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La comunidad musulmana enterrará difuntos en el Cementerio de Reus

Delante de las trabas que el coronavirus pone a las repatriaciones pero también de manera definitiva, se utilizarán tumbas de la isla 25

Una imagen de archivo de las tumbas en el suelo de la isla 25.

La comunidad musulmana enterrará difuntos en el Cementerio de ReusOlívia Molet

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El colectivo musulmán ha encontrado en el Cementerio General de Reus un espacio adecuado para enterrar a sus difuntos, en las tumbas en el suelo que integran la isla 25. Esta será la primera vez que la comunidad como tal haga uso del equipamiento. El portavoz de la Asociación de los Musulmanes de Reus y Comarca, Mohamed Said Badaoui, explica que se trata de «uno paso relevante para la comunidad y para las personas que desean recibir sepultura en Cataluña y en su ciudad, en Reus». La serie de restricciones y los cierres de fronteras que tienen lugar en el marco de la aplicación de medidas contra la Covid-19 «hacen que no podamos repatriar los cadáveres en el país de origen» y «nos han empujado a buscar una solución para que las personas que puedan morir, bien por coronavirus o por cualquier otra causa, reciban una sepultura digna como indica la religión musulmana».

En total, en esta parte concreta del cementerio hay disponibles «36 tumbas con capacidad para tres difuntos cada una de ellas». La comunidad irá adquiriendo alguna a medida que tenga la necesidad de hacerlo, tal como detalla Badaoui, que agradece «la sensibilidad y la colaboración que ha mostrado el Ayuntamiento desde el primer momento». De hecho, las conversaciones entre las partes sobre esta cuestión vendían de lejos, antes del estallido de la pandemia, dado que «con el paso de las generaciones, habrá quien tendrá un vínculo menos estrecho con su país de origen y preferirá quedarse aquí» y «también hay conversos para los cuales este es su país de origen».

Para entiérrate, «necesitamos una serie de requisitos determinados», detalla el portavoz de la Asociación de los Musulmanes, que gestiona también la mezquita As-sunnah del polígono Granja Villa. Estas condiciones incluyen que «no podemos estar en nichos, tiene que estar en tumbas que estén a tierra» y «también que, aunque esté dentro de un recint, se agrupe de alguna manera la comunidad musulmana». Con respecto al rito, «a la religión islámica, cuando una persona muere, se lava el cuerpo y se hace una ceremonia en congregación para despedirlo». Dado el contexto de emergencia sanitaria, «la oración no se podrá hacer y el lavado se hará con la máxima seguridad».

Hasta ahora, cuando se producía una defunción, «las personas pagan un fondo solidario que tenemos en la mezquita donde nos ayudábamos entre todos para que el difunto fuera repatriado a su país de origen». Las tumbas de la isla 25, que se construyeron unos años atrás y están abiertas en cualquiera que las quiera adquirir, permiten que «quien se le entierre se puede quedar o, al cabo de cinco años, cuando la normativa lo permite, se puede hacer el traslado del cadáver», añade Badaoui, que dice que habitualmente «los entierros se hacen en Montjuïc, Collserola, Valencia o Zaragoza, donde hay, los cementerios más próximos que los acogen».

Con respecto a la diversidad

La concejala Montserrat Flores, responsable de Servicios Funerarios Reus y Baix Camp, recuerda que «la finalidad de los servicios funerarios públicos es ofrecer el mejor servicio a las personas, con ética y calidad y precios ajustados» y que los mismos criterios se sirven «también con respecto al cementerio, que desde el siglo XIX acoge toda la ciudadanía que quiere ser enterrada, sin separaciones ni discriminaciones, pero respetando la diversidad personal de creencias. Cada sepultura es un espacio privado donde cada uno expresa sus opciones ideológicas, dentro de un conjunto que es público y unitario».

«Lo que hemos hecho en este caso, partiendo de las preferencias culturales de un colectivo numeroso aquí, que hasta ahora no se había enterrado en la ciudad, era buscar cuáles de las sepulturas que tenemos en el cementerio se pueden ajustar mejor a estas preferencias culturales», añade Flores, que dice que «en el colectivo musulmán había el temor que ninguna de las sepulturas se ajustara a sus preferencias. Pero las tenemos y, por lo tanto, cuando tengan que adquirir una sepultura, saben que podrán optar en una de estas, en las mismas condiciones que lo puede hacer el resto de la ciudadanía».

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