Diari Més
Jordi Cervera

Autor del libro 'Aigua de mar' (Cossetània)

«Los cuentos tienen como hilo conductor la comida, pero ligado a las pasiones humanas»

El escritor reusense ha ganado el IX Premio de Narrativa Marítima Villa de Cambrils Josep Lluís Savall 2019 con el libro de relatos ‘Agua de mar’

El periodista y escritor Jordi Cervera.

«Los cuentos tienen como hilo conductor la comida, pero ligado a las pasiones humanas»Mireia Cervera

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—El agua de mar que ga título al libro es un elemento presente en todas las historias, de una manera más o menos evidente. ¿Fue una decisión premeditada o una constatación cuando acabó el libro?

—En realidad el libro se llamaba Cocina marinera pero a la hora de plantear la edición se valoró, pienso que acertadamente, que con este título se podría confundir con un recetario de cocina. Me interesaba destacar esta idea de mar, y como el libro también tiene elementos de cocina y gastronomía, de alguna manera aquel título ligaba bastante con todo eso. Sin embargo Aigua de mar también, y además tiene un efecto de eje conductor de todas las historias.

—El libro empieza con un relato que es un salto atrás en el tiempo y que liga con el segundo cuento, para después construir un grupo de historias que ya se desligan del todo. ¿Considera que forman dos bloques o los escribió pensando en una estructura más compacta?

—Todos tienen un hilo conductor que es el mar, esta idea de proximidad al agua, de vehículo conductor de gente, de culturas. Y por otra parte, también tienen un vínculo muy directo con la cocina y con la idea hedonista del hecho de comer. Aunque cada uno tenga su propia personalidad, siempre encontramos la idea de disfrutar cocinando, comiendo o en torno a la comida.

—Leyéndolo se adivina que este interés por la comida, la gastronomía y el mar también son propios del autor.

—Sí, yo soy nacido en Reus, y Salou y Cambrils forman parte de mis paisajes de infancia, adolescencia y juventud. Tanto en el aspecto de la comida comocelebración, porque que cada vez que celebrábamos algo íbamos a parar a algún restaurante de Cambrils, como en la idea más lúdica de ir a la playa a bañarte, en Salou o en Cambrils. De hecho, hay uno de los cuentos que está ambientado al Reus Club de Mar, donde me pasé media vida a los veranos.

—Sus historias también nos hablan de las pasiones humanas, los resentimientos, la egolatría, las obsesiones.

—La idea de que hace de hilo conductor es la comida, pero a veces no como elemento de disfrute, sino que también aparece ligado a estas pasiones humanas que de alguna manera se muestran de forma bastante violenta. Hay resentimientos, psicopatías... Me interesaba esta idea. Pienso que los cuentos, aunque estén relacionados entre ellos, son piezas muy cerradas y, por lo tanto, permiten trabajar muy directamente personalidades o historias en torno a una única idea.

—Encontramos personajes reales, como Lídia Heredia, Juli Soler y, sobre todo, Santi Santamaria, que es protagonista de un cuento. ¿Qué aporta a las historias el hecho de introducir personas reales, que se mezclan con la ficción?

—Es algo muyperuchiano, derivada de la literatura de Joan Perucho. Eso de mezclar realidad y ficción provoca una sensación de realidad e irrealidad a la vez. En este caso, además, hay una serie de factores personales en la elección de los personajes. Con Santi Santamaria fuimos amigos, colaboraba en un programa de radio que yo hacía a Catalunya Cultura. Era muy amable, afable y sabio, y es una de aquellas personas que me sabe muy mal que ya no estén, un personaje de aquellos que hacen falta. Con Juli Soler pasa algo parecido, nos conocimos en torno a la gastronomía, y era una de las almas de El Bulli, con Ferran Adrià. Es alguien que también murió demasiado prematuramente. En el caso de Lídia Heredia, estamos en cierta manera compañeros de profesión. En su caso le pedí autorización para ponerla en el libro. En el cuento donde aparece, ella queda bien parada, pero es quizás la historia más fuerte de todo el libro, porque habla de esta capacidad que tienen algunas personas de idolatrar de manera un poco enfermiza a personas que vemos en la televisión. Me gustaba la idea de llevarlo al extremo.

—Usted ha cultivado muchos estilos, entre los cuales la poesía, la novela y la literatura juvenil. ¿Cómo afronta el trabajo de escritura cuando se trata de un libro de relatos?

—Tanto cuando escribo poemas como cuentas, siempre intento hacer recopilaciones unitarias. Es decir, no es tanto ahora escribo un poema, de aquí un mes otro, y cuando tengo cincuenta hago un libro, sino que todo gira en torno a una idea. De alguna manera, te pones un reto un poco más alto.

—¿Estos días de confinamiento están siendo creativos, literariamente hablando?

—Supongo que estoy acostumbrado a cerrarme y a pasar horas escribiendo, por lo tanto no lo estoy llevando mal, más allá de la angustia por la familia, los amigos o la gente que sufre o está enferma. Pero si soy sincero, creo que estoy leyendo y escribiendo menos de lo que lo haría normalmente, porque como estoy haciendo teletrabajo, eso me obliga a estar más conectado, el ritmo de informaciones y de desazón que me llega es mucho más alto. En consecuencia, tengo menos concentración para dedicarme a escribir. Por lo tanto, es una situación anómala y extraña.

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