Diari Més

«Se puede entrar en todas partes con el perro, los animales están muy integrados»

Tiene veinticinco años y se marchó a Italia en febrero para prosperar: Raquel Mena Pérez, muy sincera, reconoce que los primeros meses no han sido fáciles

Raquel Mena tiene 25 años y vive en Milan.

«Se puede entrar a todas partes con el perro, los animales están muy integrados»Cedida

Publicado por

Creado:

Actualizado:

––Qué motivos la llevaron a marcharse de casa para ir a vivir al extranjero|en el extranjero?

–En principio fue un poco el miedo de cómo seguir adelante. Mi situación, aunque mejorando, era un poco precaria y me oía|sentía fuera de lugar. En Tarragona, tenía un trabajo a Sentidos donde estaba muy a gusto, tenía los amigos y me sabía mover. Si hubiera tenido una pizca más de estabilidad, no lo habría pensado. Pero, en Milan, tenía una oportunidad y, por una vez, quería probar.

–¿Cuál fue su primera impresión del país?

–Había sido un mes el año anterior, en primavera, y hay que subrayarlo: durante la primavera. Fui a las manifestaciones por la libertad de Italia en abril, conocí gente muy agradable y la parte más urbana de Milan. Fue una experiencia muy bonita. Cuando llegué, en febrero, era bastante diferente. No había ni flores, ni manifestaciones. Mi bienvenida fue una gripe, que se repitió el mes siguiente. No estaba acostumbrada a aquel frío. Las cervezas y tenderse en el parque se convirtió, entonces, en viajes en autobús y en metro por la mañana con gente muy seria para ir buscar los documentos para la residencia, la tarjeta sanitaria, y leer cuentos infantiles para aprender el lenguaje básico.

–¿Fue muy sorprendente el cambio?

–Eché de menos detalles de la vida cotidiana, como los bocadillos, aunque parezca una tontería. En la televisión, todos los doblajes me parecían un ultraje, prefería el inglés o el castellano. Sin embargo, es normal cuando sales de tu zona de confort. Tampoco estaba acostumbrada a subir al metro cada día. Así que no, obviamente nada era como imaginaba. Si hubiera sido así, todo habría estado más fácil, pero los trayectos a la estabilidad son lentos. Me costó aceptar muchas cosas que, a estas alturas, no sufro tanto, como el hecho de no conocer a nadie, sintió sol... Lo vivimos muchas personas.

–¿Cuáles son las principales diferencias entre Milan y su casa?

–Una de las cosas que más me gustan y es muy simple es que aquí puedes entrar donde quieras con tu perro. En Tarragona, ya me hizo feliz poder viajar en autobús con los perros al transporten, sin embargo, aquí, incluso los perros grandes se pueden sentar contigo en el asiento. La mayoría de viviendas, para no decir todas, tienen una sala para la basura dónde cada día, el servicio comunal de la ciudad, viene a recogerla. Se tiene que reciclar rigurosamente y eso se aplica en todas partes|a todas partes. Algunos servicios de autobús son gratuitos, para no decir todos. Si es de madrugada y no pasan buses, puedes llamar a un número que se denomina Radiobus y el vehículo viene a una de las paradas más próximas a buscarte y te deja cerca de casa. Por otra parte, se come muchísima pasta de día y de noche. También se ve mucha agua con gas.

–¿Cuáles son los lugares más característicos de su ciudad de acogida?

–Por cualquier parte de la ciudad se puede ver arquitectura absorbente y cómo cambia de un distrito al otro. Como Paolo Sarpi, que es como Chinatown. Muchas de las bibliotecas son antiguos palacetes restaurados. La ciudad está llena de parques donde la gente improvisa música. Cada sábado, cerca del río del Naviglio, hay un mercadet artesanal y de cultura africana muy interesante.

–¿Le ha pasado algo curioso desde que llegó?

–Nunca me habría imaginado que, al cabo de cinco meses de estar aquí, estaría cuidando caballos o cocinando paellas para mucha gente en Sicilia. Me hace un poco de gracia.

–¿Qué es lo que más echa de menos de su casa?

–Cuatro cosas: Salem, mis amigos, el teatro y el mar.

–¿Qué costumbre se llevaría hacia Cataluña?

–La integración que se hace de los animales y, posiblemente, el sistema de transporte público.

tracking