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Patrimonio

Un centenar de personas visita las Murallas el último fin de semana de agosto

La gran mayoría de los turistas que accedieron al recinto del Paseo Arqueológico ayer el domingo son del Estado y residen en Cataluña

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El mes de agosto finaliza con la peor campaña turística que se recuerda en Tarragona. La asistencia de personas a los monumentos de la ciudad el último fin de semana ha sido una buena muestra. Ayer domingo el Paseo Arqueológico, el recinto patrimonial más visitado de la ciudad actualmente y desde el cierre parcial del Anfiteatro, recibió cerca de un centenar de personas. El recinto abrió a las 9.30 horas de la mañana y a las 13 horas habían accedido al interior del conjunto monumental 82 personas. De estas, 78 provenían del Estado español y la mayoría de Cataluña.

Los turistas tenían que acceder por el Portal del Roser y salir por la puerta situada al Passeig Torroja por motivos de seguridad. Este hecho propició que muchas personas que habían aparcado su coche en las proximidades de la Via de l'Imperitenían que retroceder por el exterior. Este no fue el caso de Magalí Ganza, residente en Barcelona que se desplazó a Tarragona en tren «porque no conocía la ciudad y una amiga me la recomendó. Ganza dijo que «me ha gustado mucho la visita a las Murallas, desde donde he visto parte de las vistas de la ciudad,» para añadir que «volveré y la recomendaré».

La salida de Ganza del recinto monumental coincidió con la de Adriana Fernández, residente en Reus, que hacía la visita acompañada de Bradon, un joven canadiense quien remarcó que «es la primera vez que vengo a Europa y me gusta mucho lo que he visto porque es muy antiguo». «En Canadá no tenemos monumentos como este», apuntó. Para Adriana la de ayer era su cuarta visita a las Murallas. Fernández encontró «normal» el hecho de tener que acceder por una puerta y salir por otra a pesar de la poca afluencia de visitantes. «Con la covid, se entiende que pongan medidas como esta», dijo.

En el acceso al recinto en el Portal del Roser una persona tomaba la temperatura a los visitantes y los pedía sus datos personales y un número de teléfono de contacto. El aforo en el Paseo Arqueológico está limitado a trescientas personas.

Un punto de nostalgia

Isabel Gómez es de Barcelona, residió siete años en la calle Apocada cuando era pequeña y ayer se desplazó desde l'Ampolla para volver a visitar las Murallas. «Es una visita sentimental», dijo. Gómez hacía unos cincuenta años que no accedía al monumento. «Está mucho más cuidado y se ha mejorado sin modernizarlo, lo cual me gusta,» remarcó. Gómez se declaró «molestada» para tener que salir por Torroja, cuando el coche lo tenemos en la otra puerta, sobre todo teniendo en cuenta que dentro del monumento hay poca gente.» También valoró la visita de manera positiva José Azabal y su familia, que se desplazaron desde el Vendrell. «Sólo había visto las Murallas desde fuera y me ha gustado mucho la visita», comentó. «Hemos venido con nuestro hijo y estamos contentos porque no ha habido ninguna dificultad para mantener la distancia de seguridad».

Belén Fernández es de Badajoz y todos los años visita Tarragona. «Ya había estado en las Murallas y me gusta volver», dijo Fernández, para añadir «me gusta Cataluña y, mucho más, Tarragona». Lo acompañaba Carmen Fernández, quien dijo que «de la misma manera que hay hidrogel en la entrada, también tendría que haber a la salida, ya que no sabes quién ha podido tocar la puerta». No obstante, dijo que «son lógicas las medidas de seguridad».

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