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La Reial Societat Arqueològica de Tarragona ve «prioritario» retirar los arbustos de la Muralla

Pinedo reconoce la «urgencia» de la situación provocada por las raíces que resquebrajan la piedra y son un conductor de agua

En la plaza del Antic Escorxador, los arbustos crecen sin control y ponen en peligro la estructura de la Muralla romana

La Reial Societat Arqueològica de Tarragona ve «prioritario» retirar los arbustos de la MurallaGerard Martí

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El presidente de la Reial Societat Arqueològica de Tarragona (RSAT), Joan Vinney Arbeloa, cree que se tiene que actuar «con cierta prioridad» para retirar los arbustos y matorrales que crecen encima de algunos tramos de la Muralla de Tarragona. El arqueólogo recuerda que las raíces resquebrajan la piedra y son un foco de agua y humedad que afectan «a la estabilidad» de la estructura. El concejal de Patrimonio, Hermán Pinedo, reconoce la «urgencia de la situación» y ha encargado un informe para conocer la situación sobre la «vegetación invasiva» de la fortaleza romana.

En la época medieval los trabajadores de las pedreras utilizaban madera mojada para extraer la roca de las montañas. Agujereaban la piedra y colocaban madera húmeda que, cuando se hinchaba, rompía la piedra. La existencia de arbustos y matorrales en algunos tramos de la Muralla crean una situación de riesgo que, a una escala más reducida, puede reproducir este fenómeno y dañar la piedra.

El tramo de fortaleza ubicado en la plaza de l'Escorxador, a unos metros del edificio del rectorado de la URV, es una de las partes afectadas donde crecen arbustos sin control. «Cuánto más tiempo pasa, más afecta a la estructura», afirma Arbelos. Pinedo reconoce que es necesario retirar esta vegetación porque «estropea la superficie de los restos arqueológicos y puede causar problemas mayores de carácter estructural».

La Ley del Patrimonio Cultural Catalán obliga al propietario del monumento a hacerse cargo del mantenimiento. El tramo del rectorado es del Ayuntamiento. El concejal de Patrimonio reprocha el trabajo del anterior gobierno socialista por no elaborar un calendario de actuación y llevar a cabo una actuación «reactiva y no proactiva», hecho que ha provocado que se haya generado una situación que se tiene que resolver con urgencia. En algunos puntos de la muralla, explica que «se han dejado crecer plantas trepadoras que son parásitos que se adhieren al terreno para absorber más lejos, agujereando la roca mientras crecen».

Las raíces de los matorrales distorsionan la piedra y, además, son un conductor de agua. El presidente de la RSAT apunta en la necesidad de revisar la ubicación de cañerías de agua que provocan el vertido de agua de manera continúa sobre la piedra. La negrura en la muralla, fácilmente apreciable en algunos puntos, es la prueba del rastro que la humedad deja en la fortaleza de 2.200 años de historia. Un ejemplo es el tramo de la Via del Imperio Romà, a pocos metros del Portal del Roser.

Informe técnico

El concejal de En Comú Podem ha encargado recientemente un informe a los técnicos municipales para conocer con profundidad la situación de los arbustos y para estudiar y abordar una futura actuación que, avisa, es «cara y complicada». Mientras tanto, ayer mismo, el Ayuntamiento ejecutó una «limpieza urgente» en el desagüe de la Font d'Esglaons, delante de la Torre de Minerva, para eliminar los restos orgánicos vegetales con larvas de mosquito que se habían detectado en la zona y que, según Pinedo, han proliferado durante el verano a causa de «la falta de mantenimiento».

El arqueólogo Arbeloa coincide en que el mantenimiento de los últimos años no ha sido el adecuado y que así lo demuestran los desprendimientos de pequeñas piedras y arena que se producen, aproximadamente cada dos o tres meses. «Denotan una falta de mantenimiento», observa. «Siempre se actúa cuando surgen los problemas», añade el presidente de la Arqueològica. Arbeloa espera reunirse a partir de septiembre con el concejal de Patrimonio, Hermán Pinedo, para hacer «una buena diagnosis» del estado de la fortificación romana y «calcular los recursos necesarios» para abordar el mantenimiento. El arqueólogo explica que se tienen que estudiar las especies de aves que anidan en la muralla, algunas de ellas especies protegidas. Para hacerlo, recomienda que a los trabajos de arquitectos y arqueólogos, se sumen también biólogos.

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