Diari Més
Pau Ricomà Vallhonrat

Alcalde de Tarragona y militante de Esquerra Republicana de Catalunya

Política

«El pacto con la CUP no va de plazos ni de líneas rojas, sí de confianza»

Ricomà dice que «ser el primer alcalde republicano después de tantos años me provoca emoción y responsabilidad»

Ricomà fue investido alcalde de Tarragona el día 15 del pasado mes de junio, convirtiéndose en el primero de carácter independentista de la era democrática.

Pau Ricomà, alcalde Tarragona, izquierda, ERCGerard Martí

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—La próxima semana hará tres meses de su toma de posesión como alcalde de Tarragona. ¿Cómo ha vivido estos primeros días de mandato?

—Han sido intensos, intensísimos. El relevo en la alcaldía se hizo en verano. También llevo Cultura y en este periodo del año hay muchas fiestas, como las de Sant Magí y Santa Tecla, que traen mucho trabajo, pero el resultado es satisfactorio. También nos encontramos en fase de recomponer la casa, de analizar cómo está. Será la línea de partida de los próximos presupuestos.

—¿Cómo ha encontrado los cajones del Ayuntamiento?

—La situación organizativa es muy mejorable. He encontrado que había una gran falta de organización, cosas que tienen que ir por un canal e iban por otro.

—¿También en cuestiones de especial relevancia?

—En muchos temas, intuíamos que nos encontraríamos con alguna cosa que resolver. Lo intuíamos porque estuvimos en la oposición. Cuando entras, ves que hay asuntos que estaban mal enfocados.

—¿Me puede poner un ejemplo?

—Nos encontraron cosas no presupuestadas. Hemos tenido que poner 400.000 euros para el mantenimiento del ajardinamiento de la Anilla Mediterránea. Se hizo un proyecto que no es demasiado sostenible.

—¿Qué sentimientos lo invadieron cuando fue investido alcalde de Tarragona el 15 de junio?

—Sentí la alegría de mucha gente que estaba orgullosa y que lo vivió con esperanza. Tarragona tiene que ser una ciudad del siglo XXI. Mucha gente lo vio como una gran oportunidad, y así lo viví yo.

—Usted es el primer alcalde republicano de Tarragona, precisamente desde la República. Este también fue un hecho significativo.

—Ser el primer alcalde republicano después de tantos años me provoca emoción y responsabilidad. Sientes que formas parte de una larga historia. Cuando me nombraron alcalde tuvimos un recuerdo para los alcaldes republicanos, que dejaron un legado importante. Nosotros somos herederos de ellos.

—Cuando finalice su mandato de cuatro años, ¿cómo lo notará la ciudad?

—No hay ninguna ciudad que esté acabada. Cuatro años pueden servir para avanzar mucho. Tarragona lo tiene que hacer en cohesión urbana, pero tardará tiempo. Tenemos que dar los primeros pasos. Los consejos de distrito y la cultura pueden transformar la ciudad en poco tiempo.

—La creación de consejos de distrito fue una de las propuestas que hizo en la campaña electoral. ¿Qué pasos se han dado para su constitución?

—En agosto, todo se detiene. Trabajamos con tres equipos: de técnicos, políticos y ciudadanos. Los dos primeros ya están en marcha y ahora falta que lo haga el de los ciudadanos. Tenemos que trabajar en la normalización de un calendario y avanzaremos con determinación. También queremos presupuestos participativos reales.

—La primera convocatoria, hecha por el anterior gobierno municipal, tuvo una respuesta ciudadana muy modesta.

—Cambiaremos el sistema y la cuantía. Forma parte de la organización participativa que queremos implantar. No se hará una votación siguiendo un sistema digital. Los presupuestos participativos no son una moda. Tienen que ser el resultado de una política que favorezca la participación ciudadana.

—El anterior alcalde, Josep Fèlix Ballesteros, dijo hace unos meses que, después de Santa Tecla, se sometería a votación popular el nuevo pavimento de la Rambla Nova. ¿Mantiene este calendario?

—No tenemos que hacer lo que dijo el anterior alcalde, pero es cierto que en los próximos presupuestos tiene que estar reflejada una modificación. Es una prioridad. Queremos dignificar la Rambla y, también, el centro de Tarragona. El núcleo histórico es el más icónico en cualquier ciudad y la Rambla, con sus monumentos, como los de los castells, los herois o el de Roger de Llúria, es un elemento simbólico que tiene que mejorar.

—¿Hay propuestas que hacía en la oposición y que no podrá hacer como alcalde?

—Hay un proceso de cambio de la oposición al gobierno. Ves el bosque, pero cuando te adentras hay árboles caídos y este se tiene que limpiar. Necesitamos presupuestos sólidos para definir las líneas de gobierno. Ya estamos haciendo cosas decisivas, como en el ámbito de la limpieza, en la que hemos puesto sanciones, o el control de las terrazas, y hemos creado una línea de autobús muy reclamada para unir Ponent y las playas. Son actuaciones que tenemos que vestir con una línea estratégica a partir de los presupuestos.

—Los presupuestos del 2020 serán los primeros del actual equipo de gobierno. Actualmente, trabajan con los que diseñó el anterior, el de PSC y PP.

—Es evidente que se verán cambios. Los asuntos más profundos serán los que tardarán más en hacerse. Coser la ciudad es un objetivo que puede tardar generaciones, pero es importante empezar a hacerlo.

—¿Qué puede hacer su gobierno con proyectos que inició el anterior, como es el caso de la urbanización de la Budellera?

—Hay quien dice cosas que no son ciertas. La Ley de Urbanismo dice que, hasta que un proyecto no esté aprobado definitivamente, se haya hecho la reparcelación y las máquinas estén trabajando, no se tiene que indemnizar. En todo caso, sólo el coste de los proyectos. Es la diferencia entre el PP-10 –el conocido como de Ikea– y el de la Budellera.

—Por lo tanto, ¿no se ejecutará el de la Budellera?

—Los tarraconenses pueden estar tranquilos con respecto a este proyecto. Ya estábamos en contra cuando estábamos en la oposición. Nuestra posición es la misma.

—¿La CUP, entrará a formar parte del gobierno?

—Trabajaremos para que se pueda hacer. Las prisas no son buenas. Hay que buscar encajes, que todo el mundo se sienta cómodo con el pacto. No va de plazos ni de líneas rojas, sí de confianza y de propuestas con que se pueda trabajar de manera conjunta.

—¿Cómo se encuentra gobernando en minoría, a pesar de los muchos puntos en común que tenía ERC con otros partidos durante la campaña electoral?

—Tiene su punto. Somos conscientes, desde el inicio del mandato, pero nadie entendería que no hubiera el apoyo mayoritario existente de los partidos, a pesar de la diversidad de criterios que hay en el pleno. Este es un camino de fondo. No hay nada que esté cerrado.

—¿Por qué muchos programas electorales de formaciones bastante diferentes tenían puntos de coincidencia?

—Muchos partidos recogimos aquello que había en la calle, la necesidad de cambio en una sociedad transversal pero que es mayoritaria, lo que nos permite gobernar.

—De hecho, Dídac Nadal, portavoz de Junts per Tarragona, preside la empresa municipal Espimsa.

—Tarragona es un caso singular. Gobiernas con pactos con JxT y la CUP, y queremos profundizar en esta relación. Tenemos que encontrar puntos de coincidencia con que trabajar.

—¿Qué le hace una ilusión especial conseguir en este mandato?

—Que, realmente, los canales de participación que pondremos a disposición de los ciudadanos sean útiles, que la convivencia sea un valor respetado por todo el mundo y que la ciudad esté más cohesionada. Todo eso tiene que ver con avanzar en aspectos como el urbanístico o el de la cultura. Espero presentar un balance positivo dentro de cuatro años.

—¿Tiene en la cabeza propuestas nuevas que todavía no ha hecho públicas?

—En el apartado de cultura tengo ideas que hierven, pero que hay que trabajar. No queremos levantar expectativas.

—El miércoles de la próxima semana se celebra la Diada Nacional de Catalunya. ¿Habrá cambios?

—No. El viernes día 6 habrá un acto institucional en Casa Canals, con la presencia del presidente del Parlament, Roger Torrent. El acto del 11 de Septiembre en Tarragona será el habitual.

—¿Se vivirá con un independentismo dividido?

—Tiene que haber objetivos comunes y estratégicos compartidos. La opción independentista es muy transversal, la transversalidad es el principal valor de este movimiento independentista y se tiene que mantener. Es bueno compartir objetivos y que estos sean entendidos como positivos dentro de la diversidad.

Pau Ricomà en su despacho en el Ayuntamiento, con las imágenes de los presidentes de la Generalitat Quim Torra y Lluís Companys detrás.

«El pacto con la CUP no va de plazos ni de líneas rojas, sí de confianza»Gerard Martí

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