Diari Més
Jordi Masip Masip

Director de la Banda Unió Musical de Tarragona (BUMT)

«Volver a ensayar fue una alegría, no hay nada más bonito que hacer música juntos»

Este sábado 1 de agosto la BUMT ofrecerá el concierto ‘Viaje por las emociones’ en el Camp de Mart de Tarragona

El director de la BUMT en una imagen tomada ayer en el Priorat.

«Volver a ensayar fue una alegría, no hay nada más bonito que hacer música juntos»Cedida

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—Llegáisa Tarragona después de actuar el sábado pasado en el Catllar, en el primer concierto post-confinamiento. ¿Cómo se sintió la banda?

—Fue un concierto muy emotivo después de tantos meses sin poder ofrecer música en vivo. Tanto los músicos como el público quedaron muy contentos, incluso hicimos dos bises porque el público se encontró muy a gusto. Había mucha entrega y muchas ganas de escuchar música.

—El ciclo de conciertos de este verano se llama Viaje por las emociones. ¿Qué podemos encontrar?

—Cuando preparamos el programa pensamos que no podíamos obviar la situación que hemos vivido y y lo quisimos ligar a las emociones y los sentimientos. Así que hemos elaborado un programa con música de todo el mundo, de Oriente en Occidente, siguiendo también la trayectoria del virus. Hay por ejemplo música de Japón, A song of Japan, escrita después del tsunami del 2011 en homenaje a las víctimas. Hay música rusa, con Shostakovich, europea, con The Queen, o incluso música para los niños, con la banda sonora de Aladdin. También interpretaremos Parcdel Francolí , una pieza que escribió el compañero Antonio Luís Fernández Ortega durante el confinamiento. Y para hacerlo más redondo, pensamos combinar las piezas musicales con obras literarias y poéticas, algunas de las cuales hablan directamente de la pandemia, comoTemps de canvis, del compañero Albert Baiget, u otros de autores como Saramago, Martí y Pol o la tarraconense Montserrat Abelló.

—¿Cómo vivió la banda los meses de confinamiento?

—Cuando empezó, lo primero que pensamos fue que no teníamos que perder el vínculo entre los músicos, hacía falta que estuvieran en contacto. Una de las primeras acciones que hicimos, al cabo de poco tiempo de quedarnos en casa, fue el Amparito Roca en los balcones , que abrimos a toda la ciudad y tuvo una respuesta brutal. Después, durante el confinamiento hemos seguido haciendo cosas, hemos estado enviando partituras para que los músicos pudieran seguir tocando desde casa, hemos hecho algún vídeo de todos tocando, cada uno en su casa... En definitiva, una serie de actividades para que los músicos siguieran en contacto. Ahora bien, el momento en que fue posible volver a hacer ensayos fue una alegría, no hay nada más bonito que poder volver a hacer música juntos.

—La música ha jugado un papel relevante durante el confinamiento. ¿Qué queda, ahora?

—Pienso que ha sido muy positivo el hecho de que la gente haya visto que las artes en general y la música en particular son una herramienta muy potente. Eso nos tiene que hacer reflexionar, no sólo a la sociedad, sino también a las personas que nos gobiernan. Ahora que todo ha pasado, resulta que la música en directo es peligrosa, cuando se están siguiendo los protocolos de seguridad más estrictos. Lo que ha pasado tendría que marcar un punto de inflexión que sirviera para dar a la música la importancia y el apoyo que se merece.

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