Diari Més

Piden ropa interior y zapatillas para los pacientes sin familia de Joan XXIII

Se trata de enfermos en que el hospital no consigue localizar ninguno familiar o conocido y tienen que vestir con las piezas que recoge Tarraco Salut

La responsable del ropero y la presidenta de la entidad en el almacén de la séptima planta del hospital.

Piden ropa interior y zapatillas para los pacientes sin familia de Juan XXIIIJoan Antoni Torreblanca

Publicado por

Creado:

Actualizado:

Gente que es hospitalizada de urgencia y no puede coger ropa de recambio, ciudadanos que sufren accidentes graves y les han tenido que cortar la ropa en el box de críticos para poder intervenirlos inmediatamente, turistas que viajan solos, personas sin techo que no pueden reutilizar sus piezas porque están sucias... Cada mes se dan unos determinados casos en que el personal del hospital Joan XXIII no consigue contactar con ningún familiar ni persona conocida del paciente a fin de que lo puedan proveer de ropa de recambio y los utensilios básicos de higiene, de aquí que el centro tenga un ropero, gestionado ahora por la asociación Tarraco Salut y anteriormente por el mosén a Xavier Fort, para estos casos concretos.

Elisabet Pedret, presidenta de la entidad, asegura a Diari Més que son pocos, pero la necesidad de prendas de ropa es continúa, «quizás hay una semana que no tenemos ninguna petición, pero otros, en dos días tenemos varias demandas».

Tarraco Salut hace un llamamiento para que los ciudadanos se acerquen a dejar ropa en el hospital, «especialmente piezas de primera necesidad, como bragas, calzoncillos, calcetines, pijamas, zapatillas de estar por casa, camisetas o batines», apunta Pedret. Y es que en estos momentos, en la sala de la séptima planta de Joan XXIII donde se guarda la ropa, sólo queda un par de zapatillas en que llevó a un ciudadano la última semana. «Las zapatillas son muy importantes porque los pacientes, aparte de estar en la cama, tienen que ir a hacerse pruebas y no pueden pasear descalzos por el hospital», explica la voluntaria Margarita Gil, quién coordina junto con Arichu Hernando el ropero.

Este miércoles pasado, sin ir más lejos, recibieron el aviso de una enfermera del área de Medicina Interna que requería de su servicio: un paciente de edad adelantada había ingresado sin nada. El hombre sólo llevaba la bata hospitalaria y el personal de la sexta planta le había tenido que poner una manta en los hombros para combatir el frío. Los voluntarios rápidamente lo proveyeron de todas las piezas. Especialmente útil para estos casos, según exponen, es la ropa de chándal, ya que se adapta a cualquier cuerpo. «En cambio con los pantalones normales tenemos más problema, porque si es de una talla pequeña, no entra y si es mayor, al paciente le cae. Pedimos siempre ropa de chándal», expone Pedret.

La entidad sólo pone dos condiciones para recibir la ropa: que esté en buen estado, «que no lleven el que vayan a tirar», expone a la presidenta; y que esté limpio, «aquí no tenemos posibilidad de lavar la ropa», apunta Pedret. Los casos se mantienen estables a lo largo del año: en invierno por las numerosas personas que ingresan a causa de enfermedades agravadas por el frío, y en verano por el elevado número de turistas sin gente próxima cerca.

Si hace falta, cosen peúcos de urgencia

Tal es la entrega de estos voluntarios que en algunas ocasiones, cuándo reciben una solicitud de padres de familia que no ten recursos para comprar las primeras piezas del bebé, algunas voluntarias como Merche Díaz y Luz Gorbela, se ponen a tejer punto para hacer peúcos y pequeños jerséis de lana. «El otro día vino una chica a la qué el médico le había dicho que se le avanzaría el parto. Nos explicó que no estaba preparada por todo lo que le venía, y nosotros la ayudamos con el que pudimos», apunta a la responsable del ropero.

Para colaborar sólo hay que acercarse a la segunda planta del edificio principal de Juan XXIII con una bolsa con ropa de primera necesidad.

tracking