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Medio Ambiente

El vecindario de Sol i Vista pone en marcha una comunidad energética pionera

Empieza un proyecto educativo y social para alimentar el barrio con energía solar y abastecer también los hogares sin recursos

El barrio cuenta con cerca de 300 viviendas.

El vecindario de Sol y Vista pone en marcha una comunidad energética pioneraOlívia Molet

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«Lo que hemos empezado a hacer ahora es formar una comunidad energética desde debajo, desde los vecinos hacia arriba, que sea al mismo tiempo un proyecto social y educativo, y que nos permita suministrar luz gratuitamente a familias del barrio que no tengan recursos para procurársela: queremos concienciar la población en general y también a los niños sobre medio ambiente y energía, dar lugar a talleres educativos y de formación, implicar el vecindario porque a él le corresponderá definir cómo funcionará aun, después, colocar las placas solares y enchufarnos sería el final». Lo explica Ana Belén Castaño, presidenta de la Asociación de Vecinos de Sol i Vista, el barrio donde ya se está desplegando un proyecto piloto de comunidad energética local pionero y que «si sale bien, se ampliará y tendrá réplicas en otros puntos de la ciudad».

La particularidad de la iniciativa –en el grupo promotor de la cual ha involucrados, entre otros, instituciones y ente como el Ayuntamiento de Reus, el InstitutCatalà de l'Energia (ICAEN), la Cambra de Reus, la misma entidad vecinal o Ciudad Sabia Colab, un laboratorio de innovación social reusense– es que todas las decisiones que harán avanzar la comunidad energética saldrán directamente de la ciudadanía, en este caso de los vecinos de Sol i Vista. Al desenlace de todo, la intención es haber colocado placas fotovoltaicas en el barrio, a través de las cuales se alimentarán sus habitantes y se entregará energía de manera gratuita a quien no se la pueda permitir. Castaño expresa que la idea, de que ya atraviesa «la segunda fase» del global del proceso,«nos ilusiona y nos tiene soñando» y que «queremos hacerla realidad entre todos».

El lugar concreto donde irán ubicadas las placas «no se ha definido todavía» pero la voluntad es que se adapten a un espacio de uso público como la Escola Célia Artiga, el poliligero anexo o los huertos urbanos municipales, el cual el Ayuntamiento podría ceder. La distribución de las viviendas de Sol i Vista lo convierten en un «barrio idóneo» para desplegar la comunidad energética local para que, tal como precisa Castaño, «suministrar energía a los casas que estén además de 500 metros de las placas es más complicado pero aquí, lo cojas por donde lo cojas, todos estamos dentro de esta distancia» y «tenemos espacios municipales». En la zona hay cerca de 300 casas y, por lo que hemos hablado con los vecinos, el proyecto gusta».

La ciudadanía toma las decisiones

La estructura de las comunidades energéticas locales es popular a Europa pero inusual en España y Cataluña, aunque el Estado prevé dar uno impulsa a este tipo de fórmulas en los próximos años. La de Sol i Vista será probablemente la primera comunidad del sur de Cataluña y una de las primeras de España. Está coordinada por Ciudad Sabia Colab, que «vino al barrio y nos lo propuso» y que conecta a los actores involucrados. El modelo, dice a la presidenta de la Asociación Sol i Vista, «es al revés de lo que es quiere hacer en el barrio Gaudí: aquí todo sale de abajo, de los vecinos, y es social y educativo». En eso insiste Castaño, que subraya que «poner las placas es el final pero lo realmente importante es educar la población sobre energía solar, ahorro energético y medio ambiente: lo que más nos gusta es que comporta cambiar el chip, no queremos que se quede en las placas». En este afán para hacer de la comunidad un fruto de todo el mundo, «incluso Mas Carandell podría ofrecer formación, el Taller Baix Camp podría ayudar a fabricar piezas y vecinos que estén en el paro podrían aprender y colaborar en la instalación». Las casas «continuarían conectadas a la red y tendrían también esta energía, y el excedente se daría a los desfavorecidos», detalla Castaño, que dice que «aunque es lento, queremos que sea bonito». En la evolución del proyecto, «también estamos en contacto con el Instituto para la Diversificación y Ahorro de Energía (IDAE), que se ha interesado mucho para desarrollar futuras leyes».

Desde la Federación de Asociaciones de Vecinos de Reus (FAVR), el presidente Marcos Massó valora la iniciativa como «muy positiva» y espera que «a partir de aquí, la podamos aplicar también en otros barrios». La comunidad energética local de Sol i Vista todavía no tiene fecha de culminación.

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