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Hostelería

La oposición critica la respuesta de Ricomà a la protesta de los hostaleros del martes

Los grupos coinciden en que fue «desafortunada» porque atacaba a la libertad de manifestación y reivindicación de una parte de la sociedad

Imagen de la movilización del martes en la plaza de la Font por parte de una cincuentena de empresarios del sector hostalero.

La oposición critica la respuesta de Ricomà a la protesta de los hostaleros del martesOlívia Molet

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La contundente respuesta del alcalde de Tarragona, Pau Ricomà, a la protesta de parte del sector de la hostelería de la ciudad, que tuvo lugar el martes en la plaza de la Font, ha sido también polémica. Ricomà lamentó que la concentración fue un «show» y aseguró que «me hizo sentir vergüenza», asegurando que «los manifestantes no representaban a todo el sector» y tildándolos de «egoístas» por lo que consideraba unas demandas y unas exigencias para la reactivación de los negocios que estaban fuera de lugar. Al respecto, los diferentes partidos de la oposición al consistorio tarraconense han salido al paso diciendo que las palabras del alcalde fueron «desafortunadas», en parte, porque atacaban a la libertad de manifestación y de reivindicación de una parte de la sociedad.

El grupo municipal de Ciutadans, que fue lo único que estuvo presente en la protesta mostrando su apoyo a la parte del sector de la hostelería que se manifestó, lamentó que «las declaraciones del alcalde demuestran una falta de sensibilidad absoluta ante las demandas de un sector especialmente castigado por la crisis». Por eso, el portavoz de la formación naranja, Rubén Viñuales, pide a Ricomà que «rectifique sus declaraciones» y «escuche las peticiones de los restauradores, la mayoría pequeños negocios de los cuales viven muchas familias tarraconenses y que decidieron manifestarse de manera pacífica». Además, el edil de Ciutadans pidió al alcalde que concrete las ayudas adoptadas para que la hostelería pueda superar la crisis y defendió que «en un momento como el actual, el alcalde tiene que demostrar su liderazgo y ser capaz de escuchar a todos los sectores y adoptar medidas para que ninguno de ellos se quede atrás».

Por su parte, el grupo municipal socialista, de la mano de su portavoz, Sandra Ramos, calificó de «desafortunadas» las críticas del alcalde y aseguró que «el señor Ricomà todavía no ha entendido lo que supone ser el alcalde de Tarragona y ejercer el liderazgo político y social necesario para coger los retos que nuestra ciudad tiene de antemano». Ramos lamentó que las declaraciones de Ricomà «no muestran ninguna empatía hacia un sector primordial de Tarragona y que ha sido golpeado, especialmente durante la crisis de la COVID-19». Según la portavoz del PSC, «su función como alcalde tendría que ser la de escuchar las reivindicaciones de la ciudadanía y mediar en los conflictos y no la de enfrentarse». «Avergonzarse de qué un grupo de ciudadanos y ciudadanas expresen sus reivindicaciones ejerciendo su derecho a manifestarse, cumpliendo con todas las medidas de seguridad sanitaria, dice muy poco de la calidad democrática de sus declaraciones», añadía finalmente Ramos.

Con respecto al grupo municipal del PP, su portavoz, José Luis Martín, lanzó que «somos todos los tarraconenses los que sentimos vergüenza por reacciones tan desafortunadas y agresivas como las que expresó ayer el alcalde de Tarragona. Parece que la participación ciudadana ya no le gusta tanto como presumía en su campaña electoral». Además, el líder popular mostró su preocupación en que, pocos días antes que la ciudad pase a la fase 3, «Tarragona está desperdiciando oportunidades que se traducen en una pérdida de puestos de trabajo. El sector necesita agilidad y transparencia en la toma de decisiones y en la ejecución de estas. Estamos perdiendo puestos de trabajo por el fracaso de Ricomà a la reactivación económica de la ciudad». Martín añadió que «fuimos los primeros a pedir medidas concretas de apoyo al sector como el alivio fiscal durante dos años, la ampliación de la superficie de terrazas y de horarios. En este contexto tan crítico, nuestra ciudad ha tenido posibilidades de posicionarse como destinación turística segura y capaz de agilizar la reactivación económica, ya que hemos pasado de fase mucho antes que otros territorios. Pero el gobierno del alcalde Ricomà nos ha hecho perder todas las oportunidades, ha actuado con dejadez y sin transparencia».

CUP y JuntsxTGN, también críticos

Si bien PSC, Cs y PP están muy alejados de las ideas políticas del gobierno de la ciudad, los dos partidos independentistas, la CUP y Junts per Tarragona, también defienden que las palabras de Ricomà hacia los protestantes estuvieron fuera de lugar.

Con respecto a las cupaires, Laia Estrada lamentó que «ni un alcalde ni un gobierno pueden descalificar reivindicaciones de su población, por mucho que no estén de acuerdo, siempre que no incluyan un contenido fascista o discriminatorio». No obstante, Estrada defendió que «las reivindicaciones de este sector de la hostelería nos parecen desproporcionadas, teniendo en cuenta que la COVID-19 ha hecho estragos en todos los sectores de la clase trabajadora». Además, la cupaire sostuvo que «el Ayuntamiento tendría que haber trazado un plan global para ayudar a todos los sectores tanto como sea posible y de forma equitativa desde el ámbito municipal. Lo llevamos reivindicando desde el inicio del desconfinamiento. Hace falta un análisis del impacto de la COVID-19 en la ciudad que nos permita determinar tanto las necesidades de los diferentes sectores –económicos, culturales, sociales– y los respectivos colectivos, como la capacidad de respuesta de nuestra administración local».

Finalmente, Dídac Nadal, de Junts per Tarragona, defendió que «el derecho a la protesta es de todo el mundo» y que el alcalde estuvo «ciertamente desafortunado». «El gobierno tiene que encontrar un equilibrio entre ayudar al sector y mantener el descanso de los vecinos», dijo.

La calleFerrers, de la Parte Alta de Tarragona, estreno terraza

El Restaurante Entrecopes, de la calle Cavallers de la Part Alta, tiene mesas y sillas en la calle por primera vez, pero en la calle Ferrers, que da a la parte de atrás del local. Su propietario, Jordi Vilaplana, explica que nunca había tenido terraza, que había pedido la solicitud al Ayuntamiento hace más de un año pero se había suspendido por «silencio administrativo». Ahora, a raíz de la crisis económica causada por la pandemia y las limitaciones de aforo dentro del local, decidió volver a solicitarla. «Dentro me caben 45 personas, y con la reducción aforo sólo podría tener 20, y no me habría salido a cuenta sacar a los dos trabajadores que tenía en ERTE y volver a abrir». Con el permiso de poner terraza en la calle sin embargo, que asegura que tardó 15 días desde que lo pidió, Vilaplana decidió reabrir el negocio el miércoles, ya que en el exterior se pueden sentar hasta 16 personas. «El miércoles fue el primer día pero llovió, bautizamos la terraza», explicaba, con humor, el propietario. Además, Vilaplana asegura que «hemos puesto luces y los vecinos celebran que da un poco de vida en la calle, que está en un estado denigrando».

La terraza en la calle Ferrers.

La oposición critica la respuesta de Ricomà a la protesta de los hostaleros del martesOlívia Molet

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