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Los negocios se muestran contrarios a la propuesta de prohibir aparcar en el Serrallo

Los vecinos celebran la idea del gobierno, que tendrá que buscar una alternativa para el centenar de coches que estacionan a las calles Gravina y Sant Pere

Imagen de la calle Trafalgar del barrio del Serrallo, donde se encuentran la mayoría de restaurantes.

Los negocios se muestran contrarios a la propuesta de prohibir aparcar en el SerralloGerard Martí

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La idea del Ayuntamiento de Tarragona de prohibir el aparcamiento en las calles Gravina y Sant Pere del Serrallo y convertirlos en plataforma única, igualando la acera y la calzada a una misma altura, no ha sido acogida de manera igual por la gente del barrio. La división existe y es clara. Por un lado, los vecinos, sobre todo las personas mayores, ven con buenos ojos lo que contempla el consistorio, ya que acabaría con la problemática de accesibilidad en sus propias casas y facilitaría la movilidad por las calles. La cree de la moneda sin embargo, son los empresarios. Los propietarios y trabajadores de los bares y restaurantes de la zona ven con reticencia lo que propone el gobierno, ya que consideran que sería muy negativo por sus negocios porque provocaría la pérdida de muchos clientes.

Luz Marín, propietaria del Bar Luz de la plaza de Sant Magí, situada entre las dos calles en cuestión, lamenta que «si ya viene poca gente y además sacas los pocos aparcamientos que hay, al final no vendrá nadie». Marín pone el ejemplo del maratón de este pasado fin de semana, con el cual se cortaron muchas calles de la zona y no se podía acceder al Serrallo en coche, para hacer entender que sacar los aparcamientos afectaría gravemente a su negocio: «El día de la carrera no hicimos ni 50 euros de caja, no vendimos nada». Marín añadió que «se tiene que progresar, y medidas como esta todavía hunden más el barrio».

Quien también se vio afectado el día del maratón es Tomás Salguero, trabajador del Restaurante la Àncora: «Vengo en coche a trabajar y el domingo, que estaba todo cortado, tuve que aparcar en la vía Augusta y venir andando». De hecho, una alternativa para poder estacionar los vehículos es principalmente lo que piden los restauradores si el consistorio saca adelante el proyecto. No sólo porque sacar los aparcamientos provocaría una caída importante de su clientela sino porque muchos ellos, así como sus trabajadores, viven fuera del barrio y van al trabajo en coche. Lola González, cocinera del Restaurante La Botiga, se queja de qué hace 14 años que trabaja en el Serrallo y «cada vez es más complicado aparcar». El mismo lamenta a Núria Marcos, propietaria de Gli Angeli, quien ve con buenos ojos la recuperación de espacios para peatones que propone el Ayuntamiento siempre que «nos den la posibilidad de aparcar en algún lugar. Sólo hay uno y es privado».

En cambio, los vecinos del barrio tienen una visión diferente de la idea del consistorio. El serrallenc Pitu Mosquits ve «viable» pacificar las calles de vehículos porque «las personas mayores tienen una cantidad de trabajo para entrar en casa». Una de estas personas es Nati Aguiló, que antes vivía en la calle Sant Pere y ahora vive en la calle de Espinac, en el cual está prohibido aparcar y está plataforma única. «Ya es hora que lo hagan, hace mucho tiempo que lo pedimos. Mucha gente no puede entrar en su casa, las aceras son muy estrechas y cuando pasa un coche o una furgoneta te tienes que apartar porque si no te toca con el retrovisor», critica a la vecina del barrio.

De la misma manera, Manuel Romero, que vive en Torres Jordi pero frecuenta el Serrallo, celebra las intenciones del Ayuntamiento: «Totalmente de acuerdo. Si la gente no puede aparcar que vayan andando».

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