Diari Més

Dr. Jaume Fontanet Torres: Ginecólogo jubilado

«Tarragona tendría que tener una estatua del médico que curó al emperador Augusto»

Este miércoles en las 18.30h el doctor Fontanet impartirá la conferencia ‘Antonius Musa, el metge que va guarir l’emperador August a Tarraco’

El doctor hará la charla en la Societat Arqueològica Tarraconense, en la calle Major de Tarragona.

«Tarragona tendría que tener una estatua del médico que curó al emperador Augusto»Gerard Martí

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—¿Qué sabemos de Antonius Musa?

—Era un médico, con toda probabilidad de origen griego, que llegó a Roma como esclavo y obtuvo la condición de esclavo liberado. Pensamos que se había formado en la escuela de medicina de Asclepíades, donde se trabajaba a partir del origen de las enfermedades.

—¿Cómo llega a Tarraco?

—No he encontrado ninguna referencia, pero en mi opinión hay dos posibilidades. La primera, que llegara como tantos otros, porque Tarraco tenía un gran atractivo para los romanos. Habría estado trabajando aquí, y Augusto pidió los servicios. No se entendería que el emperador hubiera confiado en un desconocido. La segunda teoría es que Musa ya era conocido por Augusto antes de ser emperador, y por eso vino a Tarraco.

—¿En qué estado se encuentra, al emperador Augusto, cuando llega a la ciudad?

—Augusto se marcha hacia Tarraco el invierno del año 27 aC. Llega con la intención de someter a los cántabros y los astures, y de esta manera conseguir el control total de toda la península hispana, y por eso enseguida se va hacia allí. El emperador era una persona enfermiza, sufría de artritis, tenía dolències en el hígado, en los pulmones... ¡Aunque llegó a vivir hasta los 77 años! Con el ambiente de guerra enfermó, y se encontraba con que los médicos de las legiones eran especialistas en medicina de guerra, realizaban amputaciones, cosían heridas, pero no eran médicos de medicina general. Probablemente el viaje de vuelta a Tarraco debió ser infernal, y llegó a la ciudad en unas condiciones pésimas. En esta época Augusto empieza a escribir sus memorias y a pensar en quien será su sucesor.

—¿De qué manera lo curó, Musa?

—Cuando se pone en sus manos, Musa hace todo el contrario de lo que entonces se hacía. Aplicó lo que había aprendido en la escuela de Asclepíades: las enfermedades las provocan unas partículas que entran en el cuerpo a través del aire, la comida, o la piel. Entonces, lo que hacía falta era procurar un ambiente saneado, cuidar el cuerpo y alimentarse con comida fresca, verduras. Plini el Viejo, refiriéndose al tratamiento que Musa aplicó a Augusto, lo resumió muy bien: «Una lechuga curó al emperador».

—Así pues, ¿el tratamiento fue efectivo?

—Sí. Podemos pensar que un ambiente como el de casa, con un médico empático, un clima benigno y unas noticias de la guerra que llegaban filtradas, hicieron que Augusto recuperara su estado general de siempre. Es decir, su mala salud [río].

—¿El emperador se lo agradeció?

—Sí. Se lo llevó de vuelta a Roma, le concedió el anillo de oro y lo liberó del pago de impuestos. Gracias a Musa, se dignificó la profesión de médico. Además, también hizo erigir una estatua, a imagen de la de Esculapio, y la colocó en su lado, en la isla de Tiberina.

—Desde el Col·legi Oficial de Metges de Tarragona han propuesto que la ciudad también erija una estatua a Musa.

—Sí, con motivo del 120 aniversario del Col·legi, queremos ofrecer en Tarragona la posibilidad de tener una estatua dedicada a Antoni Musa a imagen de la que hay en Roma. Pensamos que su intervención fue un hecho lo bastante importante, y pasó aquí mismo, hace 2.000 años. De momento estamos en contacto con el Ayuntamiento, y ya hemos encargado una, de 30 centímetros, para tenerla en el COMT.

—¿Cuál creen que sería el sitio más adecuado para colocarla?

—En la placita que hay al principio del Passeig Arqueològic, delante del Portal del Roser. Así los millares de turistas que vengan cada año a Tarragona podrían conocer su historia, y después ir a ver la estatua de Augusto.

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