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Tarragona abre el primer club social en Occidente de fieles a Corea del Norte

El impulsor es el tarraconense de Alejandro Cao de Benós, delegado especial del gobierno norcoreano

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En los 120 metros cuadrados de un antiguo bar musical en un sótano del centro de Tarragona, entre muebles de Ikea y retratos de los venerados Líderes, la Asociación de Amistad con Corea -KFA, según sus siglas en inglés- está a punto de inaugurar el primer club social de fieles a Corea del Norte.

Su impulsor es Alejandro Cao de Benós, un tarraconense con orígenes aristocráticos que saca pecho para ser, desde hace más de una década, el único occidental que ejerce de delegado especial del gobierno norcoreano, bajo las órdenes del Comité de Relaciones Culturales con el Extranjero.

No hay en todo Occidente un centro como lo que se abrirá a Tarragona, dedicada a honrar al régimen más hermético y controvertido del mundo, regido ahora con mano de hierro por Kim Jong Un -el tercero de la zaga de los Kim- y que acumula denuncias de la comunidad internacional por violación de los derechos humanos.

Los retratos de su padre, Kim Jong Il, y su abuelo, Kim Il Sung, los dos embalsamados en un gigantesco palacio de mármol en las afueras de Pyongyang, decoran una de las paredes de la sede de la KFA.

De momento, mientras no cuente con los correspondientes permisos municipales, el local servirá sólo como en su sitio de reunión para los socios de la asociación, aunque más adelante la idea es «abrirlo» en todo aquel que quiera «desmontar mitos sobre Corea del Norte», ha explicado a Efe Cao de Benós, presidente y fundador de la KFA.

Según sus datos, la KFA cuenta con 1.500 afiliados -20 de ellos a las comarcas de Tarragona- de 120 países diferentes; en España, ascienden a 350, la mayoría jóvenes de 13 a 25 años, buena parte de ellos estudiantes universitarios.

La idea de contar con un punto de encuentro ha podido cristalizar gracias al hecho de que uno de los miembros de la asociación ha cedido este local de su propiedad, en las escalerasde entrada del cual se suelen sentar a hacer un cigarrilloa los usuarios del centro público de atención a las adicciones que hay justo delante.

Antes de convertirse en un centro de culto a Corea del Norte, el local alojaba un discreto bar musical, con las persianas siempre embadurnamientos.

Para convertirlo en un espacio acogedor, de paredes blancas, con una biblioteca, una mesade reuniones, una nevera con refrescos y un par de sofás, cinco miembros de la KFA -Cao de Benós incluido- han tenido que aportar unos 3.500 euros y arremangarse con las reformas.

De entrada, el horario será un poco caótico, en función de la disponibilidad de los socios, pero más adelante la intención es abrir cinco días la semana, con servicio de cafetería incluido: «Incluso pensamos ofrecer cursos de cocina coreana», ha dicho Cao de Benós.

El fondo de biblioteca lo forman unas 300 revistas, 150 libros y material audiovisual, procedente principalmente de Pyongyang, además de algunas piezas de la colección personal de Cao de Benós, que sigue confiando en solucionar el «desconocimiento» que existe en torno a un régimen socialista que ha sobrevivido al fin de la Guerra Fría.

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