Diari Més
Marina Soler Fernández

De Tarragona a Tolouse (Francia)

«Hay muchas ayudas a los jóvenes, pagan la mitad del alquiler»

Marina Soler ha estado viviendo tres años en Tolouse (Francia) trabajando como tripulante de cabina de vuelo y actualmente estudia Pedagogía en la URV

Soler, en uno de los lugares de Tolouse.

«Hay muchas ayudas a los jóvenes, pagan la mitad del alquiler»

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Marina Soler es una tarraconense de 24 años que después de hacer el curso de Tripulante de Cabina de Pasajeros (TCP) fue a trabajar durante tres años a Tolouse (Francia). Actualmente ha vuelto a Tarragona para estudiar el Grado de Pedagogía a la Universidad Rovira i Virgili (URV).

—Cómo ha sido su trayectoria profesional hasta ahora?

—Desde muy joven siempre he estado trabajando, empecé como camarera en un restaurante familiar durante los tres meses de verano, después pasé a todos los fines de semana hasta que acabé el bachillerato y pude acceder a Correos y Telégrafos en lugares de atención a cliente en diferentes oficinas.

— Qué motivos la llevaron a ir a vivir en el extranjero?

—Al hacer el curso de Tripulante de Cabina de Pasajeros (TCP) ya nos informaron de que el mercado de la aviación en España estaba sobresaturado, la oferta es mucho más baja que la demanda en estos momentos. Desde el momento en que empecé a hacer entrevistas supe que tendría que mudarme al extranjero, era uno de los requisitos de la mayoría de las empresas porque, si quería trabajar de lo que había estudiado, me tocaría desplazarme.

—Cuál fue su primera impresión al llegar a Tolouse?

—Desde muy joven siempre he tenido un especial afecto por Francia, me imagino que por el conocimiento del idioma y la cultura. Pero la ciudad que la empresa me asignó la conocía y la primera impresión que me llevé fue muy grata. Se veía una ciudad muy viva, con muchos jóvenes y multicultural, me reconfortó bastante oír que no era una extranjera totalmente. Tolouse es muy bonita, es una de las ciudades mayores de Francia y el flujo de turismo es bastante elevado durante todo el año. Me sentí muy cómoda los primeros días y no tuve excesivos problemas para hacerme en la ciudad por lo que todavía me gustó más.

—Fue muy sorprendente el cambio o fue, más o menos, tal como se lo había imaginado?

—Dado que estaba la primera vez que me emancipaba y más en un país extranjero fue un proceso un poco extraño, pero cuando empecé a trabajar todo fluyó más. Me fue más fácil conocer gente, salir a hacer cosas de ocio y disfrutar de las tradiciones autóctonas. Cuando dejé Espanya no me imaginé cómo sería porque sólo pensaba en las ganas que tenía en trabajar y vivir sola.

—Cuáles son las principales diferencias entre Francia y su casa?

—Al mudarme a Tolouse no perdí calidad de vida pero sí que es cierto que noté las pérdida de algunos privilegios que tenía en casa. La colada, la cocina, la limpieza, la plancha, las tareas del hogar, en definitiva, las tenía que hacer entrar en mi rutina diaria, una cosa a la cual no estaba acostumbrada. Los horarios también tardé tiempo a incluirlos en mis hábitos, el de comida a las 3 de la tarde o ir a cenar a las 10 de la noche se acabó o salir de compras hasta las 9 de la noche es impensable en Francia. Igual que la fiesta, en España salimos hasta que sale el sol e incluso después, en la mayoría de clubs franceses se encierra en las 2 o 3 de la mañana y todo el mundo se va hacia casa. Sí que hay clubs hasta las 6 de la mañana y afters pero son para fiestas específicas o acontecimientos. Y, finalmente, una cosa que a día de hoy no para de dar vueltas por mi cabezaes que no tienen queso fresco. Francia, el país de los quesos, sin tener queso blanco, eso sí que me afectó mucho y creo que fue lo peor.

—Cuáles son los lugares más característicos de su nueva ciudad de acogida?

El Capitolio es emblemático y precioso, es el corazón de la ciudad, desde este están conectadas la mayoría de las calles. La fiesta de la música que hacen en junio también es muy conocida, durante un día entero toda la ciudad se ve envuelta en melodías de diferentes estilos y en diferentes espacios de la ciudad, además de los típicos mercados de comida. Tolouse es considerada la ciudad de la aeronáutica de manera que las visitas guiadas por las instalaciones de Airbus son obligatorias si pasas más de un par de días. De la misma manera que el parque temático llamadoCité del espace en qué se pueden descubrir muchas cosas sobre el espacio y el Universo.

—Qué destacaría de la manera de trabajar del país?

—Los horarios laborales son mucho mejores y están muy enfocados a la vida familiar, hay muchísimas ayudas para los jóvenes (pagan la mitad del alquiler, si tu salario es mínimo te pagan una parte adicional a través de la seguridad social...). Son personas muy organizadas y llevan los horarios pintiparados, tienen mucha consideración hacia los lugares de atención a cliente. Seguridad social, paro, Caf y todas las entidades están conectadas entre sí con respecto a las gestiones administrativas.

—Desde que llegó le ha pasado nada curioso de que no se hubiera imaginado nunca?

—Cuando me marché a Tolouse hice toda la gestión del apartamento desde Internet. Al no conocer la zona, busqué alguna cosa que se me quedara cerca del trabajo para no tener que desplazarme en exceso dado mis horarios laborales. Mientras llegaba con el coche a la dirección de donde estaría mi alojamiento me di cuenta el gran error que había cometido al no informarme más y buscar el más práctico y económico. Sentí muchísima ansiedad por la inseguridad que me transmitía la zona donde me quedaría. Ni tan sólo visité el apartamento, les expliqué a los propietarios que dado que viviría sola, llegando de madrugada o marchándose muy temprano, no creía que fuera la zona más segura para una joven de 20 años, cogí de nuevo mi coche y durante una semana me quedé en un Airbnb mientras buscaba otro lugar dónde quedarme.

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