Diari Més

Sílvia De Lamo Castellví: Profesora del departamento de Inginiería química de la URV

«De un grillo|gajo aprovechamos el 80%, mientras que de una ternera sólo el 40%»

La profesora de la URV impartió en el Cafè la Cantonada de Tarragona la charla ‘El futur de la nostra dieta: insectes i algues’

Sílvia De Lamo i Nerea García, estudiant de biotecnologia, abans de la xerrada que van oferir ahir.

«De un grillo aprovechamos el 80%, mientras que de una ternera sólo el 40%»Cristina Aguilar

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—¿Por donde pasa el futuro de nuestra dieta?

—Pasará por la obtención de nuevas fuentes de proteína. Para la obtención de la proteína animal utilizaremos insectos, y también obtendremos de las algas.

—¿Por qué tenemos esta necesidad de encontrar nuevas proteínas?

—El año 2050 tendremos nueve billones de personas en el planeta, y con el ritmo actual de producción de alimentos y el tipo de dieta que estamos siguiendo, seguir consumiendo la proteína animal como hasta ahora no será sostenible. Hay países en el tercer mundo que se están haciendo más ricos, como China y la India, y cuando las personas ganan riqueza quieren consumir proteína animal. Pero, como he dicho, la manera como estamos produciendo esta proteína no es sostenible. Por eso se buscan otras fuentes.

—¿Esta investigación ya se está haciendo?

—Hay países en Europa que son líderes en eso, como Bélgica, Francia, Holanda. En Dinamarca, por ejemplo, están trabajando en un proyecto por hacer rotondas que se conviertan en granjas para insectos, y también hacer ciudades sostenibles en insectos. En Holanda, tienen ya diferentes productos hechos a base de insectos, como hamburguesas o falàfels.

—¿Por qué los insectos sí que son una fuente sostenible?

—Depende del tipo de insecto. Hay que tienen un porcentaje de proteína muy elevado, y un tipo de grasas muy buenas, porque son ricos en ácidos grasos poliinsaturados o monoinsaturados, especialmente de tipo omega, y por lo tanto nos proporcionan unos nutrientes muy adecuados para nosotros. Por otra parte, la proporción de animal que podemos aprovechar con respecto al total es mucho más elevada: de los grillos por ejemplo aprovechamos el 80%, mientras que de una ternera aprovechamos del 35 al 40%. Además, como los insectos son animales de sangre fría, la conversión de lo que comen es más eficiente, y con menos emisión de metano.

—¿Los insectos los consumiremos de manera directa o integrados en otros alimentos?

—Se ha visto que una de las maneras de introducir esta fuente de proteína no es comer el insecto directo, porque el consumidor europeo muestra un rechazo frontal, sino a través de purés, preparados o harinas. El chocolate de insectos, por ejemplo, es una buena alternativa. De todos modos, se están haciendo experiencias con consumidores. Se está viendo que cuando se los informa sobre qué insectos consumirán, como se obtienen y como se preparan, empiezan a vencer el rechazo. La gastronomía tiene un papel crucial para la entrada de este alimento.

—¿Cuál sería el insecto rey?

—Hay algunos que se están proponiendo como los principales, porque hay más conocimiento sobre su sabor. Lo que es importante es ir a los países donde se están consumiendo determinados tipos de insectos y ver por qué se están consumiendo de aquella manera. Por ejemplo, hay que se pueden consumir incluso con el contenido intestinal, porque se ha visto que en el intestino tienen microorganismos que pueden ser beneficiosos para nosotros. En cambio, es saltamontes se ha visto que es mejor consumirla sin las patitas, porque se nos enganchan a los intestinos y nos pueden provocar un poco de estreñimiento. Una cosa que se consume mucho son los gusanillos que vienen de la harina, y las langostas , que son muy preciadas porque tienen un contenido de calcio muy elevado.

—¿Esta será la alimentación del futuro lejano, o nosotros lo veremos (y probaremos)?

—Sí que lo veremos y probaremos. La Unión Europea ya considera los insectos como un Novel Food. Estos alimentos no estaban contemplados en la UE hasta 1997, y en el 2015 se ha hecho una nueva definición que se empezará a aplicar en enero del 2018. Ahora no se pueden vender, pero sí que está permitido el consumo en restaurantes.

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