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Centenares de vecinos de Bonavista expulsan unos ocupas con una protesta

Los antidisturbios de los Mossos d'Esquadra hicieron acto de presencia y hacia las once de la noche Francisco Sánchez pudo recuperar su casa

Con la camisa rayada, Francisco Sánchez, sábado esperando delante de su inmueble.

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Centenares de vecinos del barrio de Bonavista y de barrios próximos se acercaron el sábado a la calle Quatre para protestar contra la presencia de unos ocupas. Finalmente, después de cerca de seis horas de manifestación continuada en las puertas del inmueble, los ocupas se marcharon por miedo a lo que pudiera pasar. Los propietarios, Francisco Sánchez y Francisco Javier Sánchez, un padre pensionista y un hijo con incapacidad declarada del 57%, ya han recuperado su casa después de dos años viviendo en un coche. Eso sí, el inmueble se encuentra «destrozado» por dentro, aseguran.

La protesta estaba convocada a las cinco de la tarde, pero desde antes ya había gente. Una hora más tarde, ante la concentración de personas -Emilia Carrasco, miembro de la Asociación de Vecinos, afirma no haber visto a tanta gente en una protesta en el barrio «desde los años vuitanta»-, la unidad de antidisturbios de los Mossos d'Esquadra hizo acto de presencia. Según fuentes del cuerpo policial, no hubo incidentes relevantes, pero algunos de los asistentes se quejaron del trato recibido por parte de algunos agentes. Ana Martínez, que da apoyo a la familia en cuestiones legales y que el sábado era a la protesta, expresaba que «se pusieron a malas» y «amenazantes», les intentaron echar de la calle y finalmente aunque escuchaban ruidos de estropicios en el piso ocupado y reclamaban que lo fueran a mirar, la situación continuó.

Por su parte, el cuerpo policial levantó un acta para los juzgados, identificando y tomando declaraciones al padre de la familia. Fue, este, uno de los momentos más tensos, según apunta la entidad vecinal, ya que los concentrados se pensaban que se lo llevaban detenido. Tuvo que intervenir la presidenta, Loli Gutiérrez.

Más de seis horas

La concentración duró más de seis horas, entre las cinco y más tarde de las once, cuando los ocupas finalmente se marcharon de la mano de un coche que despertó la curiosidad de los asistentes. «Estábamos enfadados y nos daba igual que nos pegaran», asegura Ana Martínez. Después de intentar el diálogo, los cortaron los suministros de agua y luz.

Más tarde, quisieron hacer un pacto para poder marcharse al cabo de dos meses, una posibilidad que no fue aceptada por los manifestantes. «Ya llevaban cuatro años viviendo allí sin pagar», comentaba Martínez. Una vez, ya a medianoche, padre e hijo pudieron entrar, se encontraron enchufes arrancados, la conexión del gas y puertas roturas y residuos repartidos. Al mismo tiempo, vecinos del mismo edificio reportaron algunos destrozos en la escalera|escala comunitaria.

Solidaridad más allá de un día

Dada la situación del piso y la economía de la familia, los vecinos se han empezado a organizar tanto para limpiar como para hacer otras tareas o, incluso, conseguir ropa y otros. Quien quiera echar una mano, lo puede hacer dirigiéndose a la Asociación de Vecinos. Ha sido la misma entidad quien ha hablado ya con la comunidad musulmana del barrio –los ocupas pertenecen– a fin de que sea la misma comunidad quien vigile a fin de que no vuelva a suceder –la familia que ocupaba el piso ya había ocupado otro anteriormente dentro mismo de Bonavista.

La Asociación de Vecinos

La protesta fue organizada a través de la Asociación de Vecinos y su presidenta, Loli Gutiérrez, fue quien pidió el permiso. También, la entidad consiguió a un abogado gratis para ofrecerle al afectado, Francisco Sánchez. Algunos, sin embargo, se han quejado a las redes por|para la actuación de la asociación, a a quién acusan de haber intentado desconvocar la protesta y a Gutiérrez concretamente de marcharse del lugar antes de tiempo. Emilia Carrasco, miembro de la asociación, explica que «es injusto» ya que se fue por causas laborales, así como para cumplir con el permiso solicitado, que era tan sólo de una hora. Aun así, fueron Gutiérrez, Sánchez y Martínez los que subieron al piso a reclamar a los ocupas que se fueran, sin respuesta. «Ella dio la cara en todo momento y cuando se marchó había otros miembros de la Asociación de Vecinos que se quedaron», explica Carrasco. «Más que con eso, nos tenemos que centrar en lo que conseguimos», concluye.

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