Diari Més

Leandre Martínez: Jefe de la Oficina de Relaciones con la Comunidad y Proximidad de los Mossos d'Esquadra en Tarragona

«Los estafadores escogen sobre todo cascos antiguos y pueblos donde hay más personas mayores»

El agente explica que hay que llamar al 112 en caso de que el ciudadano se vea coaccionado a pagar un importe en metálico por un supuesto técnico del gas o del agua

Martínez ahir a la comissaria dels Mossos d'Esquadra de Campclar, on la seva unitat té la seu.

«Los estafadores escogen sobre todo cascos antiguos y pueblos donde hay más personas mayores»Olívia Molet

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Las estafas están al orden del día. Las realizan con el mantenimiento del gas, en la luz... Suceden en pequeñas y grandes localidades indistintamente, y acostumbran a ir dirigidas a un perfil de población más indefenso, especialmente personas mayores.

—¿Agente, crece o cae el número de estafas en el territorio?

—Es cierto que se siguen detectando estafas, tanto en la ciudad, como en el ámbito rural. Hay un pequeño reducto de la sociedad que se dedica a estafar en otra parte de forma constante. Como con el tocomocho –venta de billetes premiados de lotería falsos– o de dinero falso... No es un hecho alarmante, pero no lo podemos perder de vista desde la vertiente policial más pura.

—¿Cómo se traducen estos hechos delictivos en cifras?

—En relación en los índices de delincuencia, desde la llegada al territorio del cuerpo de los Mossos, hemos ido reduciendo el porcentaje de delincuencia a toda la comarca. A grandes rasgos, los hechos delictivos se mantienen, pero con una ligera caída. Ni de lejos desaparecen. Hay una parte de la sociedad que, desgraciadamente, tiene esta especialización delictiva, donde nosotros procuramos activar el sistema de rehabilitación y reinserción.

—¿Cómo se organizan las bandas de estafadores que actúan en la zona de Tarragona?

—Normalmente hay ciertas metodologías que requieren una mínima logística. Se trata de cuatro o cinco personas que se reparten durante la jornada por el territorio y que se concentran al final del día para repartir lo que han estafado. Esta acción de organización tampoco requiere una sofisticación muy elevada, pero se considerado un grupo criminal. El código penal penaliza fuertemente estos tipos de organizaciones. Lo que los Mossos intentamos es probar que realizan una cierta actividad.

—¿Qué tiene en cuenta a un estafador a la hora de decidir a su víctima?

—Uno de los aspectos que tienen en cuenta las bandas organizadas es asegurarse el delito. Se lo aseguran con gente de la tercera edad que no tienen las mismas herramientas de defensa. Escogen zonas más antiguas, e inmuebles de más años, no van tanto a edificaciones nuevas, donde reside gente más joven. Escogen sobre todo cascos antiguos de la ciudad, pequeños municipios y barrios.

—Algunos de los ciudadanos estafados tienen la sospecha de que los delincuentes los habían estado vigilando. ¿Es así?

—Sí que es cierto que dando un paseo por una calle en concreto de un barrio, por ejemplo a las once de la mañana, uno puede observar qué tipo de gente sale de cada portal. No es que sea especialmente difícil verlo.

—¿Qué papel juega en la detección de los ladrones, la ciudadanía?

—Las denuncias ciudadanas nos permiten trabajar más quirúrgicamente. Si soy víctima de un pequeño hurto, lo tengo que denunciar. Aunque no sea una estafa o robo importante, nosotros podemos hacer dinámicas más específicas, lo que nos ayuda a hacer un patrullaje más dirigido y ser más eficientes.

—¿Qué hacen los Mossos para intentar reducir las estafas?

—Se hacen acciones preventivas, dirigidas a partes de la población, que pensamos, puede sufrir más riesgo. Organizamos charlas de prevención en los casales de personas mayores de los municipios y también en el ámbito rural, donde hay mucha población de edad adelantada. En esta línea, ofrecemos una serie de consejos básicos consensuados con los gremios de Instaladores de Cataluña y contrastados con los contenidos de las denuncias que recibimos.

—¿Podría exponer los puntos básicos de estos consejos?

—Básicamente, que no se permita el paso en el domicilio a personas desconocidas sin cita previa, ya que normalmente avisan de qué pasarán. Si no es así, tenemos que desconfiar. El aviso y la comunicación de las comercializadoras se hace 45 días antes, y se hace por escrito. En el momento, tampoco se tiene que dar ningún tipo de dato, porque la empresa ya los tiene. Y aparte, todo va a través de los recibos, el pago en efectivo no existe desde hace muchos años, así que, si nos dice que tiene un coste y se tiene que pagar, o el ciudadano empieza a detectar que podría ser víctima de un delito de estafa, el usuario puede llamar al 112, como diariamente pasa.

—¿Están resultando efectivas las charlas y consejos?

—Con el tiempo vemos que todas las acciones preventivas y paliativas de formación a las personas resultan muy importantes. Hacemos seguimientos, según qué casos, de las formaciones que realizamos en zonas donde se producen más ilícitos penales|penaltis –acciones fuera de la ley– y vemos que se modifica la línea de delitos a la gráfica. Tenemos que seguir potenciando la mediación y la colaboración. De hecho, se van incrementando año tras año y los grupos de proximidad mantienen su presencia a pie de calle para internar hacer esta función más paliativa. También es importante la acción de investigación para desarticular las bandas organizadas y los grupos criminales, y poder aprisionarlos|encarcelar para evitar que se siga produciendo y que esta parte de la población, en un alto porcentaje, se pueda reinsertar.

—¿Cuál es el grado de reinserción del segmento de estafadores?

—Podemos decir que hay gente que no se reinserta. Lo hacen desde hace muchos años y continúan. Pero hay una parte que es rehabilitado y consigue reinsertarse en el mundo laboral y social, y se aleja de su etapa delincuencial. Se trata de una parte importante del total.

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