Diari Més

Restauración

Las pizzas de la Milagros hacen historia

La pizzería Mistral de Tarragona celebra 43 años en funcionamiento encarando una nueva etapa

David Casarramona y Javier Martínez, copropietarios de la Pizzería Mistral.

Las pizzas de la Milagros hacen historiaGerard Martí

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El año 1977 Milagros Portabales llegaba a Tarragona procedente de Suiza, donde había ido a trabajar desde su Aragón natal. Aquella mujer emprendedora y decidida puso la mirada en una marisquería que se vendía en la plaza de la Font y pensó que sería el lugar idóneo para abrir una pizzería: la Mistral.

Han pasado ya 43 años desde aquella decisión y la pizzería Mistral es ya un clásico en la ciudad. «Podemos afirmar que es la pizzería más antigua de Tarragona que todavía está en funcionamiento», asegura Javier Martínez, hijo de la Milagros. Él mismo explica que su madre es una auténtica emprendedora «que se tiró de cabeza» con la única ayuda de una tía. «Después el padre, que tenía el bar Álex, conoció a la madre y pasó aquello que pasa, dejó el negocio y vino aquí». Sus recuerdos de infancia están estrechamente ligados a la pizzería, hasta el punto, asegura, que casi nace: «La madre se marchó al hospital que casi sólo faltaban veinte minutos para que yo llegara al mundo».

Este 2020 la fundadora del negocio y su marido, Juan Martínez, han dado un paso al lado y han cedido las riendas de la pizzería a sus hijos. Junto con ellos también ostenta una parte de la propiedad David Casarramona, que había estado trabajando en la Mistral durante dos décadas y conoce el negocio tan a fondo como la misma familia. «Entré el año 1998 porque hacía falta un camarero. Fui viniendo a ayudar hasta que me quedé, y ya llevo aquí 22 años», recuerda. Con Javier, admite, se conocen de casi toda la vida porque han pasado muchos años juntos bajo el mismo techo.

Antes de la crisis sanitaria la casa había cerrado para someterse a una remodelación integral. Ahora, con la recuperación de la actividad económica, la pizzería Mistral ha reabierto puertas con una nueva fisonomía. El alma, sin embargo, permanece intacta. «Somos conocidos por la calidad de nuestras pizzas. La tradición es la misma, porque nos gusta lo que hacemos y creemos que lo hacemos bien», detalla Javier. Enla carta, explica su socio David, han ido incorporando propuestas adaptadas a los nuevos gustos de los clientes, que pasan por pizzas calzone, pesto, ibérica, carbonara o vegetarianas, sin olvidar el apartado del sin gluten, «que cada vez nos lo piden más».

Entre sus clientes, explican a Javier y David, hay generaciones enteras, jóvenes que iban de pequeños y ahora llevan a los hijos. Y clientes de edad que se sienten como en casa y tienen la confianza para ir a hacer unbocado en cualquier momento.

Es precisamente en estos clientes de toda la vida y en el resto de comensales locales que ahora se centra el negocio en este horizonte marcado por la pandemia de la COVID-19. «Ahora nos centraremos en los clientes de aquí, que es lo que siempre hemos tenido y lo que queremos cuidar», asegura Javier. En este mismo sentido, los dos jóvenes propietarios explican que la comida para llevar seestá convirtiendo en un aspecto clave, y es por eso que ya están trabajando en una aplicación que los permita recibir pedidos y repartirlas directamente al cliente sin ninguna plataforma por el medio.

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