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Tres obispos y dos presbíteros suenan en la quiniela para sustituir a Jaume Pujol

Armand Puig y Nordbert Miracle encarnan la apuesta de la línea moderada de la iglesia ante los obispos de Barbastro y Tortosa

Jaume Pujol, arzobispo.

El arzobispo Jaume Pujol pondrá el cargo a disposición del Papa en febrero de 2019ACN

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Los presbíteros catalanes Armand Puig y Norbert Miracle se han colocado en dos nuevas casillas en la quiniela de nombres para sustituir al arzobispo de Tarragona, Jaume Pujol, quien presentó su carta de renuncia al hacer los 75 años el pasado 8 de febrero, tal como estipula el Código de Derecho Canónico. Sus nombres son los candidatos que más suenan entre la línea más moderada de la iglesia tarraconense, ante las apuestas ya conocidas por el obispo de Barbastro-Monzón, el aragonés Àngel Javier Pérez Pueyo, y por el obispo de Tortosa, el valenciano Enrique Benavent Vidal.

En medio camino entre unos y otros, un tercer nombre que podría contar con el visto bueno de Conferencia Episcopal Española (CEE) y la Tarraconense (CET): el menorquín Sebastià Taltavull i Anglada, actual obispo de Mallorca.

Mientras Jaume Pujol espera la decisión vaticana sobre su sucesor, fuentes próximas a la comunidad de presbíteros de Tarragona atribuyen la ruptura del secreto de sumario del caso de los 17 curas catalanes investigados por su actividad en el Seminario Pueblo de Dios –entre los cuales los rectores de Solivella y Alcover- a un intento de decantar la balanza hacia los candidatos que encarnan el ala más conservadora de la Iglesia. Ven, de hecho, que el actual conflicto entre España y Catalunya podría haber influido a través de los vasos comunicantes desde la política en la Iglesia.

Ángel Javier Pérez Pueyo

Después de que Jaume Pujol presentara su renuncia, el nombre de Ángel Javier Pérez Pueyo, obispo de Barbastro-Monzón es el que ha sonado con más fuerza. Conoce la diócesis tarraconense, ya que entre 1980 y 1985 estuvo destinado en el Seminario Menor. Como el resto de supuestos candidatos que circulan en los círculos de la comunidad de presbíteros de la CET, habla catalán, pero tiene un importante handicap: denunció el obispado de Lleida por retorno de las obras de arte de Sixena. En caso de sustituir a Pujol, Pérez Pueyo habría de lidiar con la opinión pública y con la incomodidad de ocupar un cargo jerárquicamente superior al de Lleida.

Enrique Benavent

El obispo de Tortosa, Enrique Benavent, es otro de los posibles candidatos que más suenan para ocupar el Arzobispado de Tarragona. Valenciano de nacimiento, habla catalán y su experiencia al frente del obispado tortosino, lo sitúan también como una de las mejores opciones para los más conservadores. Los que lo conocen aseguran que pertenece al ala dura de la Iglesia española. Fue obispo auxiliar de Valencia y su talante ultraconservador conecta con la línea marcada por el actual arzobispo de Valencia, el cardenal Antonio Cañizares, a quien no ha tenido problemas a meterse en lodazales políticos y sociales con declaraciones públicas como las que hizo sobre la unidad de España («La unidad de España es un bien moral») o sobre la familia («Existe una importante escalada contra la familia por parte de políticos ayudados por el imperio gay y ciertas ideologías feministas»).

Armand Puig

El actual rector del Ateneo Universitario San Pacià (AUSP) y profesor de Nuevo Testamento en la Facultad de Teología de Catalunya, Armand Puig, es uno de los candidatos moderados por quienes se decanta buena parte de la comunidad de presbíteros tarraconense. Tiene 66 años, es de la Selva del Camp y disfruta de un gran prestigio académico en el ámbito español y europeo. Presbítero de la archidiócesis de Tarragona y administrador parroquial de la Basílica de los Sants Màrtirs Just i Pastor de Barcelona, ha dedicado gran parte de su investigación a los evangelios sinópticos, al Jesús histórico, a la literatura apócrifa neotestamentaria, a las Homilías de Organyà , a las versiones bíblicas catalanas medievales y a la Basílica de la Sagrada Familia.

Por otra parte, el secretario adjunto de la Conferencia Episcopal Tarraconense, Norbert Miracle, es uno de los candidatos que, según fuentes próximas a la diócesis tarraconense, estaría bien visto dentro y fuera de esta.

Norbert Miracle

De perfil moderado y personalidad dialogante, Jaume Pujol lo renovó en el cargo como rector del Seminario Mayor Interdiocesano de Catalunya. Nacido en Torredembarra, Es Licenciado en Historia por la Universidad de Barcelona y en Teología fundamental por la Pontificia Universidad Gregoriana de Roma. Es, entre otros, delegado diocesano de Enseñanza y profesor de la Facultad de Teología de Catalunya y del Instituto Superior de Ciencias Religiosas Sant Fructuós de Tarragona.

Sebastià Taltavull

Sebastià Taltavull, actual obispo de Mallorca, sería un aspirante de consenso entre los círculos más abiertos y los más conservadores, pero su edad, próxima a la jubilación –tiene 71 años– lo sitúan sólo como un posible candidato de transición. Fue obispo auxiliar de Barcelona con Lluís Martínez i Sistach y está bien valorado como catequista. Su nombramiento contaría con la aprobación de la CEE y la CET.

La oportunidad de Poble de Déu

Fuentes próximas a la Conferencia Episcopal Tarraconense no esconden que, en el particular Juego de tronos que se juega con la jubilación de Jaume Pujol, la ruptura del secreto de sumario por parte del juez del Tribunal Eclesiástico de Vic del caso de los 17 curas investigados que formaban parte del Seminario Pueblo de Dios responde a una voluntad de desgaste y de imponer una línea más dura al frente del Arzobispado de Tarragona. Y es que, a pesar de ser miembro numerario del Opus Dei, Jaume Pujol posiciona en la vertiente más moderada de la institución.

El Seminario Pueblo de Dios, ya disuelto, se ha relacionado con prácticas sectarias y a una «doctrina sexual dudosa», aunque fuentes conocedoras del caso afirman que la investigación responde a una acusación puramente teológica. El Seminario Pueblo de Dios conectaba ideológicamente con el antiguo cristianismo y fundó una comunidad en la cual laicos y presbíteros compartían actividades, pero preservaban espacios para su intimidad. Con una ideología más lliberal que la ortodoxa, un artículo editorial provocó la denuncia en el Vaticano, que ordenó la suspensión cautelar de la actividad del seminario pero no la función presbiteral de los capellanes.

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