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Sant Pere i Sant Pau clama contra la suciedad causada por los contenedores subterráneos

Los camiones de limpieza escupen en la calle litros de agua sucia proveniente de la lluvia que se filtra en los contenedores a causa de un error de diseño

Ayer mismo, un vecino del barrio denunciaba la suciedad que tiraba un camión de limpieza.

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La escena siempre es la misma: un camión de limpieza carga la basura y, al prensarla, escupe litros de agua sucia en el pavimento, generando un gran charco de suciedad a su paso. El fenómeno se produce en decenas de contenedores subterráneos que, a causa de un error de diseño, se llenan de agua de la lluvia que se mezcla con la basura. Los vecinos de Sant Pere i Sant Pau, uno de los barrios más afectados, están hartos de esta situación y, habitualmente, denuncian esta situación a través de las redes sociales.

«La idea de los contenedores subterráneos era buena, pero tendría que haber un alcantarillado para el agua de la lluvia. Aquello es una fosa y no hay ninguna salida en ningún sitio», explica Luis Trinidad, presidente en funciones de la asociación de vecinos de Sant Pere i Sant Pau. Los contenedores más afectados son los que se encuentran en una pendiente. Cuando llueve, el agua se filtra hacia el gran cubo de cemento armado, que no está diseñado para absorber agua. El problema se encuentra en el sellado de los recipientes de metales con el pavimento de la acera.

«Es un error de diseño. Las cubetas son herméticas, están hechas de cemento armado y no filtran el agua», describe Alex Ruiz, encargado de FCC en Tarragona, la empresa que gestiona la recogida de basura en la ciudad. Las prensas de los camiones pueden absorber una calidad de líquido razonable, «hasta 10 botellas de agua», según Ruiz, pero son incapaces de retener los litros de agua que se acumulan en los contenedores, que tienen una capacidad de entre 6 y 7 metros cúbicos de agua.

Las críticas vecinales no son nuevas. Trinidad recuerda que algunas quejas ya se produjeron hace tres años. En el 2016, los técnicos municipales ya empezaron a pensar que la solución pasaba por la retirada de estas islas que se podría producir en los próximos meses. En enero, y después de fuertes críticas de la oposición por el contrato de la limpieza, el plenario municipal aprobaba la retirada de 119 islas subterráneas. Ruiz calcula que entre 20 y 30 de estas islas, ubicadas en SPiSP, en Torreforta y en el centro, se inundan cuando llueve.

El presidente de la asociación de vecinos La Unió de SPiSP, Gabriel Muniesa, propone como solución temporal antes de la retirada de los contenedores hacer un agujero en los contenedores para filtrar el agua en el subsuelo. Ruiz, sin embargo, lo descarta de lleno: «Está prohibido. No se puede verter agua contaminada al subsuelo», afirma. Muniesa asegura que las cubetas de cemento se encuentran por debajo del nivel del alcantarillado, hecho que dificulta que el agua de la lluvia se pueda derivar a las alcantarillas. Los primeros contenedores subterráneos se instalaron entre el 2006 y el 2007. La actuación costó 7.118.071 millones de euros que van ser financiado al 80% con fondo de la Unión Europea (el otro 20% lo pagó el Ayuntamiento).

Los problemas de los contenedores subterráneos traspasan Tarragona y son decenas los municipios catalanes afectados por su mal funcionamiento. Localidades barcelonesas como Molins de Rei y Cardedeu también estudiaban en el 2017 sustituirlos por contenedores convencionales. En Tarragona, en el 2016 los vecinos ya se quejaban por los malos olores del líquido procedente de los desperdicios que se acumula en el fondo de los agujeros y que, entonces, se convertían en un foco de ratas y cucarachas.

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