Diari Més

Seis jóvenes tarraconenses de 18 y 19 años viajan a un campo de refugiados

Querían ayudar y conocer la situación en que viven las 5.000 personas que están en Calais (Francia)

Seis jóvenes tarraconenses de 18 y 19 años viajan a un campo de refugiados

Seis jóvenes tarraconenses de 18 y 19 años viajan a un campo de refugiadosCedidas

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Sólo tienen entre 18 y 19 años, pero ya se han tropezadocon la realidad más cruda. Un grupo de seis jóvenes tarraconenses y su monitora delCau Agrupament Escolta i Guia Alvernahan querido viajar a un campo de refugiados paraconocer de cerca la situación. Después de semanas de contactos con varias ONG consiguieron que les permitieran ir a ayudar durante una semana (se marcharon el 26 de junio) en el campo de Calais en el norte de Francia, dondeconviven como buenamente puedenmás de 5.000 personas de múltiples nacionalidades (hay gente de Siria, de Sudán, de Etiopía, de Afganistán, de Irak, de Turquía). Todos comparten el mismo denominador común: «Son víctimas de la guerra. Todos tenían entre 16 y 30 años y algunos nos explicaban que lo único que querían era seguir sus estudios y que se acabara la guerra parapoder volver a su país. Estaban desesperados poraprender», explicaban a Arnau Estivill y Joana Sans a DiariMés, al volver del campo de refugiados.

Estos seis tarraconenses fueron teóricamente a ayudar, pero sorprendentemente, se encontraron con que los refugiados los paraban para pedirles una sola cosa: que ellos les enseñaran a hablar en inglés. «Cuando veían que éramos europeos rápido nos paraban», explicaba Carla Manero. Así que acabaron convertidos en auténticos docentes de inglés. Rápidamente se sumaron al equipo de profesores voluntarios de las dos escuelas del campo (una paraadultos, laotra paraniños) llamadosThe Jungle que hay en dos barracones. «Les enseñábamoslo más básico: los números, los días de la semana o algunas expresiones», explicabaEloi Duran. ¡«El primer día entraron dos hombres a escuchar, pero al cabo de un rato ya había 14»!, exclamaba contenta Sanos.

Emocionados recuerdan algunos momentos que se les quedarán grabadosen elcorazónpormucho tiempo. Cuando acabábamos siempre me preguntaban si al día siguiente volvería con ellos. Un día era la hora de comer y lesdijimos que nos marchábamos, y que después volvíamos, pero ellos decían que no querían marcharse, que se esperaban allí mismo hasta que volviéramos», decía orgullosa Aina Santos. Según explican, muchos otros sabían hablar perfectamente el inglés, y no requerían este tipo de clases, «había un chico que estudiaba para ser abogado y ya había llegado al segundo curso de la carrera cuando se tuvo que marchar de Afganistán», relataban los jóvenes.

La situación de este campo de Calais es especialmente complicada, ya que está junto al Eurotúnel, el paso que conecta Francia con Inglaterra, y donde todos los refugiados quieren llegar, para garantizarse mejores condiciones de vida y un trabajo digno parapodersalir adelante.

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