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Los collares prohibidos para pasear los perros de Tarragona

En concreto, según el artículo 36 del documento, estos elementos afectan al bienestar de los animales

El gos, de raça dòberman, havia estat intervingut quirúrgicament hores abans.

Los collares prohibidos para pasear los perros de TarragonaPixabay

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La Ordenanza sobre tenencia responsable de animales aprobada en el mes de agosto por el Ayuntamiento de Tarragona regula, entre otros aspectos, los collares que están prohibidos durante el paseo de los perros por la ciudad. En concreto, según el artículo 36 del documento están prohibidos los collares estranguladores y eléctricos, con elementos punzantes o «cualquier otra que afecte al bienestar animal».

No se podrán utilizar los collares que pinchen el cuello de los animales ni que los ahoguen ni los collares eléctricos que provocan descargas eléctricas cuando el propietario considera y que se comercializan en el mercado sin control. Según explica José Ferrándiz, de la Sección de Derecho Animal del Colegio de Abogados de Tarragona «se trata de collares que, según apuntan diferentes estudios y expertos acreditados, a menudo generan estros, miedo, dolor o confusión y está demostrado que reduce la capacidad de aprendizaje, provocando a menudo, perros más reactivos» y añade que «la tendencia en nuestro ordenamiento jurídico es proteger cada vez más el bienestar de los animales tanto físico como a psicológico, y en este sentido nos alegramos de que el Ayuntamiento incorporara las alegaciones planteadas con respecto a este artículo concreto».

Emma Infante, antrozoologa y master en Derecho Animal, impulsora de la prohibición a la ordenanza de Barcelona explica que «la administración tiene la obligación de promover la tenencia responsable y el castigo es tan importante como el civismo». La primera ciudad que prohibió los collares nocivos en su totalidad fue Ceuta y añade que «el daño con estos utensilios es físico, psicológico y social para el animal» y destaca la importancia de informar sobre estos elementos porque sólo un 10% de las personas que saben que son nocivos los siguen utilizando. Añade que «según un estudio de la bióloga Belén G. Matheu, medio millón de perros sufren por duro collares que los provocan dolor en España».

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