Diari Més

«Un día tendremos un susto por el lamentable estado de Ca l'Ardiaca»

Xavier Ferrando, quien reclama un local afectado por la construcción de un hotel, teme por el inmueble

Xavier Ferrando, davant la porta que condueix al local que reclama, en una imatge d'arxiu.

«Un día tendremos un susto por el lamentable estado de Ca l'Ardiaca»Cristina Aguilar

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Xavier Ferrando, persona que reclama la propiedad del local ubicado en el número 2 del Pla de la Seu, afectado por el proyecto de construcción de un hotel de lujo, manifestó ayer al Diari Més que teme por el futuro del inmueble si no se actúa pronto, a causa del aspecto que presenta. «El edificio se encuentra en una situación lamentable e, incluso, podría llegarse al punto de su posible ruina». Construido en el siglo XIV, desde hace años está deshabitado, con excepción de los periodos en que ha tenido ocupas como inquilinos, hecho que puede contribuir a su deterioro. De hecho, el mes de febrero de ahora hace un año se produjo un incendio en el interior que, afortunadamente, sólo causó daños menores.

La fachada del edificio está apuntalada, desde hace tiempo, por sufrir problemas de estabilidad y ante el riesgo de hundimiento. En este contexto, Ferrando recordó que el año 2013 el concejal del Ayuntamiento de Tarragona, Carles Castillo, «manifestó que, ante la situación del inmueble, disponia de dos informes técnicos, hechos por la Generalitat y el Ayuntamiento, donde se informaba del peligro de desprendimientos a la fachada’ y que la administración local «había actuado de oficio» por adoptar medidas de seguridad.

Escriturado con el Arzobispado

Xavier Ferrando reclama la propiedad del local ubicado en el número dos del Pla de la Seu, «que escrituré con el Arzobispado y, por lo tanto, considero es de mi propiedad». En el otra lado del edificio, en la plaza de los Cabrits, el espacio está ocupado desde hace unas semanas, con la problemática añadida y denunciada por vecinos de la calle Merceria por capturas de agua hechas por los ocupantes del inmueble. «Aquello que más me altera –dijo el promotor inmobiliario– es que tengo un local que se está deteriorando y en el cual no puedo entrar con el objetivo de acondicionar-lo porque el Ayuntamiento lo cerró con un muro de hormigón». Ferrando lamenta esta situación y no descarta que «algún día pase alguna cosa en el interior, como desprendimientos que puedan destruir el patrimonio histórico que contiene este local incrustado a Ca l’Ardiaca».

También remarcó que la construcción del «muro de la vergüenza que me impide acceder en mi local», como le gusta referirse, «está denunciado a la Fiscalía». Hace falta decir que poco después de que Ca l’Ardiaca fue adquirida, se hizo una intervención arqueológica que puso al descubierto muros romanos de gran potencia constructiva y restos medievales de gran valor patrimonial.

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