto muchas quejas en el Ayuntamiento y se pregunta si realmente el alcalde «¿Pau Ricomà es consciente de todo lo que sufrimos? La gente ya se marchó de la plaza de la Font y es lo que tendremos que acabar haciendo nosotros». Pàrraga añadía finalmente que, «si no somos capaces de llegar a un consenso, mal».

Carme Tarrida, de 78 años, vive en el mismo edificio que Pàrraga, y denuncia también los fuertes ruidos que se generan en la plaza Corsini. Tarrida, que también tiene que tomar fármacos para poder descansar a las noches, se pregunta cómo lo hará esta semana «que tendré que cuidar de mi nietade 10 meses». Explica que viven esta «terrible» situación desde que inauguraron el nuevo Mercado Central, el año 2017, pero recuerdan los cinco vecinos que ya tuvieron que convivir con las obras, que duraron once años.

Por otra parte, Josep Pedraza, reconoce que, «problemas, tengo muchos y uno de ellos son los años». Tiene 83 y vive en la calle Governador Gonzàlez número 29. «La situación que viven ellas es la misma que vivo yo, pero allí en mi casa me atrevo a decir que se multiplica por 100, porque ya tengo una edad y ya vivimos las obras del mercado, con las cuales perdí la salud y un aparato del aire acondicionado de todo el polvo que me entró», explica Pedraza. «Estoy de acuerdo con qué se tiene que montar el mercadet y creo que desde que nos quejamos hacen menos ruido, pero una cosa es vender y la otra es gritar», añade. Con respecto a la máquina del ayuntamiento que pasa a limpiar y a «la cincuentena de criaturas que en lugar de hablar también gritan, tengo que cerrar las ventanas porque, si no, no oigo la televisión a pesar de tenerla con el volumen al máximo, y si hace calor me tengo que fastidiar», critica. Además, Pedraza asegura que en el terrado de detrás de su casa, que toca al pasaje de Cobos, está siempre lleno de excrementos de palomas y, en más de una ocasión, «me he encontrado con ratas como conejos». Lamenta que, después de tres quejas, una del administrador de fincas y dos suyas, «vino un técnico del Ayuntamiento al cabo de dos días y dijo que ya lo vendrían a arreglar, eso a finales de julio, y todavía no ha venido nadie». Además, asegura que está cansado ya del Amparito Roca del Carilló del Mercat, «que parece que lo tengas dentro de casa y te tiemblan todas las ventanas».

Manolita Gómez, de 72 años, vive también en la calle Governador González y, en su caso, tiene el dormitorio y el comedor que tocan en la plaza. «A las 6.30 horas de la mañana me despiertan los trabajadores de un establecimiento de aquí debajo que acarrean las mesas y las sillas haciendo mucho ruido, pero mucho, y entonces ya no me puedo volver a dormir», lamenta la vecina. Además, Gómez dice que en verano, que tiene las ventanas abiertas por el calor, le cuesta muy también dormirse por la noche, con lo cual descansa muy poco.

Finalmente, Encarna Asensio, de 73 años, explica también que el ruido es el que más la molesta. Principalmente critica que los músicos ambulantes que cada día actúan en Corsini tienen la música demasiado fuerte y no te dejan descansar». Además, lamenta también que los niños juegan a fútbol en la plaza los domingos por la tarde y hacen también mucho jaleo, «a mí me vuelven loca». No obstante, Asensio celebra que por la noche no le cuesta dormir, pero califica de «insoportable» el ruido constante durante todo el día. «Aquí no se para», apunta.

Carme Tarrida i Manolita Gómez, lamentando el ruido del mercadet los martes y los jueves.

«Viviendo en Corsini, hace tres años que no duermo más de cuatro horas seguidas»Olívia Molet

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