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La primera inmersión d'Eduard Virgili

El ganador del Premio de Pintura Fundación Mutua Catalana hace su primera exposición

Algunas de las obras expuestas.

La primera inmersión de Eduard VirgiliGerard Martí

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Muchos tarraconenses conocen a Eduard Virgili por su negocio, VÍA 1979, abierto hace dieciocho años, y dedicado al emmarcació, la restauración y la exposición de arte.

Este otoño, Virgili ha dado el salto en la otra banda|lado del mostrador, inaugurando la primera exposición que muestra su trabajo pictórico. Madre Internum es una recopilación a cuadros que se exponen al Espacio Nautilus, en el número 9 de la calle Reding de Tarragona, y que tienen en común la cianotípia, un sistema de impresión de fotografías que tiene como resultado un singular color azul.

«Mi padre murió joven, pero yo recordaba que él había hecho mucha fotografía analógica. Hace cosa de dos años, removiendo, encontré una cámara suya, y me puse a hacer fotos y a investigar, hasta que fui a parar a este proceso tan antiguo, la cianotípia,» explica Eduard.

Aunque ha pasado media vida rodeado de arte, nunca había pensado en pintar hasta aquel momento. El impulso definitivo le vino de la Fundación Mutua Catalana, que organiza un concurso de pintura anual. Estimulado por la convocatoria, el año pasado hizo un primer cuadro, que consiguió el segundo premio. «Aquello me dio mucha fuerza para ponerme a pintar», admite Eduard, que a partir de aquel momento se puso a producir la serie a cuadros que ahora están expuestos.

La confirmación que iba por el buen camino le llegó este mismo año, al ganar el primer premio de este mismo concurso con el cuadro En el azul está la libertad. «Reconocimientos como estos son muy estimulantes, y hacen que trabajes, trabajes y trabajes», asegura.

Madre Internum es un trabajo de tonalidades azules con una placidez aparente, sobre las cuales se despliegan pensamientos relacionados con el proceso vital o el medio ambiente. Así, en su pintura, Eduard Virgili reflexiona sobre cuestiones como la contaminación, la sobrepesca, la pederastia, la descomposición de los cuerpos o el olvido en la memoria familiar.

El autor asegura no sentirse obsesionado con el hecho de que el espectador descifre el mensaje exacto de su pintura, apuntando que tiene bastante con su convencimiento a la hora de plantearlo.

La exposición, que se inauguró el pasado 11 de octubre, se podrá visitar hasta el lunes 18 de noviembre. Todas las obras de la muestra están en venta, y el pintor tarraconense admite que, una vez superada la vergüenza de sacar a la luz una obra tan personal, se siente muy satisfecho con la acogida que ha recibido, así como por la apuesta de los responsables del Espacio Nautilus por su trabajo.

Con respecto al futuro en este campo que justo empieza a explorar, Eduard Virgili apunta que su intención es «seguir trabajando en alguno de los cuadros que más me gustan, y preparar alguna otra exposición». A la vez, el joven pintor sigue presentando obras a concursos, porque, admite, los certámenes «son un buen estímulo», y no sólo por el lado económico, sino, sobre todo, concluye, como impulso para la creación artística.

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