Diari Més

Conflicto

El ascensor construido en la acera de la calle Goya puede acabar en la Justicia

Unos vecinos afirman que la obra no está finalizada y que «se han puesto puertas metálicas, cuando el proyecto dice que tienen que ser de madera»

Espacio donde tendría que estar el acceso al piso de los padres de Ramiro.

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No todos los vecinos del número 12 de la calle Goya están de acuerdo en cómo se han llevado a cabo las obras de construcción de un ascensor aprovechando la acera, el primero de estas características que se hace en Tarragona. El ascensor entró en funcionamiento a inicios del pasado mes de julio, pero no ofrece su servicio a toda la comunidad de vecinos. Los residentes en uno de los pisos de la planta segunda incluso están dispuestos a llevar el caso ante la Justicia. El motivo a deliberar es el presunto incumplimiento del contrato.

José Ángel Ramiro, hijo del matrimonio residente en esta vivienda, de 81 y 82 años, respectivamente, donde también vive su hermano con síndrome de Down, ha expuesto a esta redacción las divergencias existentes. Ramiro ha manifestado que el caso está siendo estudiado por sus abogados y «es posible que en septiembre presentemos una denuncia». Según explica, «las obras no están finalizadas y en el contrato se establece que las nuevas puertas de las viviendas tienen que ser de madera, con la opción de cambiarlas por unas de seguridad, pero se han puesto de aluminio, cosa que no consta en el contrato». «La parte de obra correspondiente al piso de mis padres está por acabar, con todos los inconvenientes que este hecho supone», ha dicho. «Alguien decidió que las puertas fueran metálicas, sin convocar ninguna reunión ni consulta», ha comentado.

Ramiro ha declarado a esta redacción que «estoy de acuerdo en mejorar el acceso a la vivienda, pero nadie puede tomar la decisión de que se ha adoptado de manera unilateral». «Me niego al hecho de que me den las llaves porque, de esta manera, se podría interpretar que doy la obra por buena, cuando no es así porque está inacabada y no es lo que se había acordado», ha recalcado.

Ramiro lamenta que «digan que soy moroso porque todavía no he pagado la parte que me corresponde, y no lo pienso hacer hasta no ver la obra acabada y según lo que ponía en el contrato: no nos negamos a pagar». Además, «después de las obras que han hecho, todo está peor que antes de empezarlas, al menos con respecto a casa de mis padres».

Un acceso imposible

Ramiro escribió una carta a los industriales de la obra donde especificaba que «sin consultar a nadie, la comunidad y el constructor han puesto puertas de aluminio y nos han negado el derecho a poner la puerta de seguridad, siempre diciendo que nos dejaban». «No han querido ponernos la puerta de madera y han dejado el agujero de esta más ancha de lo que correspondía», ha añadido. La empresa lo respondió diciendo que, «revisada la documentación de obra, nuestro equipo técnico nos confirma que la ejecución de las puertas de acceso a una galería se ha realizado de acuerdo en lo que fue solicitado por la comunidad». El acceso a la vivienda desde el ascensor «se hace por este espacio, donde está el lavadero», ha recalcado Ramiro.

El proyecto ha consistido en construir la caja del ascensor en la acera –una torre de obra de la misma altura que el edificio–, con la puerta situada a unos dos metros de distancia de la fachada del bloque de viviendas y con acceso desde la calle. Coincidiendo con cada rellano, se ha habilitado una zona de paso que enlaza el ascensor con las viviendas, a nivel de cada uno de los cinco rellanos. En el caso de los padres de Ramiro, el acceso a su casa todavía no se puede utilizar.

Por otra parte, Ramiro ha denunciado que «se están produciendo humedades porque han puesto aparatos de aire acondicionado en el terrado, y el agua resultante se filtra». Ramiro ha dicho que alguien se tendrá que hacer cargo «de esta situación» y ha clamado para que «las cosas se hagan bien y sin perjudicar a nadie».

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