Diari Més
Alicia Caboblanco

Miembro de la Asociación de Ilustradores de Tarragona, AIT

«En Tarragona, en el sector de la ilustración, hay una especie de desierto»

La reciente creada Asociación de Ilustradores de Tarragona se presenta con la exposición colectiva ‘El malentès’, en el bar La Cantonada

Caboblanco durante la inauguración de la exposición 'El malentès', este sábado en Tarragona.

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—¿Quién forma parte del colectivo del AIT y con qué finalidad se ha creado?

—Somos un grupo de alumnos y exalumnos de la Escuela de Arte de Tarragona que hemos visto que había mucha gente con ganas de hacer cosas, pero no se comunicaban entre ellos. Pensamos que una buena manera de hacerlo podía ser creando momentos y ocasiones para que surjan estas conexiones y, a la vez, se puedan retroalimentar, derivando en otras cosas. También queremos facilitar que profesionales con ideas similares se pueda encontrar, y así surjan nuevos proyectos.

—¿La asociación reúne únicamente ilustradores?

—Sí, aunque estamos abiertos a quien le apetezca venir. Principalmente es una asociación orientada a los profesionales. Nuestro trabajo es complicado, porque se está muy solo y, a la hora de trabajar, es útil e importante que todos tengamos una misma estrategia, porque a nivel profesional eso nos hace más fuertes. De manera individual pueden surgir situaciones delicadas, como que no se valore nuestro trabajo como un trabajo normal y se acaben cometiendo injusticias.

—¿Cuáles son los problemas más importantes que sufre la profesión?

—Uno de los principales viene motivado por el hecho de que este es un trabajo muy bonito y que todos los que lo hacemos, estamos puestos porque nos gusta mucho. Eso puede hacer que, cuando alguien nos hace una oferta, aunque sea precaria, nos emocionemos y se nos haga la boca agua, y la cuestión económica pase a un segundo plano. Pero cuando aceptas este tipo de trabajos, porque la oferta te gusta y has decidido que te es igual cobrar menos, los clientes se acostumbran y ya te hacen siempre esta oferta de mínimos. Esta es una de las cosas que pensamos que, como asociación, nos es más fácil de gestionar.

—Años atrás el sector editorial era el principal cliente de la ilustración. ¿Todavía lo es?

—Este es otro de los problemas que sufrimos. El sector editorial es una vía, pero hoy en día la ilustración se puede aplicar a todo lo que se quiera. A todo el mundo le gustan las cosas bonitas, y si una cosa es bonita, es muy posible que detrás haya un ilustrador. Si una imagen es chula, agradable o te hace reflexionar, se puede aplicar tanto para un diseño de unas sartenes como para llevarlo a galerías y hacer una cosa similar a lo que se hace con la pintura. Ahora no hay un camino marcado, puedes acabar trabajando para Nike y hacerte rico, o i·lustrar libros de texto infantiles y también vivir de eso.

—¿Cómo se encuentra el sector de la ilustración en Tarragona?

—Otro de los problemas que nos encontramos es que la única asociación que había era el APIC (Asociación profesional de ilustradores de Cataluña). Nosotros buscamos ser un nexo dentro del territorio, sin solaparnos con ellos. Aquí hay una especie de desierto, con mucha gente aislada que quiere hacer cosas. Al final, parece que la única manera de hacerlas es yendo a Barcelona, que está saturada de gente que llega para hacer estas mismas cosas. Queremos que, si el señor de la esquina quiere hacer una carta bonita para su restaurante, pueda contactar con una persona que vive aquí, que no tenga que ir a buscar a alguien de fuera, porque es poco práctico y tampoco tiene demasiado sentido.

—La AIT se presenta con una primera muestra colectiva, que lleva por título El malentendido. ¿Qué se puede encontrar?

—Quisimos buscar un tema y nos pusimos a trabajar todos en la misma dirección. Primero pensamos en la comunicación, y después en la falta de esta comunicación, que es una cuestión bastante presente en nuestra sociedad. En La Cantonada se puede ver el trabajo de dieciséis ilustradores. Nuestro objetivo es hacer de eso un proyecto a largo plazo, bien con exposiciones individuales, bien con muestras colectivas.

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