Diari Més
Eva Llatser

Psicóloga y coach

Sociedad

«Los hijos tienen que evitar ser derrotistas y desahogarse con las personas mayores»

La presidenta de la Delegació Territorial de Tarragona del Col·legi Oficial de Psicologia de Catalunya ofrece pautas para ayudar a las personas mayores

La psicóloga Eva Llatser.

«Los hijos tienen que evitar ser derrotistas y desahogarse con las personas mayores»Cedida

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—¿Cómo están viviendo, en términos generales, las personas mayores esta situación tan excepcional?

—En condiciones normales, las personas mayores se sienten más vulnerables que el resto de personas. Imaginémonos cómo tienen que estar en este momento, en el que ven que esta epidemia les afecta a ellos muy directamente. Eso les hace acelerar la pregunta de si se morirán ahora. Hay muchas personas mayores que se encuentra en el último periodo de su vida y saben que eso pasará, pero no de una forma abrupta, a causa del coronavirus.

—Tampoco pueden salir de casa.

—Exacto. Hay muchos abuelos y abuelas que, a pesar de ser mayores, podían salir, hacer sus rutinas, distraerse yendo a la farmacia y hablando diez minutos con el farmacéutico, después diez minutos más con la señora del pan... y ahora no pueden, y la sensación de soledad es todavía más patente. Y además el hecho de tener que salir ya hacía que se tuvieran que vestir, arreglarse, y eso también les ocupaba las horas. Otra cuestión importante es que no se pueden mover. Aunque las personas mayores no hacen tanto ejercicio físico, había abuelos que hacían gimnasia con la asociación de vecinos, o una actividad diaria que ahora no pueden hacer, y entonces también notan más la sensación de entumecimiento.

—¿De qué manera les podemos ayudar, desde la distancia?

—Los tendríamos que llamar cada día y por videoconferencia. Pongo el acento porque la imagen, en estos momentos, es muy importante. Son gente que se preocupa mucho por los suyos y tienen todo el día para pensar, así que les va bien ver que los hijos están bien. También es importante que puedan hablar un rato con los nietos, e incentivar que estos estén más por los abuelos, que por ejemplo les hagan dibujos, que los hará mucha ilusión. E incluso les podemos incluir en alguna actividad cotidiana, por ejemplo a la hora de comer, podemos tener la persona mayor en el móvil o la tabletpara que forme parte de la comunidad.

—¿Cuándo hablamos con ellos, qué temas tenemos que tratar?

—Es importante que no hablemos sólo de las noticias y del número de muertes. Podemos charlar de otras cuestiones, de la vida, de cómo están los niños. Los tenemos que animar y proteger, y no caernos en discursos derrotistas. También tenemos que evitar lo que hacemos muchas veces los hijos con los padres, que es desahogarnos, explicarles los problemas. En esta situación tenemos que cambiar los roles, dejar el rol de hijo y asumir el de madre, protegerlos, diciendo la verdad de las cosas pero aferrándome a la parte positiva: en lugar de explicarlos como de complicado es todo, los podemos explicar como de bien se están adaptando los niños, por ejemplo. Tenemos que tener en cuenta que ellos son muy vulnerables y cualquier cosa pequeña, enseguida, la magnifican y los hace sufrir.

—Con tantas horas es fácil que se obsesionen con cosas que les hacen sufrir.

—Una de las maneras que tenemos las personas de gestionar la angustia y la ansiedad es pasar a la acción, haz cosas para alejar el pensamiento. Pero ahora no las podemos hacer, y las personas mayores todavía menos. En una familia de cuatro miembros, te puedes distraer haciendo la comida, ayudando a los niños a hacer los deberes, teletrabajando... Pero los mayores no tienen estas opciones. Así que, si los podemos telefonear dos o tres veces al día y por videoconferencia, mejor. Y no tiene por qué ser siempre la misma persona, una buena opción es hacer responsables a los niños. Los podemos dar la responsabilidad de, una vez al día, llamar a los abuelos y estar con ellos, explicándoles cosas.

—¿Cómo les podemos ayudar a gestionar el miedo?

—Diciéndoles que los entendemos. Es decir, con el mensaje que aceptamos que tienen miedo, de que se la reconocemos. Los tenemos que escuchar y aceptar que ellos pueden estar asustados, tener miedo de contagiarse, de ingresar en la UCI y que ya no les volvamos a ver. Eso es así, no los lo podemos negar, les podemos decir que es normal que tengan miedo, pero también decirles que todo irá bien, que estamos haciendo todo lo posible para que no salgan de casa y que tienen que estar tranquilos porque no los pasará nada. Estoy oyendogente que, con setenta años, que están de cachondeo dicen que ya les toca morir. Nuestra respuesta tiene que ser: «No, no te toca, lo que toca es cuidarte, no salir de casa, que yo te lleve la compra y te cuide»

—También les cuesta gestionar toda esta información que les llega por los medios.

—Las personas mayores tienen una memoria a largo plazo elevada, pero lo que ellos vivieron era mucho más grande que ahora. Ahora, lo que nos está pasando es grande, pero tenemos la ciencia y el mundo es global, para mal, pero también para bien, se investiga y se comparten conocimientos. Por lo tanto, los podemos hacer llegar todos estos mensajes, que para nosotros son muy normales, pero que a ellos quizás no les pasan por la cabeza, porque tienen el recuerdo de cómo funcionaban las cosas antes. No lo pueden entender desde la complejidad y la magnitud que nosotros sí que podemos coger. En definitiva, es hacerles llegar este mensaje de calma y recordarles que todo es tan fácil o tan difícil como no salir de casa.

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