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Vecinos de la Parte Alta denuncian robos de móviles en la calle

Algunos vecinos apuntan a los menores extranjeros no acompañados como los autores mientras el Centro de Acogida de Mercè lo rechaza

La calle de la Mercería donde, según Segovia, se produjeron cuatro robos de móviles en un día.

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El pasado jueves por la noche Àngels Tost presenció la agresión desde la ventana de su casa, a pocos metros de la Catedral. Era casi medianoche y una pareja se tropezó con tres chicos que les querían robar. El chico se enfrentó con dos de los asaltantes que lo tiraron al suelo y uno de ellos le propinó una patada en la cabeza. Instantes después, los tres atacantes huían por la calle Merceria. «Es una inseguridad, tanto de día como de noche», lamenta Tost.

La Guardia Urbana se reunió el viernes con una veintena de vecinos, preocupados por los robos, algunos con violencia, que aseguran estar sufriendo. Al encuentro, organizado por la Coordinadora de Entidades de Tarragona (CET), una chica denuncia que hace unos días un chico se le acercó por detrás mientras caminaba por el paseo de Sant Antoni y le cogió el móvil. Un hombre mayor se queja de que un grupo de chicos venden droga en la Parte Alta. «Tenemos miedo», asegura otra anciana. «Reclamamos más policía uniformada en la calle», exclama Quim Castellví, vicepresidente de la CET. Delante de los vecinos, el cabo de la Unidad de Mediación y Resolución de Conflictos, Joan Ferré, reconoce una «sensación de inseguridad». Explica que trabajan con patrullas de paisano y uniformadas, pero que «garantizar la seguridad al 100% es imposible». Recomienda siempre denunciar en caso de ser víctima de un robo y que el deseo del cuerpo es tener más patrullas para atender mejor estos delitos.

Algunos vecinos como Castellví apuntan a los menores extranjeros no acompañados que viven en el Centro de Acogida de la Mercè como los autores de estos hurtos y tráfico de drogas. Jordina Mora, coordinadora de los servicios de infancia de Intress, entidad que gestiona una parte de las plazas de este centro de la Generalitat, rechaza la versión de los vecinos y asegura que el grado de incidencia de actos delictivos de los chicos es muy bajo. Sólo recuerda el caso de un hurto y de eso ya hace tiempo. Explica que los chicos, la mayoría marroquíes y de entre 12 y 18 años no pueden salir del centro a partir de las 21 horas, también los fines de semana. «Cumplen todos, pero siempre hay alguien que se zafa», explica. Si los chicos no respetan los horarios, los educadores les prohíben salir el día siguiente o más de un día.

«Este chicos vienen a trabajar con el objetivo de insertarse a la sociedad. Se tiene que hacer un trabajo con la comunidad», comenta. Hasta que cumplen los 18 años los chicos están tutelados por la Generalitat. La desconfianza y miedo de algunos vecinos, sobre todo los mayores, hacia este colectivo de chicos inmigrantes se refleja en una anécdota que relata Mora. Unos chicos se acercaron a una anciana con la intención de ayudarla con las bolsas de la compra y la mujer se asustó porque pensaba que le robaban.

El pasado viernes, Anni Segovia cerraba una hora su tienda para asistir a la reunión con la Guardia Urbana. «En un día robaron el móvil a cuatro personas», asegura. En la madrugada del mismo día, dos chicos que huían de los Mossos d'Esquadra se colaron en su jardín. Segovia denuncia la ocupación ilegal de al menos dos pisos en la calle Sant Domènech y, como el resto de vecinos, critican la reincidencia de estos hechos delictivos. «Son delitos menores y los jueces son restrictivos a la hora de enviar gente a la prisión», explica el cabo.

Desde la entidad Intress, Mora mantiene que los chicos son conscientes de las noticias sobre delitos hechos por menores extranjeros. «Cuando ven estas noticias en la prensa se enfadan, porque por culpa de un chico reciben todos las consecuencias», observa. Como cualquier chico van a la escuela. A partir de los 16 años también hacen cursos de formación. Quieren empezar a trabajar muy pronto para enviar dinero a la familia. Algunos envían unos 100 euros a los padres, después de ahorrar las pagas semanales de 15 euros como máximo que reciben del centro por buen comportamiento.

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