Diari Més

Vecinos de SPiSP denuncian a un colectivo ocupa rumano por ilegalidades

Ocupan 4 pisos de la plaza Cataluña y algunos duermen en furgonetas aparcadas permanentemente

Algunas de las furgonetas estacionadas en la plaza

Vecinos de SPiSP denuncian a un colectivo ocupa rumano por ilegalidadesCedida

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Vecinos que viven con miedo y deciden marcharse del piso, comerciantes que sufren robos, o el empleofraudulento de plazas de aparcamiento de forma permanente. Es lo que desde hace ocho meses sufren los residentes en torno a la plaza Catalunya de Sant Pere i Sant Pau. Denuncian a DiariMés que numerosos rumanos, entre una trentena y una cuarentena, han ocupado como mínimo cuatro pisos en los bloquesde Sant Marc, Sant Mateu, Sant Joan y Sant Andreu, donde residen, en grupos de 10 o 12 personas, menores incluidos.

Aseguran que la presencia de esta comunidad en el barrio ya es habitual desde hace 5 o 6 años, pero en los últimos ocho messos el ambiente empieza a ser alarmante. Algunos de estos vecinos más recientes duermen en las mismas furgonetas, que estacionan en torno a la plaza, y hacen sus necesidades en los rincones de los edificios. «Hoy mismo, uno se ha levantado sobre las once y media, ha ido a orinar a un rincón para que no lo viéramos, y ha ido a lavarse a la fuente pública de aquí delante», comentabauna comerciante.

Según explican varios vecinos, tienen varias furgonetas aparcadas desde hace meses en la misma plaza, sin moverlas, y a pesar de sus denuncias, la Guardia Urbana no va más allá de dejarlos un aviso. Dos vecinos confirman haber visto incluso, realizar cambios de aceite y de piezas del motor.

Los vecinos lo tildan de mafia

Muchos son los que aseguran sin paliativos, que la forma de actuar de esta comunidad recién llegada se parecería mucho «a una mafia, al 100%». Una vecina va más allá, y afirma que ve movimientos e intercambios sospechosos a las noches, en torno a los bloques. Algún vecino que prefiere no identificarse dice, incluso que los habría visto con armas, «cuando lo he visto he llamado a los Mossos», aseguraba. Según la vecina, «se dedican a tomar la ropa de los contenedores para los pobres». Otro propietario, lo corroboraría, «de las ocho o diez furgonetas que tienen siempre aquí, algunas se marchan a primera hora de la mañana y vuelven por la noche. Muchos días vemos cómo empiezan a subir grandes bolsas, llenas de ropa, hacia las casas que tienen ocupadas».

Según explicaba otro residente, hay un vecino del edificio Sant Marc que ha denunciado en reiteradas ocasiones el ruido ocasionado por una lavadora que funciona sin cesar, a lo largo de todo el día. «Creemos que toda la ropa la lavan aquí, antes de enviarla hacia otros lugares, para revenderla», decía. De hecho, en los vehículos estacionados de forma permanente (alguno tiene incluso una rueda pinchada desde hace más de un mes) se pueden observar en su interior prendas de ropa y bolsas.

Tal es la situación, que según explica uno de los trabajadores de la ferretería de la plaza, un matrimonio de jubilados que residía también en Sant Marc, se marchó hace unos meses, «porque tenían miedo de todo lo que pasaba en la escalera». Dice que «querían vender el piso, pero nadie les quería comprar, así que lo han cerrado y han alquilado otro, unas calles más abajo».

Dicen que la policía no actúa

Los vecinos están especialmente molestos con la tibia respuesta de la Guardia Urbana. Alguno asegura incluso que varios rumanos se han llegado a reír de los agentes de la policía tarraconense. «Sólo se asustaron una vez, cuando vinieron cuatro furgonetas de los Mossos», indicaba. De hecho el mismo trabajador de la ferretería advierte que hasta en dos ocasiones los ha pillado robando a su establecimiento. «Una tarde uno de ellos intentó robarme un alargador y, al salir yo corrientes detrás suyo, lo tiró. Por la noche, como no estaba tranquilo y vivo cerca, bajo sentarme a una zona próxima a la tienda, y vi cómo intentaban entrar en el local. Nos acabamos peleando», apuntaba.

El Ayuntamiento de Tarragona también tiene constancia, ya que son diversos los comerciantes que recogieron firmas para contar con suficiente fuerza a la hora de exponer los hechos en una reunión con la concejala Elvira Ferrando, hace unos meses (cuándo todavía existía la figura del concejal de barrio). Dicen que el consistorio no ha hecho nada para solucionarlo.

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