La Guardia Urbana de Tarragona empieza a multar las infracciones en patinete

Es una imagen fácil de ver en las calles de la ciudad. Patinetes eléctricos encima de la acera esquivando peatones, a veces a gran velocidad, saltándose los semáforos o incluso circulando con dos personas a bordo. Estas acciones están prohibidas, según el decreto municipal que regula el uso de estos vehículos. Después de una campaña de información a la ciudadanía sobre las normas de circulación que afectan a los patinetes eléctricos, la Guardia Urbana ha impuesto las primeras multas a usuarios infractores.

La Katerin Pérez (28 años) se mueve cada día en patinete eléctrico. No está al corriente de las normas de circulación que afectan a su vehículo pero cree que es peligroso que tenga que circular al lado de los coches. «No vamos a la misma velocidad», se queja. El pasado diciembre el Ayuntamiento aprobó un decreto por el que obligaba a los patinetes a circular para la calzada, lo más a la derecha posible y a un máximo de 25 kilómetros por hora. Pérez, que reconoce que se sube a la acera si hay mucho tráfico, reclama más carriles bici para estos vehículos. «No es justo que nos pongan multas si no tenemos carriles para nosotros», comenta. Oscar Robledo, que regenta un restaurante cerca del Parc Central coincide. Hacen falta más carriles bici.

Desde marzo y hasta el lunes pasado, la policía tarraconense ha impuesto dos sanciones. En el primer caso, la multa fue de 100 euros por un usuario que circulaba con una segunda persona encima del patinete. En otra ocasión, los agentes sancionaron con 200 euros a un infractor que no se detuvo correctamente en un semáforo. Si el sancionado paga en 20 días desde la notificación, la multa se puede reducir a la mitad.

Los vecinos apuntan a un cierto «desorden» en la circulación de estos vehículos. Es el caso de Ángel. «Tendrían que hacer algún cursillo de formación. También podrían hacer un carril específico», propone este vecino, que conoce varios casos de pequeños accidentes con peatones. «Lo veo bastante desordenado», explica.

Desde la terraza de su bar del Eixample, José Luis Comin pide más respeto a las personas que se mueven con este medio de transporte que ha proliferado en los últimos años. «Algunos corren que se las pelan. Tendrían que llevar casco», señala este hombre que reivindica que la acera «está hecha para los peatones». Núria Farrol, 30 años, ve positivo que el uso de los patinetes se extienda. A Farrol no le gusta viajar en bus. Si Tarragona tuviera un sistema de alquiler de uso compartido de patinetes eléctricos como otras ciudades del Estado, explica, lo tomaría como su transporte habitual. La concejalía de Mobilitat anunció que a partir de abril varias empresas que ofrecen este servicio podrían desplegar sus vehículos. A pesar de eso, las elecciones han paralizado la llegada de estas compañías extranjeras. El futuro Ayuntamiento elegido el 26-M tendrá que decidir si da luz verde definitivamente a este modelo de movilidad.

«¡Es la modernidad!», comenta, con prisas Pau, repartidor, en pleno servicio en la Part Baixa. «Que la gente vaya como quiera. Esta es una ciudad pequeña, no vamos tan apretados como en Barcelona», opina.