La mayoría de personas optaron por refugiarse en el interior del restaurante.
Gerard MartíActualizada 06/07/2022 a las 14:17
«Las sensaciones son muy buenas. Estamos muy satisfechos con la clientela, con el equipo de cocina, con todos», valora Rubio después de la inauguración. También espera que el éxito del estreno no sea puntual y augura un futuro a corto plazo con un continuo tráfico de personas. «Creemos que tendremos bastante afluencia. Por el volumen de reservas, yo diría que sí que estará lleno», prevé sobre el resto de días de la semana.
Sea para hacer el vermut, para comer o para beber algo, unas ochenta personas entraron en el restaurante desde su apertura, a las 12 del mediodía, hasta la hora de la merienda, cuando todavía había «personas que han comido aquí que todavía están tomando una copa», según revela Rubio.
Precisamente, esta libertad para visitar el recinto en cualquier momento del día –no cierra las puertas hasta la medianoche– es uno de los factores que el administrador remarca como uno de los puntos fuertes de la Terrassa. «Tendría que ser un restaurante con un punto extra de ambiente, más bien como un punto de encuentro. No es sólo un restaurante», asegura Rubio. «Aquí hay cabida para todo el mundo», concluye.
Productos de proximidad
Ya había avisado Rubio de que los productos de proximidad y los alimentos típicos de la zona serían una de las señas de identidad de la Terrassa Gaudí. Y el primer día, así fue. La costilla de cerdo ibérico, uno de los platos estrella, estaba glaseada con vermut de Reus, además de ir acompañada de patatas trufadas.
La carta entró en juego a partir de la noche del martes, en la que se esperaba un restaurante «medio lleno». Precisamente, Rubio augura que las cenas serán el momento de máxima afluencia de comensales en la Terrassa una vez acabe el verano. El administrador pide, sin embargo, calma y cautela. «Iremos paso a paso. Es un año extraño por muchos motivos y lo iremos viendo sobre la marcha, pero tenemos buenas expectativas», observa.
Margen de mejora
Rubio considera que, en el estreno del restaurante, el equipo no se sintió desbordado en ningún momento y que todo fue «prácticamente perfecto». No obstante, asegura que este primer servicio les permitió detectar «cosas en el ámbito logístico interno, de servicio» que irán mejorando durante los próximos días.
Uno de los principales objetivos de Perimar a la hora de remodelar el restaurante del Gaudí Centre era convertir el interior del local en un espacio luminoso, más iluminado y diáfano; un espacio pensado «para poder tomar un vermut a cualquier hora del día», asegura Rubio. «Por eso abrimos a las 12 del mediodía, porque es la hora que consideramos más idónea para el vermut», concluye.
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