Diari Més

Maria Mercè Martorell: Abogada y regidora del Ayuntamiento cuando Tarraco se convirtió en Patrimonio Mundial

«Con la declaración de la Unesco, nada fue el final, era el inicio de todo»

El jueves se cumplen diecisiete años de la declaración del conjunto monumental romano de Tarragona en Australia

Maria Mercè Martorell tuvo un protagonismo muy especial en el proceso de la declaración.

«Con la declaración de la Unesco, nada fue el final, era el inicio de todo»Cristina Aguilar

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—¿Cómo recuerda la asamblea de la Unesco celebrada el 30 de noviembre del 2000 enla ciudad australiana de Cairns y la declaración del conjunto monumental de Tarraco?

—Recuerdo aquel día con mucha estima. Fue una fecha imborrable. A todos los miembros de la delegación de Tarragona nos marcó nuestra vida y, en mi caso particular, también mi carrera política.

—¿Qué supuso para la ciudad y su entorno la inclusión al listado Patrimonio Mundial?

­—Significó un punto de inflexión muy importante. Cuando se hizo la declaración, dije «ya hemos llegado; lo hemos conseguido». Y, una vez en Tarragona, comenté que no era el final de nada, era el inicio de todo.

—¿Cómo vivió los momentos decisivos?

—Con nerviosismo. Cuando se iban cargando otras candidaturas, la inquietud iba aumentando. Al final, la nuestra fue aprobada casi por aclamación. La declaración abrió muchas puertas. Siete años después, ingresaron en el Grupo de Ciudades Patrimonio Mundial de España.

—No fue fácil conseguir la declaración. Detrás hubo un trabajo muy pesado.

—Tarragona tuvo que trabajar mucho y hacerlo en tiempo récord. Como teniente de alcalde de Patrimonio, pude trabajar con un equipo de personas que hizo muy bien su trabajo. Primero vino un inspector de Icomos para comprobar cómo teníamos los monumentos y, después, tuvieron que superar dos fases más, una reunión en París y la asamblea en Cairns.

—¿Pasados unos años de la declaración, qué valoración hace?

—Es muy positiva. En estos años se han hecho muchas cosas, a pesar de la crisis económica. Nuestro patrimonio monumental ha mejorado y la ciudad ha entrado en el circuito turístico. Pienso que Tarragona ha sabido aprovechar la declaración de la Unesco. En los primeros años, se hicieron importantes actuaciones en el Circo, el Anfiteatro, el Pont del Diable, Casa Canals o la maqueta de Tarraco. Después, vinieron tiempos poco propicios por la situación económica.

—¿Se puede hablar de un antes y un después de la declaración?

—Si recordamos cómo era el patrimonio de la ciudad el año 2000 y como es el de ahora, pienso que se ha adelantado mucho. Antes, cuando salían restos en el subsuelo eran un problema, y ahora es una oportunidad, un hecho diferencial, como han sabido hacer muchos locales de la plaza de la Fuente. La declaración cambió el chip a muchas personas que dejaron de hablar de piedras para hacerlo de monumentos. En lugar de tapar muros romanos en los locales, se ponen en valor.

—¿Qué asignaturas pendientes quedan?

—Muchos monumentos mejoraron y queda el tema del Teatro, en el cual ahora se está trabajando. Y gracias al Arzobispado, se excavó en la Catedral buscando el Templo de Augusto. Hace falta acabar de excavar todo el que se pueda del Circo.

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