Diari Més
Manel Villalta

De Tarragona a dar la vuelta al mundo

Tarraconenses en el mundo

«He ido en moto por Vietnam, en barca en Filipinas y a caballo por Mongolia»

Manel Villalta, de 35 años, hace diez meses que viaja haciendo dando vuelta al mundo

Manel Villalta se encuentra en Argentina actualmente.

«He ido en moto por Vietnam, en barca en Filipinas y a caballo por Mongolia»Cedida

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Manel Villalta tiene 35 años y nació en Barcelona pero es tarraconense de adopción. Ha vivido en los diez últimos años en Tarragona, donde ha trabajado como ingeniero en la refinería de la Pobla de Mafumet. El año pasado pidió la excedencia y empezó a dar la vuelta al mundo. Han pasado diez meses desde que empezó la aventura. Después de recorrer una parte de Europa, Rusia y Siberia, Japón, Filipinas y otros países del Sureste asiático, y también Australia y Nueva Zelanda, recientemente ha llegado a Argentina. Su aventura diaria la comparte en la red en siemprealeste.blogspot.com.

—¿Por qué decidió dar la vuelta al mundo?

—He tenido en la cabeza este sueño de viajar en torno al mundo desde bien pequeño. Sin embargo, durante años la sociedad te dice cuando es tiempo de estudiar una carrera, de encontrar un buen trabajo, de formar a una familia, y eso hace que este y otros sueños que todos tenemos queden casi olvidados en la memoria. Pues bien, hace dos años decidí que no era esta la vida que yo quería para mí y decidí empezar a preparar este viaje, buscando vivir la experiencia, pero también buscando un nuevo futuro para mi vida.

—¿Cómo viaja?

—Siempre que ha sido posible he preferido viajar con trenes o buses manteniendo los pies en el suelo y disfrutando de los paisajes pero, a lo largo de estos once meses de viaje, también he cogido algunos aviones, el más largo entre Nueva Zelanda y la Argentina –14 horas de vuelo–, he conducido una motocicleta para|por el Vietnam, he cruzado varias islas de Filipinas en barca a caballo por las montañas del centro de Mongolia.

—Cuándo uno decide dar la vuelta al mundo, ¿cómo hace la elección de países?

—Cuando empecé a planificar el viaje decidí qué saldría de casa dirigiéndome siempre hacia el este, dejando Tarragona a la espalda y con el Mar Mediterráneo en frente. He ido enlazando países en esta dirección, primero por Europa, después cruzando Rusia y Siberia hasta llegar a Japón, a continuación visitando algunos países del Sureste asiático, también Australia y Nueva Zelanda, y Sudamérica, donde estoy ahora.

–¿Cómo paga este viaje tan largo?

—Cuando empezaba a preparar el viaje, me di cuenta de que, a pesar de viajar como mochilero, el viaje tiene un coste bastante elevado. Tuve que hacer algunos esfuerzos como volver a casa de los padres los últimos dos años y ahorrar lo que pagaba de alquiler viviendo sol o vender el coche y otras pertenencias que todos tenemos y que, en realidad, no necesitamos tanto como pensamos. Generalmente, siempre que llego a un nuevo país lo hago sin billete de salida hacia el siguiente y así soy más libre para ir planificando mis días allí y la ruta a hacer siguiendo los consejos de la gente local o de otros viajeros que voy conociendo.

—¿Dónde se encuentra actualmente?

—Estos días me encuentro recorriendo de sur a norte la costa del Brasil.

—¿Qué le ha sorprendido de los países que ha visitado?

—Todos los países que he visitado escondían lugares, experiencias y aventuras que no me esperaba. No he comprado ni una sola guía de viajes, prefería dejarme sorprender por todo aquello que descubría sin tener hecha una imagen previa de lo que me iba a encontrar.

—¿Cuáles son los problemas más graves con losque se ha encontrado?

—Por suerte, ningún problema ha sido demasiado importante. La cancelación de un vuelo, perder una tarjeta de crédito, pasar unos días con dolor de estómago en Tailandia, hacer noche dentro de un bus averiado en el norte de Argentina a la espera de un mecánico. En realidad, han sido una experiencia más dentro del viaje.

—¿Cuáles son las diferencias culturales que le han sorprendido?

—Descubrir que cada país que visitas tiene su cultura, tradiciones, lengua y religión enriquece mucho tu viaje, e intentar aprender sobre cómo vive y entiende la vida cada sociedad del mundo ha sido una experiencia maravillosa. Sin embargo, lo más sorprendente para mí ha sido que a pesar de estas diferencias es muy fácil conectar con las personas de cada lugar del mundo, es mucho más aquello qué nos une de aquello qué nos separa, y descubres la fuerza extraordinaria de una sonrisa, quizás el lenguaje más universal qué existe.

—¿Cree que será la misma persona después de este viaje?

—Ya ahora, antes de volver, siento que no soy la misma persona que salió de casa hace once meses. Tengo la sensación profunda que este viaje me ha cambiado para siempre.

—¿Cuándo tiene previsto volver a su casa?

—Estoy en la recta final del camino. Si todo va bien, llegaré a tiempo de regalar una rosa a mi madre y a mi abuela por Sant Jordi.

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