Diari Més
Maria Domingo Pellicé

De Riudoms a Dublin

«Me llevaría la cultura de los pubs con música en directo»

Maria Domingo Pellicé trabaja de asistente de pastelería a la The Bretzel Bakery, situada en el centro de la capital irlandesa

Domingo en una imagen en Dublin, donde hace casi un año que vive.

«Me llevaría la cultura de los pubs con música en directo»Cedida

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Maria Domingo Pellicé es una chica de 23 años de Riudoms que actualmente vive en Dublin, en la República de Irlanda, desde el pasado 1 de julio de 2019, donde trabaja de asistente de pastelería a la The Bretzel Bakery. Además, Domingo, se encuentra a la recta final de la carrera de Derecho, la cual estudia a distancia a la Universidad de Barcelona.

—¿Qué motivos la llevaron a marcharse de casa para ir a vivir al extranjero?

—Mi pareja y yo decidimos cambiar Reus y Riudoms, respectivamente, por Dublín y así mejorar el inglés y vivir la primera experiencia lejos de casa.

—¿Cuál fue su primera impresión al llegar?

—Era una sensación extraña, me sentía desubicada a causa de un clima y una cultura diferente. Gente nueva, cambios de rutinas, el idioma era un impedimento en algunos trámites administrativos... Un golpe pasado el periodo de adaptación, sentí que Dublín era mi nuevo hogar.

—¿Fue muy sorprendente el cambio o fue, más o menos, tal como se lo había imaginado?

—No fue sorprendente el cambio. Como europea tengo muchos derechos y pocos impedimentos.

—¿Cuáles son las principales diferencias entre Irlanda y su casa?

—Aquí las comidas son más bien. Por ejemplo, se come entre las 11 y las 13 horas. Los irlandeses comen alguna cosa rápida y sin compartir mucha conversación con la familia o amigos. Los locales nocturnos abren más bien y cierran a las 3 de la madrugada como mucho.

—¿Cuáles son los lugares más característicos de su nueva ciudad de acogida?

— Cualquier parque de la ciudad es fantástico. Te permiten momentos de tranquilidad. Todos son grandes y tienen mucha vegetación, algunos fines y todo lagunas. Recomiendo Phoenix Park donde viven ciervos; St Stephen's Green; o Tymon Park, el que acostumbro a ir a caminar porque está cerca de casa. También es interesante la cultura de la música en directo en cualquier pub del corazón de la ciudad. El río Liffey separa la ciudad entre norte y sur. Pasear cerca del río es gratificante.

—¿Cómo se está viviendo la crisis del coronavirus en su país de residencia?

—Sigo trabajando al horno, a pesar de que con un horario reducido y con muchas medidas de prevención: área de cafetería cerrada, cristal de separación entre los trabajadores y los clientes... Todos los restaurantes y pubs están cerrados, y algunos establecimientos sólo ofrecen comida para llevarse. No hay un estado de alarma como a España, la gente puede salir a la calle y el transporte urbano sigue funcionando con normalidad. Se recomienda siempre la distancia social de 2 metros.

Irlanda fue preventiva ante la amenaza del coronavirus. Por ejemplo, canceló los actos de la festividad de Sant Patrick en la calle, donde cada año se reúnen muchos millares de personas para bailar y beber cerveza.

A causa del coronavirus mucha gente se ha quedado sin trabajo, pero el estado ayuda económicamente a los parados con más de 200 euros semanales.

—¿Nos podría explicar un poco de historia o tradición de la ciudad dónde vive ahora?

—Es una ciudad con influencia de los vikings y los normandos. Se dice que Sant Patrick introdujo el cristianismo en la isla. Es el patrón del país. Hace poco más de cien años que se independizó de Gran Bretaña, después de varios levantamientos como el de Pascua en 1916, liderazgo por el IRA. Un organismo terrorista que ya no existe.

—¿Desde que llegó ha vivido o le ha pasado algo curioso de que no se hubiera imaginado nunca?

—Muchos irlandeses dan apoyo al proceso independentista catalán porque ellos vivieron una situación similar con el Reino Unido. Incluso algunos aprenden la lengua catalana y participan en algunos actos reivindicativos y culturales.

—¿ Qué es lo que más echa de menos de casa?

—Sobre todo la familia y los amigos. Pero también el clima y la gastronomía. Sin embargo, para sentirme como casa, la familia me envía productos de la tierra como aceite de oliva, vermú, fuet, quesos, etc.

—¿Que se llevaría de Irlanda a Cataluña?

—La cultura de los pubs con música en directo. En Cataluña hay poca diversidad musical en los clubs nocturnos.

— ¿Tiene intención de volver pronto o de momento no?

—La crisis del coronavirus está provocando una situación de mucha incertidumbre. Sin embargo, no tengo intención de volver pronto a Riudoms. Además, todavía tengo pendiente descubrir muchas cosas más aquí en Irlanda.

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