Diari Més

Pallarés y Llauradó forman tándem para enfrentarse a una punzante oposición en Reus

El debate electoral de Canal Reus, Diari Més y el Centro de Lectura ha sido marcado por las críticas cruzadas y los aplausos de las aficiones

Débora García, Teresa Pallarès, Noemí Llauradó, el moderador Marc Cámara, Sandra Guaita, Daniel Rubio y Mònica Pàmies, en el escenario del Teatro Bartrina.

Pallarés y Llauradó forman tándem para enfrentarse a una punzante oposición en ReusGerard Martí

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La expectación era máxima. Las entradas para asistir al último debate electoral de Reus, organizado por Canal Reus, Diari Més y el Centro de Lectura, se agotaron en tiempos pretéritos. Era la última oportunidad de ver, cara a cara, los seis alcaldables de las formaciones con representación al pleno. En lugar de convertirse en un combate todos contra todos, no tardaron a formarse dos bandos bien diferenciados: el actual equipo de gobierno (Junts, ERC y Ara) contra la oposición (PSC, Cs y CUP).

Fiscalidad, movilidad, vivienda y pactos postelectorales fueron los cuatro temas que vertebraron la guerra dialéctica. No hubo tiempo para hablar de comercio ni de cultura. Todas las cuestiones permitieron lucir el fuego interno de cada uno de los candidatos. Unos apostaban por ser constructivos; otros, por arrasar con todo. Se plantearon embates que perfectamente podrían encabezar cualquier velada de lucha libre. Dos personas, sin embargo, nunca llegaron a ponerse las manos una sobre la otra. Teresa Pallarès (Junts) y Noemí Llauradó (ERC) mostraron una complicidad atípica en estos momentos de la partida. Si antes de empezar la emisión se las veía hablar destensadas sobre el escenario del Teatro Bartrina, el entendimiento se trasladó cuando las cámaras ya estaban grabando todo lo que pasaba en el cuadrilátero sin cuerdas.

En un momento del debate, cuandoel moderador, Marc Càmara, planteó la cuestión sobre movilidad –qué hay que hacer con el cotxe?–, las dos pidieron turno de palabra simultáneamente. «Tranquila, adelante», comentó Pallarès. «No, tú», respondió Llauradó. La candidata de Junts aceptó la invitación y pronunció sus propuestas. Cuando la alcaldable republicana la sucedió, el primero que hizo fue disculparse con su compañera. Lo tag team conformado de la nada permitió que, al acabar el duelo, ambas levantaran, en su mente, el puño como señal de victoria. Cada vez que un oponente atacaba, respondían con el doble de fuerza. Combatían con ventaja numérica.

El primer asalto

«¿Si gobiernan la ciudad, subirán o bajarán impuestos?». La primera pregunta de la noche dio el pistoletazo de salida a la velada. Los minutos iniciales fueron de tanteo. Rubio (Ara), Pallarès y Llauradó sacaron pecho de la política fiscal y de la reducción del endeudamiento, y presentaron sus propuestas de nuevas bonificaciones. Laalcaldable de Junts tiró la primera ofensiva, recordando que la presión fiscal era más elevada durante el gobierno socialista que acabó en el 2011. Débora García (Cs) fue la primera a responder con unjab . «Siempre han presumido de una situación financiera desbordante, pero la cara B es que eso se debe a la expoliación. Desde que consiguieron una mayoría cómoda, se han dedicado, año tras año, a ir subiendo unos impuestos que ya eran muy altos», golpeó. Mònica Pàmies (CUP) y Sandra Guaita (PSC) se sumaron a criticar que las tasas no cubren las necesidades de la ciudadanía. No obstante, hubo consenso a la hora de afirmar que se tendrían que revisar las ordenanzas.

La primera ráfaga de golpes se produjo a la hora de hablar del superávit con que el Ayuntamiento ha cerrado los últimos ejercicios económicos. «Tener superávit no significa hacer una buena gestión cuando la ciudadanía no tiene los servicios que necesita, el Ayuntamiento no es una gestoría», disparó Guaita. Pàmies soltó que el superávit «no tiene ningún sentido» si la población no dispone de todos los servicios que requiere y señaló que el consistorio «se está gestionando como una empresa privada, en la que lo necesario es tener un superávit para decir que va bien.» Llauradó cogió la serie de ganchos con una férrea firmeza y aprovechó para revertir la situación. «El Ayuntamiento no es una empresa privada. En caso de superávit, no se reparten dividendos, sino que se vuelve a distribuir el dinero para seguir haciendo inversión», replicó. No estaba sola. «En estos doce años, hemos pasado de ser un Ayuntamiento intervenido en un consistorio con mucha capacidad inversora, un consistorio que puede mirar al futuro con fuerza y que puede sacar adelante proyectos y políticas sociales», expresó. La contraofensiva generó los primeros aplausos entre el público asistente. «¿De los 11,4 millones de euros de los planesde reactivación, cuáles eran de fondo propios y cuáles de otras administraciones? Si damos los datos a medias, engañamos a la gente», replicó la alcaldable socialista. Una nueva ovación recorrióla platea, un hecho que se convertiría en una constante a partir de este momento, con una notoria diferencia entre los apoyosque recibían a PSC, Junts y ERC en comparación con el resto. «Me es igual de'donde vieneel dinero», apuntaló Rubio.

El espacio del coche

El segundo bloquetrató el tema de la movilidad. La Zona de Bajas Emisiones, los carriles bici, el Busx tú, el TramCamp o las estaciones de Bellissens e intermodal centraron las palabras de Pallarés, Llauradó y Guaita. La mecha, otra vez, la encendió García, que apuntó que las directivas del equipo de gobierno no promueven la sostenibilidad, sino «beneficiar la empresa municipal de aparcamientos». La alcaldable de Cs comentó que la vianalització del arrabal de Santa Anna obliga los vehículos a coger la calle del Doctor Robert e ir a parar directamente al parking de la plaza de la Libertad. Rubio no se mordió la lengua. «Señora García, si hablamos de aparcamientos, todos se tienen que pagar. En Reus, aparcar 24 horas son cuatro euros. Vaya Usted a Tarragona y aparque media horita, a ver cuándo le cuesta, y ya le puede hacer fotosl ticket y enseñarlo a Instagram, como tanto le gusta hacer», disparó.

La palabra la tenía Mònica Pàmies, quien recordó que Ara Reus ha propuesto aparcamiento gratuito durante dos horas en elMercado Central y en el hospital. «¿Comopuede ser que cueste la mitad aparcar en la Feria que en el hospital, cuandoallí la gente va por necesidad, no para pasárselo bien»?, cuestionó. ¿Tampoco se mostró conforme con las propuestas de unos partidos que «no creenen la emergencia climática» que, en campaña, prometen a diestro y siniestro, cuando, durante el mandato, no han hecho «nada». «I la Boca de la Mina? Y ¿ el parque de Deslizamiento?», replicó Rubio. La cupaire respondió que el paseo de la Boca de la Mina «ya era una zona verde que han remodelado», mientras que el espacio deportivo lo han trasladado.

La habitación de los sueños

La vivienda protagonizó el tercer periodo. Rubio y García coincidían en afirmar que sobran pisos vacíos, pero falta vivienda digna –aunque la alcaldable de Cs, más adelante, llegó a exclamar que el equipo de gobierno ha dado apoyo a los ocupas. Guaita recordó las propuestas del programa electoral socialista, incluida la negociación con la Sareb para disponer de las habitaciones vacías, mientras que Pàmies aseveró que «hemos perdido ocho años en vivienda» porque no se ha sabido dar respuesta a una necesidad que ya existía. «Dividir las concejalías de Bienestar Social, Urbanismo y Vivienda en tres personas lo único que ha hecho es crear caos y no coordinar lo que era importante, que era poner a disposición de la ciudadanía los pisos,» añadió.

«Señora Pàmies, parece que Usted no ha estado en el Ayuntamiento y que no ha participado en la elaboración del planlocal de la vivienda, de hecho, poco han participado», contestó una mordaz Pallarès. El dúo dinámico volvía a lucirse. Llauradó afirmó que la propuesta de negociar con la Sareb «acaba engañando a los ayuntamientos» porque pretende «que compramos los activos que tienen con los recursos de la ciudadanía, cuando ya tuvimos que pagar 60.000 millones de euros con el rescate a los bancos.» «Propusimos una cesión, no una compra», matizó la candidata del PSC. En este momento se produjo el primery único instante de fricción entre Pallarès y Llauradó. O eso parecía. «Estoy convencida de que vendrá acompañada de recursos», comentó la candidata de Junts, haciendo referencia a las conversaciones con la Sareb. «Esperémoslo», respondió la republicana.

Débora García, Teresa Pallarès, Noemí Llauradó, Sandra Guaita, Daniel Rubio y Mònica Pàmies presentaron al gran público sus cartas, reservándose un as en la manga. Todos dicen que quieren gobernar y que se ven capaces de hacerlo. La claveestará en los pactos. La complicidad entre las representantes de ERC y Junts hace pensar en una reedición de la alianza de las últimas legislaturas, con Ara Reus como a comodín para acabar de tejer al ejecutivo. La CUP está dispuesta a interrumpir la presencia de Ara enlas concejalías. Ya negoció con ERC para gobernar en el 2019. «¿Dice que quiere estar con gente como tú ? ¿Como el señor Rubio, que dice que es municipalista y hace políticas empresariales? O ¿ como la CUP»?, preguntó Pàmies a Llauradó. No se puede obviar la presencia del PSC, que anhela recuperar la alcaldía. En el debate, Guaita estaba en desventaja, pero se defendió con garras y dientes. El día 28, todo puede pasar.

En primera persona

Teresa Pallarès (Junts):«En doce años, hemos pasado de ser un Ayuntamiento intervenido en un Ayuntamiento con mucha capacidad inversora, un consistorio que puede mirar al futuro con fuerza y que puede sacar adelante proyectos y políticas sociales». Noemí Llauradó (ERC): «Lo que nos propone el Estado es engañar a los ayuntamientos; Sareb propone que compramos sus activos con los recursos de la ciudadanía, cuando ya tuvimos que pagar 60.000 millones de euros con el rescate a los bancos». Sandra Guaita (PSC):«Tener superávit no significa realizar una buena gestión cuando la ciudadanía no tiene los servicios que necesita. El Ayuntamiento no es una gestoría, está para dar un servicio y, si éste no se da, no se está gestionando de forma correcta». Débora García (Cs):«Siempre han presumido de una situación financiera desbordante, pero la cara B es que esto se debe al expolio. Desde que consiguieron una mayoría cómoda, se han dedicado, año tras año, a subir unos impuestos que ya eran muy altos». Mònica Pàmies (CUP): «Hemos perdido ocho años en vivienda. Esta emergencia residencial ya existía y no se ha logrado parar en modo alguno, todo lo contrario. Dividir las concejalías de Bienestar Social, Urbanismo y Vivienda lo único que ha hecho es crear caos». Daniel Rubio (Ara Reus): «Los partidos están para servir a la ciudadanía, me da igual de dónde viene el dinero. Nuestra función aquí no es ver quién tiene más ni quién ha aportado más, sino que el dinero sirve para aprovechar las oportunidades».

¿Se respetará la lista más votada el 28 de mayo?

La última pregunta del debate electoral era clara y concisa: ¿están a favor de que gobierne la lista más votada? Si bien parece un planteamiento con una respuesta fácil, de sí o no, los candidatos no quisieron mojarse. Pàmies comentó que la ciudad «debe tirar hacia políticas independentistas y de izquierdas» y que la CUP no estará de acuerdo con ninguna formación que no esté alineada con estos preceptos; Guaita, que debe gobernar quien sea capaz de tener catorce concejales; Rubio, que Ara se presenta para ser la lista más votada; García, que debe reflexionarse sobre si las mayorías estarán junto a las familias; y Pallarès, que todos los concejales elegidos tendrán una «gran responsabilidad» y que, a partir del 29 de mayo, ya se hablará de pactos. La única persona que se refirió directamente a la pregunta fue Llauradó. «En el pasado mandato, respaldé la lista más votada. Agradecería que esta vez, que lo seré yo, también se haga», comentó. Los pactos serán, una vez más, determinantes para formar gobierno.

Un minuto de oro para seducir a los votantes indecisos

Los seis alcaldables presentes en el escenario del Teatre Bartrina dispusieron de un «minuto de oro» para acabar de convencer a los electores indecisos y captar su voto. Era una tarea de apariencia fácil, pero de ejecución más complicada, dado que la persona se queda a solas con la cámara, se miran fijamente uno con otro y no tiene otra referencia que su reflejo. En ese escenario, Llauradó, Guaita y Rubio se mostraron calmados. Amaban a la cámara y ella los amaba. Aprovecharon para emitir un mensaje que apelara a las emociones. «Seré el candidato que le haga recuperar la ilusión por la política», expresó el representante de Ara. «Me dejaré la piel en los próximos cuatro años», subrayó la socialista. «Somos gente de Reus y somos como tú», declaró Llauradó. Fueron las tres personas que pronunciaron un minuto que hiciera referencia al «yo» y al «tú». La CUP, Cs y Junts enumeraron qué harían como gobierno. Dos técnicas distintas, ninguna aproximación errónea.

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