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Estado de Alarma

Escasa afluencia de alumnos en la reapertura de escuelas en Tarragona

En el Camp de Tarragona abrieron 328 centros y los sindicatos educativos consideran que el retorno a las aulas está lleno de «riesgos»

Maria Giner y su hija, de P4, entrando en el CEIP el Serrallo en el primer día de apertura después de dos meses y medio de estar cerrados.

Escasa afluencia de alumnos en la reapertura de escuelas en TarragonaOlívia Molet

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Los alrededores de la escuela del barrio del Serrallo tenían ayer un aspecto bien diferente del de un día de clase habitual. La marea de padres y madres dejando a sus hijos en el colegio desapareció el pasado 13 de marzo y, a pesar de la apertura de los centros escolares, todavía no ha vuelto. La afluencia de alumnos a las escuelas de Tarragona, que ayer pudieron abrir nuevamente, fue residual. De hecho, en la escuela del barrio marítimo, que tiene más de 200 alumnos, sólo fueron 3, uno de P3, uno de P4 y uno de P5, y en calidad de acogida para aquellos padres que tienen que trabajar presencialmente y no tienen nadie con quien dejar a sus niños.

Marta Giner es una de las madres que llevó a su hija de P4 al CEIP Serrallo. Explicaba que, tanto ella como su marido, son autónomos y «se nos activa el trabajo a partir de este 1 de junio, y hay trabajos que sólo se pueden hacer presencialmente, como es nuestro caso». Giner celebraba que, aunque sólo sea de 9 a 13 horas, «va muy bien que puedan venir a la escuela». Con respecto al hecho de que la pequeña pueda estar expuesta en el virus, Giner dijo que «se ve que a a los niños no les afecta y seguro que en la escuela habrán tomado las medidas de protección que hacen falta».

Por su parte, Maria Rosa Martínez, directora del centro, explicaba que las clases virtuales se mantienen como hasta ahora durante el confinamiento y lo que se hará en el centro será más bien un acompañamiento emocional a los alumnos. Mientras que a educación infantil se hace la acogida, para los alumnos de primaria, durante la segunda y la tercera semana de mes, se harán tutorías por cada uno de los cursos. Con respecto a los alumnos de sexto, sin embargo, que cambian de ciclo para empezar la ESO en septiembre, podrán ir un día a la semana, «voluntariamente y siempre con cita previa», apuntaba Martínez. Con relación a la preparación de la escuela para la vuelta de parte de los alumnos, la directora del centro reconocía que «los recursos humanos que se han dedicado han estado muy grandes». «La nuestra es una escuela pequeña y hemos tenido que tener en cuenta que sea posible mantener las distancias en todas partes, hemos aplicado todas las medidas de precaución y hemos comprado un termómetro para tomar la temperatura a los alumnos que vengan», añadía Martínez.

Justo al lado del CEIP, también devolvió a la actividad el Llar Municipal d’Infants del Serrallo. Aunque estaba previsto que fueran 15 niños, el máximo que podían acoger, ya que tienen que estar separados en grupos de 5 y el centro sólo tiene 3 espacios, sólo se presentaron 5. Al entrar, la directora, Sandra Maza, los esperaba con gel hidroalcohólico y un termómetro para asegurarse de que no tenían fiebre, y los padres les acompañaban a su clase por un circuito específico y diferente del habitual.

En el Instituto Pons d'Icart, los alumnos de segundo de bachillerato que así lo quisieron también volvieron a clase, en este caso para repasar los temarios antes de la selectividad, que finalmente se llevará a cabo del 7 al 10 de julio. Es el caso de Anna Astasio, quien explicaba que «prefiero ir a clase porque virtualmente no me acababa de gustar. No todos los profesores se implicaban de la misma manera y, a través del correo electrónico, era complicado resolver dudas con agilidad». Astasio decía que, ayer, sólo 9 alumnos de segundo de bachillerato del centro tarraconense fueron a clase y señaló que los profesores enviarán toda la materia que repasaron a los alumnos que prefirieron quedarse en casa.

En el Institut Escola l’Agulla del Catllar, por su parte, sólo asistieron tres de la treintena de alumnos que esperaban, de un total de más de 450 que hay habitualmente. A pesar de que no pudo haber contacto físico, estudiantes y profesores se mostraron contentos de reencontrarse. Para evitar masificaciones determinaron horas de entrada para cada curso y cada día habrá niveles diferentes. Paralelamente, en el jardín de infancia municipal tuvieron seis niños, principalmente hijos de personal sanitario. Las medidas para garantizar el distanciamiento social y la limpieza estuvieron presentes tanto en la entrada como en diferentes espacios de los centros.

«Tenía ganas de volver a la escuela para ver a la profesora y para aprender cómo tendrá que ser el año que viene. He echado de menos a los amigos porque me gusta más estar en la escuela que hacerlo todo con el ordenador,» explicaba Elsa. La primera clase de la escuela del Catllar se centró en la vertiente de acompañamiento emocional, haciendo que los jóvenes explicaran cómo se han sentido este tiempo de confinamiento y sus experiencias personales.

En el Campde Tarragona abrieron un total de 328 centros educativos, de los cuales 270 son públicos, 41 son concertados y 17 son privados, según datos del Departamentd'Educacióde la Generalitat.

«Vuelta arriesgada»

Por otra parte, los principales sindicatos de educación mostraron su rechazo al retorno a las aulas, la que consideran llena de «riesgos» y que lamentan que la conselleria que dirige Josep Bargalló no haya consensuado con la comunidad educativa. «Tiene muy poco sentido para tan poco tiempo y tan pocos alumnos correr un riesgo tan grande», dijo Joan Carles Feijoo, portavoz del sindicato USTEC en Tarragona. El representante sindical explicaba que la medida se toma «por un trasfondo político y económico», ya que «las escuelas no están preparadas» y «se tendría que haber dedicado todo el esfuerzo a preparar una vuelta con garantías en septiembre».

Por su parte, Teresa Esparabé, responsable de PolítiquesEducatives de CCOO, criticó que la apertura se haya realizado «sin diálogo» con maestros y sindicatos. «Si estamos ante una emergencia educativa, como dice el conseller Bargalló, tendríamos que ser todos los que construyéramos la vuelta a la escuela, y no sólo dar directrices de forma unilateral», dijo, y añadió también que, si se dieron dificultades en el retorno a las aulas «es precisamente porque no se ha contado con los docentes para diseñar el plan».

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