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Las obras del complejo Sant Jordi en Tarragona encaran la recta final

La antigua y la nueva residencia de estudiantes de la URV comparten espacio junto con un gran centro deportivo de 9.000 metros cuadrados, en una iniciativa público-privada

Panorámica general del nuevo complejo Sant Jordi en Tarragona, de la nueva residencia universitaria -a la derecha-, mientras en la otra banda queda el edificio de la antigua residencia, en una visita en la recta final de las obras, el 4 de mayo del 2017.

Las obras del complejo Sant Jordi en Tarragona encaran la recta finalACN

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Las obras del nuevo complejo Sant Jordi encaran la recta final. Ubicado en zona céntrica de Tarragona, el ámbito estreno nueve pabellón deportivo, de más de 9.000 metros cuadrados, con piscinas cubiertas y una exterior, salas de fitness y pistas de pádel, que deja atrás el viejo edificio, cerrado y en desuso durante trece años. Al lado se mantiene la antigua residencia de estudiantes. En funcionamiento -como el antiguo pabellón- desde el año 1950, se ve más envejecida al lado de la nueva residencia, con capacidad para 160 personas. Universitarios y comunidad educativa disfrutarán de descuentos del 25% en el complejo deportivo, gestionado por la empresa Viding Fitness SLU. Con las nuevas instalaciones, el objetivo es atraer estudiantes de posgrado, master y doctorado, con un perfil más adulto e internacional. La construcción de este faraónico proyecto, fruto de una iniciativa público-privada impulsada por Generalitat, Ayuntamiento, URV y el operador privado, se ha subido hasta los 14 millones de euros.

Este mes de junio ya estará terminado el centro deportivo y al mes siguiente, en julio, lo estará la nueva residencia Sant Jordi. De hecho, ya hay contratados grupos de la URV para julio, si bien la apertura a pleno rendimiento será de cara a septiembre, con el inicio del nuevo curso educativo. Con más de 9.000 metros cuadrados, el nuevo edificio deportivo, que tiene varias plantas, ofrece una inmensa salsa de fitness de 1.800 metros cuadrados, tres salas de actividades, una sala de ciclo, tres piscinas, spa, sauna y baño turco, solàrium, cuatro pistas de pádel, ludoteca y cafetería.

El proyecto inicialmente preveía que acogiera la modalidad de voleibol en el marco de los Juegos Mediterráneos, pero el aplazamiento del 2017 al 2018 hizo replantear el proyecto. El voleibol se disputará en la Tàrraco Arena Plaça, mientras que el centro deportivo Sant Jordi se empleará como sede de entrenamiento. Just al lado se ha levantado la nueva residencia estudiantil, con unas ochenta habitaciones de unos 25 metros cuadrados, que pueden ser individuales o dobles, equipadas como pequeños apartamentos. Los alojamientos se complementan con varias salas de uso común, en todas las plantas.

Dos edificios residenciales

Ambos edificios, de nueva construcción en un solar en desuso, se encuentran en una misma plaza con la vieja residencia vinculada a la URV, la única que había en la ciudad, y que se remonta a los años cincuenta. Actualmente está llena, con 160 estudiantes. El rector de la URV, Josep Anton Ferré, se ha afanado a avanzar este jueves que está previsto someterla a una intervención de mejora para equipararla a la estética de las otras instalaciones.

Los precios de una residencia a la otra tampoco difieren mucho. Así, en el nuevo edificio residencial el coste será de entre unos 500 y 525 euros al mes y 470 euros en habitación doble -en la residencia actual son 600 euros, pero incluye pensión cumplida.

Para estudiantes «adultos»

El objetivo del nuevo complejo es captar alumnado internacional. «La actual residencia está dirigida a estudiantes de grado, mientras que la nueva está más enfocada a grupos que hacen estancias o a estudiantes adultos, e internacionales», ha afirmado Carles Cano, director comercial de Resa, la empresa que explota las dos residencias de la URV. En cualquier caso, los estudiantes que ahora ocupen la residencia antigua se podrán pasar a la nueva, y tendrán prioridad.

Un 25% de los estudiantes de máster de la URV son extranjeros y un 20% más provienen de otras universidades del país. La URV ha puesto en marcha una campaña publicitaria para vender el complejo y competir con la oferta de Barcelona. «Es un tipo de instalación que no estaba, y era imprescindible», ha añadido el rector de la URV. «Ordenamos un ámbito de la ciudad que estaba abandonado y ordenamos también la carta de servicios que puede ofrecer la Universidad», ha concluido Ferré.

Las autoridades, en la zona de las piscinas cubiertas del nuevo complejo Sant Jordi de Tarragona, en una visita a las instalaciones, prácticamente terminadas, el 4 de mayo del 2017.

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