Diari Més
Florencia Aroca

De Tarragona a Örebro (Suecia)

«En Suecia hablar de la menstruación y del sexo no es ningún problema»

Florencia Aroca llegó a Suecia a los 13 años y ahora, plenamente integrada en Öbrero, se prepara para estudiar Medicina en la universidad

Florencia Aroca delante del castillo medieval fortificado de la ciudad de Örebro, en el sur del país.

«En Suecia hablar de la menstruación y del sexo no es ningún problema»Florencia Aroca

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—¿Cómo ha sido su trayectoria profesional hasta ahora?

—He estudiado la primaria y el bachillerato aquí. Al principio cuesta porque es un nuevo idioma, pero ahora ya hablo sueco perfectamente.

—¿Cuánto hace que vive en Suecia?

—Llegué a los 13 años.

¿Qué motivos la llevaron a marcharse de casa para ir a vivir al extranjero?

—En Cataluña no hay mucho trabajo y mis padres tenían que trabajar mucho para pagar la escuela. Mi hermano y yo estudiábamos en una escuela concertada. En Suecia, las condiciones de trabajo son mucho mejores, los sueldos son más altos y el país es muy tranquilo.

—¿Cuál fue su primera impresión del país al llegar?

—Me llamó mucho la atención el hecho que la gente no se saluda con dos besos, sino que se dan la mano cuando se presentan. El espacio personal es muy importante y las personas son bastante frías. Los suecos no hablan con desconocidos y son muy independientes.

—¿El cambio fue muy sorprendente?

—Fue un gran cambio, tanto por el idioma como por la cultura. Al principio observaba mucho para encajar con la gente.

—¿Cuáles son las principales diferencias entre Örebro y su casa?

­—Lo más sorprendente es que todo cierra a las seis de la tarde, ya sea en la capital, Estocolmo o en una ciudad más pequeña. Todo el mundo acaba de trabajar entre las cuatro y las cinco y los niños sólo van a la escuela por la mañana, de 8 a las 14 horas. La mayoría de la gente vive en casas en el centro, o bien en las afueras.

—¿Qué me recomendaría para visitar?

—Yo vivo en Örebro donde hay un castillo antiguo en medio de la ciudad que se puede visitar y es bastante interesante. También hay una parque de agua que se llama Gustavsvik. Si vienes a Suecia, no te puedes perder el kötbullar, unas albóndigas muy típicas del país.

—¿Qué destacaría de la manera de trabajar que tienen los suecos?

—Sólo he trabajado los fin de semana, pero se hacen muchas reuniones cada mañana para planificar las jornadas de trabajo y todo el mundo puede decir su opinión. Es muy importante que los trabajadores sientan que todo el mundo tiene la misma importancia. A los suecos no les gusta estresarse, por eso todo funciona de manera más lenta que en España.

—¿Ha vivido o le ha pasado algo curioso que no se hubiera imaginado nunca?

Lo peor de todo fue cuando me di cuenta de que la gente en Suecia es bastante fría y hablan de ti a tus espaldas. Lo que más me gusta es que aquí he tenido muchas oportunidades con la escuela y con el deporte.

—¿Qué deporte hace?

—Natación sincronizada en Örebro Simallians.

¿Qué es lo que más echa de menos de casa?

—A mí me encanta la playa y el sol y en Suecia no hay ni una cosa ni la otra. En invierno es bastante oscuro, pero la nieve es bastante bonita.

—¿Qué costumbre del país actual se llevaría hacia Cataluña?

—La libertad y la mentalidad de los suecos. Aquí la tolerancia, el respeto y el feminismo son temas muy importantes para las personas mayores y los niños que aprenden estos valores desde que son pequeños. Hablar de la menstruación y el sexo, por ejemplo, es habitual y no es ningún problema. No es ninguno big deal.

—¿Tiene intención de volver pronto?

—No. Este año empiezo a estudiar la carrera de Medicina y empezaré a trabajar. De todos modos, cada semana vuelvo a Tarragona por vacaciones y me lo paso muy bien.

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