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Medio ambiente

El Port de Tarragona y Tarraco Felina colaboran para controlar la colonia de 188 gatos en la zona

Desde 2014 la entidad animalista ha atendido a 246 felinos

Un grupo de gatos pasea en el Faro de la Banya, al final del paseo de la Escullera.

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De noche, los corredores, patinadores y ciclistas que se acercan hasta el Faro de la Banya los detectan por el brillo de los ojos que sobresalen entre las rocas en medio de la oscuridad. Viven desde hace años repartidos por el paseo de la Escudellera hasta la torre luminosa, y más allá. Saben perfectamente dónde está la comida y detectan al vuelo cuando llega el cuidador con el pienso y el agua. Los gatos que habitan en esta zona del Port de Tarragona sólo representan la punta del iceberg de la colonia de gatos ubicada en las instalaciones portuarias.

Más allá del muro que separa muelles y remolcadores del paseo y el mar, 188 gatos se esconden, actualmente, entre la multitud de rincones que ofrece la extensa superficie del Port. Los datos, actualizados con precisión, los facilita Isaac Aixalà, presidente de la asociación Tarraco Felina y la persona que conoce mejor la situación de los gatos que habitan en el Port. Desde 2014, su entidad colabora con la Autoridad Portuaria para controlar la colonia de gatos. El equipo de este cuidador, formado por tres personas más, esteriliza y cura los animales en un trabajo, estrechamente coordinado, con trabajadores, Guardia Civil y estibadores.

Las capturas son constantes. «Hace unas semanas se paró la descarga de un barco durante unos minutos para que me pudiera acercar y capturar una gata escondida en el muelle», explica Aixalà. Delante de la colonia descontrolada que apareció hace unos años, la entidad animalista empezó a trabajar en las instalaciones. El convenio firmado entre las dos partes, –que este año ha aumentado hasta los 3.000 euros anuales– ayuda a cubrir gran parte de los gastos que suponen vacunar y sacrificar los animales cuando envejecen. Desde la Dirección de Sostenibilidad del Port hacen un balance positivo de estos cinco años de trabajo conjunto. «Desarrollan una gran tarea beneficiosa desde el punto de vista medioambiental y de salud pública», expresan fuentes de la Autoridad Portuaria que celebran que se haya podido controlar la colonia en el paseo de la Escudellera.

La captura es el primer paso. «Bajar al barro», dice Aixalà. Un trabajo, sigue que, a veces, «no es muy agradecido». Desde 2014, la entidad ha atendido un total de 246 felinos, 40 de los cuales han sido adoptados y el resto han ido muriendo. A menudo son los mismos trabajadores del Port los que avisan a los voluntarios de la entidad que disponen de tarjetas con acceso a las instalaciones para trabajar a cualquier hora del día y con las que se pueden mover por todas las zonas del muelle.

Repartidas por la superficie de las instalaciones hay unas 18 colonias formadas entre 5 y 20 animales. La proliferación de los gatos es rápida, ya que una hembra puede llegar a parir hasta seis cachorros. Los veterinarios los extraen el útero y la matriz para evitar que se puedan seguir reproduciendo. «En Tarragona siempre ha habido gatos y el Port es un calador», explica.

Desde el Port subrayan la importancia del control de la colonia para «mantener una población estable y sana que, con su presencia, también contribuye a evitar la proliferación de roedores y otras plagas». «La sensación es que hay menos gatos que antes», comenta Aixalà, que denuncia la actitud de grupos de jóvenes que atacan los animales tirándoles objetos y dando patadas. «Hay mucho de cafre», observa.

El trabajo de Tarraco Felina no se limita a las instalaciones portuarias. En los próximos días, junto con dos otras entidades, harán capturas en el Consorci d'Aigües de Tarragona, ubicada en la Autovía de Reus, después de que la colonia haya aumentado hasta la veintena de animales.

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