Diari Més

Marina Cervera Teruel. De Tarragona a Alberta (Canadá):

«En Canadá, si no sacas la nieve de delante de casa y de parte de la calle, te multan»

Trabaja en tres centros educativos bilingües, considera que el clima en Alberta no es tan duro como parece y valora que la gente es muy comunicativa

Marina Cervera disfruta del paisaje que le ofrece Canadá.

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—¿Cómo ha sido su trayectoria profesional hasta ahora?

—Actualmente, trabajo en tres centros educativos bilingües enseñando castellano. En general, siempre he estado vinculada con el ámbito de las lenguas, combinando trabajos como profesora de inglés y en centros de lenguas.

—¿Qué motivos la llevaron a marcharse de casa?

—Sabía que era el momento. Habiendo acabado el master del profesorado y habiendo visto cómo trabajaban aquí, tenía claro que no quería quedarme con una única perspectiva: quería saber cómo trabajaban en otras regiones. Pienso que también es parte del trabajo del profesorado tener una mentalidad abierta, estar dispuesta al cambio y a la experiencia con el fin de transmitirlo en las aulas. Tampoco se trataba simplemente de marcharse al extranjero y escoger un país al azar; tenía claro que quería marcharme a Canadá porque quería conocer en primera persona el sistema educativo de aquí. Sin embargo, también tengo que confesar que tenía muchas ganas de saborear los paisajes.

—¿Cuál fue su primera impresión del país al llegar?

—Recuerdo que lo que más me impactó fue cruzarme con poca gente por las calles. No por el frío, sino porque es una ciudad muy grande en extensión para la cantidad de habitantes que hay. Las zonas comerciales están muy concentradas, el resto son barrios residenciales. Es modelo americano, la ciudad está ideada para desplazarte en coche.

—¿Fue muy sorprendente el cambio o fue, más o menos, tal como se lo había imaginado?

—Con diferencia, lo que más me ha sorprendido es el clima en el sentido que no es, ni de lejos, tan duro como esperaba. Es un tema que me preocupaba, especialmente por las reacciones de la gente cuando les decía que vendría para acá. Pero, sinceramente, se pasa más frío en Tarragona un día lluvioso que aquí a -15 grados. Es un clima muy seco que no cala la piel.

—¿Cuáles son las principales diferencias entre Alberta y su casa?

—El clima altera el ritmo de vida. El transporte público tiene acceso directo a los principales establecimientos de ocio y hay calefacción en todas las estaciones. Si quieres, puedes hacer vida normal sin tener que salir al exterior. Durante el invierno, especialmente los días que nieva, hay que sacar la nieve de la entrada de casa y parte de tu calle, si no te multan, ya que uno se puede hacer daño. Lo peor son los meses de transición otoño/primavera en que la nieve no es consistente y hay mucho de hielo (¡yo ya me he caído más de una vez!). Ah, y para ir a trabajar hay que llevar otro par de zapatos para no dejarlo todo sucio.

—¿Cuáles son los lugares más característicos de la ciudad?

—Como cualquier ciudad norteamericana, es una ciudad prácticamente nueva en sentido arquitectónico. El encanto se encuentra en los alrededores, en los parques nacionales de Banff y Jasper, por las montañas Rocosas. En invierno, puedes ir a esquiar y patinar o a ver figuras y castillos de hielo. En verano, puedes hacer senderismo, kayak y ver muchos animales. Es interesante apreciar el contraste según las estaciones, porque la esencia es bien diferente. Ver cascadas heladas es impresionante sin embargo, a mí personalmente, me enamora el azul de los lagos cuando hace buen tiempo.

—¿Qué destacaría de la manera de trabajar del país?

—En las escuelas, todo es muy diferente. Los alumnos tienen mucha libertad, quizás demasiado. Como todo, tiene aspectos positivos y negativos. Se fomenta mucho la lectura, el pensamiento crítico y la imaginación. Ahora bien, los niveles son bastante más bajos, ya que no tienen el hábito de trabajo que nosotros aprendemos desde pequeños, por eso en general son poco autónomos.

—Desde que llegó, ¿ha vivido algo curioso?

—Recuerdo el primer día que nevó. Lo pienso ahora y realmente no había nevado, sino que el paisaje estaba manchado de blanco (ahora mi concepto de nieve ha cambiado un poco). Como hacía un poco de frío, me calcé las botas de nieve, los pantalones y los guantes de esquiar, como si me fuera a la montaña. ¡Durante el día me di cuenta de que todo el mundo iba vestido normal! Ahora, en cambio, a -25 grados me ves vestida con ropa de calle.

—¿Qué es lo que más echa de menos de casa?

—Sentir que el sol me quema la piel, ver el mar, pasear por calles estrechas y pequeñas, a la familia y las amigas.

—¿Qué costumbre del país actual se llevaría hacia Cataluña?

—Sin duda, los hábitos de lectura y la integración. Es un país muy multicultural. Hay gente de muchas razas, especialmente indios y chinos. También me gusta que la gente es muy comunicativa.

—¿Tiene intención de volver pronto o de momento no?

—Sí, me marcharé de Canadá en junio, ya que el programa con el que he venido dura un año. No obstante, quizás después empiezo un master en Estados Unidos, todavía me lo estoy pensando.

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