Diari Més

Sant Magí

El agua de Sant Magí llega a Tarragona y la ruta queda marcada con tótems

Los costaleros han aparcado los carruajes y han utilizado una camioneta antigua para recorrer los 66 kilómetros desde Brufaganya hasta Tarragona

Un niño encima del biscúter que este año han utilizado los Costalers de l'Aigua de Sant Magí.

Una Baixada de l'Aigua de Sant Magí motorizadaACN

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A pesar de las dificultades para llevar a cabo cualquier tipo de actividad, la pandemia de la covid-19 no ha impedido que el agua de Sant Magí llegue a Tarragona un año más. No obstante, el virus ha marcado esta 27.ª edición de la tradicional bajada, ya que ha obligado a los costaleros a aparcar los carruajes y caballos y hacer uso de un biscúter del año 1957, propiedad de uno de sus miembros. Si la bajada se hacía a 6 km/h y suponía dos días de trayecto, este año, a 60 km/h, sólo ha hecho falta medio día por recorrer los 66 kilómetros que hay entre el santuario de Brufaganya y Tarragona. A primera hora de hoy lunes una reducida comitiva de costaleros –no superaban la veintena, cuando cada año son más de ochenta– ha iniciado la ruta que atraviesa la Conca de Barberà, el Alt Camp y el Tarragonès.

Pontils, Santa Perpètua de Gaià, Querol, el Pont d'Armentera, Aiguamúrcia, Bràfim, Nulles, Argilaga, els Pallaresos y Tarragona han sido, como siempre, los puntos por donde ha pasado la milagrosa agua, y donde, este año, los costaleros han instalado una escultura de Sant Magí. «Hemos inaugurado este tótem que marca la ruta maginiana, porque no sólo sóndos días, sino que la gente lo pueda ver durante todo el año y puedan saber que los costaleros hacemos esta ruta desde Sant Magí de Brufaganya hasta Sant Magí de Tarragona», explicaba Carles Salvadó, coordinador de los costaleros. El joven reconocía que «ha ido muy bien y la acogida por todos los pueblos genial, como cada año, aunque haya sido una bajada bastante atípica y hecha en un solo día».

Salvadó ha explicado que «quizás lo más fácil hubiera sido decir que no se podía hacer a causa de la pandemia y ya está, pero con el Ayuntamiento, que nos ha dado mucho apoyo, decidimos hacerlo». «Es atípico pero estamos pasando por todos los pueblos y creo que, de una manera muy graciosa, nos hemos reinventado un poquito para que este año Tarragona pudiera tener el agua cómo el resto de años», añadía al coordinador.

A causa de la covid-19 se ha tenido que reducir la comitiva de costaleros, retirar los carruajes y acortar los dos días de viaje a medio día. Los costaleros, sin embargo, se han tomado la jornada con la misma ilusión de cada año, a un ritmo más ágil gracias a la camioneta de color verde. Muchos no han podido evitar hacerse una fotografía al lado del biscúter –con la antigua matricula tarraconense de cuatro números. Este singular vehículo de época y su pequeño remolque ha sustituido los ocho carros con caballos cargados con 4.000 litros de agua. El coordinador de los costaleros, Carles Salvadó, dice que se ha querido emular las bajadas de los años 60 y 70. «Antiguamente mucha gente lo hacía así; con estos vehículos cargaban agua del santuario de Sant Magí de la Brufaganya y la repartían por Tarragona», afirmaba.

Els Pallaresos ha sido el último pueblo antes de llegar a Tarragona, donde los costaleros, como cada pueblo y como marca la tradición, han entregado dos pequeños recipientes con el agua a las autoridades locales. La comitiva ha sido recibida por la concejala de Fiestas del municipio tarraconense, Maria Jesús Coronado, quien ha remarcado que «els Pallaresos es el último pueblo por donde pasan antes de llegar en Tarragona, y me parece que es una parada muy importante». Coronado ha celebrado que el tótem de Sant Magí «ha quedado mucho bien y nos ha gustado muchísimo, y para nosotros es un honor que pasen por aquí y los recibiremos siempre con la misma ilusión». Aunque la concejala ha señalado que «este año ha sido diferente, al menos ha sido y así la tradición no se pierde». El Ayuntamiento de los Pallareses ha regalado a los costaleros una especie de botijo con un tirador. «Siempre buscamos hacer un obsequio un poco diferente y nosotros queremos que tengan un bonito recuerdo de nuestro pueblo, y este año hemos cogido esta botella de cristalpara que puedan poner refrescos o agua y se puedan llenar los vasos con el tirador», ha finalizado Coronado.

A pesar de los avisos de lluvia, el agua ha respetado la bajada en todo momento hasta llegar a la ciudad de Tarragona, en el Portal del Carro, punto final de la ruta, al punto de las tres del mediodía. Antes sin embargo, los costaleros han hecho el también tradicional paro en Ematsa, donde han obsequiado a su presidente, Jordi Fortuny, con una botellita y un botijo con el agua de Sant Magí y donde también se ha colocado uno de los tótems del santo. El reparto de agua en Tarragona se hará entre el martes y miércoles, día de Sant Magí. Una de las novedades de este año es que se han puesto más puntos de distribución del agua –ocho en total– y se han descentralizado por la ciudad, de manera que el agua se repartirá por los cuatro grupos castellers de Tarragona, la plaza de la Pagesia, el barrio de Torreforta, Bonavista, y la floristería Romeu de la plaza Verdaguer, que se ha sumado a última hora.

El reparto tampoco será igual. Según Salvadó, «no habrá aglomeraciones, de manera que no distribuiremos agua al portal del Carro, porque es un lugar muy estrecho, aunque seguirá abierto con un circuito para poder entrar a poner un cirio y salir». No obstante, el coordinador de los costaleros ha asegurado que la gente se encontrará lo mismo de cada año. «Habrá botijos, las botellas, la albahaca, etc., lo que pasa que en puestos diferentes para evitar las aglomeraciones de personas», detallaba.

Eso ha sido posible con el apoyo de los grupos castellers y de la Asociación de Vecinos de Bonavista, la Asociación de Vecinos Verge del Pilar i Eixample, la Asociación de Vecinos Progresista de Torreforta y la Asociación de Vecinos Campclar-Zona Deportiva. Con la mitad de actos de ediciones anteriores, las fiestas de Sant Magí de Tarragona no disponen este año de festividad castellera, procesión, ni verbenas, pero se ha podido mantener una de las grandes tradiciones populares de la fiesta mayor de verano de la ciudad.

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