Diari Més

La Procesión del Santo Entierro: combinación de devoción y cultura

La lluvia ha sido una amenaza justo|nada más cuánto estaba a punto de arrancar la procesión, pero finalmente ha quedado en nada.
El punto más álgido llega con la subida de los pasos por la Bajada de la Pescadería.

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Tarragona tiene devoción. Y eso se nota año tras año durante toda la Semana Santa tarraconense. Pero hay un acto por excelencia que demuestra esta fe: la Procesión del Viernes Santo. Miles de tarraconenses de todas las edades participan en este acto multitudinario, que es la más solemne de estas fiestas de recogimiento y espiritualidad.

Minutos antes de las cuatro de la tarde, los pelotones de armados de la ciudad han pasado a recoger los pasos por sus sedes. Hace unos años, este acto, denominado la recogida, era muy íntimo. Hoy en día, Tarragona sale la calle para ver cómo los misterios de la vida de Jesucristo suben al ritmo de los timbales por la Bajada de la Pescadería.

Cerca de las seis de la tarde, la plaza del Rey, acordonada a fin de que los espectadores no entorpezcan la recogida, ya ha acogido todos los misterios. Los cofrades, tamborileros y costaleros, han aprovechado para merendar.

Una mezcla de nervios y emoción se ha apoderado de la Parte Alta de Tarragona, sobre todo por|para la lluvia que ha amenazado con convertirse en protagonista de la conmemoración. Finalmente todo ha quedado en una amenaza y sólo han sido cuatro gotas de lluvia.

A las siete y media de la tarde ha empezado la Procesión del Santo Entierro. Cada cofrade llevaba su cirio y cada tamborilero su capucha y timbal. Silencio y recogimiento.

Los primeros pasos, el Sant Sopar, la Oración en el Huerto y la Toma|Presa de Jesús, desfilan por el Paseo de Sant Antoni cuando todavía es de día. Hay otros que no tienen tanta suerte. El misterio de la Soledad hace toda la procesión de noche, pero las velas no dejan sola a la Virgen. El momento álgido ha llegado con la segunda subida de los misterios por la Bajada de la Pescadería. Un estallido de sentimiento en forma de aplausos. Y es que los costaleros se merecen un reconocimiento por|para todo el esfuerzo y padecimiento. La sorpresa ha llegar a la Rambla Nueva, cuando una espectadora, de manera espontánea, ha cantado una saeta.

La Semana Santa de Tarragona ha conseguido combinar de manera perfecta la religiosidad y la devoción con la cultura y la tradición. Este es el motivo del gran éxito de participación que aglutina este acto.

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