«No entiendo el comercio de Reus de ninguna forma que no sea yendo todos juntos»

Meritxell Barberà, la cuarta generación de la familia de comerciantes de Reus, fue escogida el martes para presidir la Unió de Botiguers entre 2020 y 2024. La nueva Junta la integrarán Laia Pàmies (vicepresidenta), Albert Espasa (secretario y tesorero), Josep Mestres, Rosa Lucas, Sònia Carbonell, Marta Lluaà y Àlfred Pitarch (vocales).

—¿Qué Unió de Botiguers se ha encontrado?

—Yo ya formaba parte de la Junta saliente. La Unió de Botiguers nos la encontramos hace cuatro años con muchas deudas, la única opción que había para sanearla era patrimonio y así lo hemos hecho. Ahora, nos hace falta más presencia en la ciudad, más fuerza, hacernos más grandes y transversales. Hay que trabajar muy juntos por el comercio de Reus.

—¿El suyo es, pues, un proyecto continuista?

—Pero con ideas nuevas. Queremos hacer una Unió de Botiguers fuerte, más socios. Tenemos el reto del asociacionismo absoluto, aunque es muy difícil. Eso quiere decir ofrecer a los socios la dinamización de los comercios y también trabajar con la administración. Ya sabemos que las tiendas del siglo XXI son diferentes, no son sólo físicas. Por lo tanto, queremos rediseñarlas y hace falta formación, por la cual a veces necesitamos ayuda de la administración. Nos ponemos a disposición de la ciudad porque el comercio hace ciudad y la mantiene viva.

—¿Cuántos socios hay ahora y cuál es el listón?

—Ahora somos 133. No puedo hablar de un objetivo. Cuanto más, mejor. Y que sean de toda la ciudad, no sólo del centro.

—¿Qué retos tiene que afrontar el comercio en Reus?

—Nos estamos encontrando, en todas partes y no sólo en Reus, que tenemos que adaptarnos a nuevas formas de vender y formas de entender el comercio. A menudo, el pequeño tendero o el tendero medio no tenemos acceso a formación para crear una web. Nos hacen falta herramientas a fin de que quien quiera lo pueda hacer o bien trabajar para agruparnos y vender conjuntamente en una plataforma. También está el reto de trabajar juntos con las otras entidades. Necesitamos un gran acuerdo del comercio de Reus.

—¿Cómo es la relación con el resto de entidades?

—La relación personal es buena. De hecho, en la asamblea pudimos ver presidentes de otras entidades y son bienvenidos. A veces es una cuestión de voluntad personal de querer hacer las cosas. Por mi parte está toda. No entiendo el comercio de Reus de otra manera que no sea yendo todos juntos. Cada uno tiene sus características. El centro tiene una concentración muy importante de establecimientos comerciales pero no nos tenemos que olvidar de los comercios de los barrios porque dan cohesión y mantienen la vida.

—¿De donde surge esta intención?

—Queremos apelar al sentido emprendedor y de consenso de toda la ciudad que llevó Reus a tener la primera Unió de Botiguers del Estado en 1975. Este 2020 hace 45 años y uno de los fundadores fue mi padre. Sin ellos no estaríamos aquí. Por eso siento un gran honor y una gran responsabilidad de ser presidenta.

—¿Se trata de generar una sola asociación o de trabajar conjuntamente todas?

—Si hay voluntad, la fórmula ya la encontraremos, de la manera que sea. Tenemos que hablar. No queremos imponer nada. Hay una dicha que dice que si caminas solo irás más rápido, pero si caminas acompañado llegarás más lejos. Y queremos llegar lejos.

—Hay un tema que siempre está encima de la mesa: los locales cerrados.

—Al final, es una cuestión de mercado. De la voluntad del propietario de hacer un alquiler más asequible y que haya oportunidad para todo el mundo para abrir negocios. Sabemos que hay emprendedores en la ciudad y se tiene que trabajar. Es difícil entrar en la propiedad privada.

—¿La gran cuestión del mandato será vincular las entidades?

—Yo espero que no se me ocupe todo el mandato, de que lo podamos hacer más rápido. Es uno de los grandes objetivos, sí. Pero también queremos dinamizar los comercios, poder decir la nuestra en áreas sensibles para el comercio o buscar políticas de movilidad que favorezcan el comercio de proximidad.

—Como el Raval de Santa Anna. ¿Están a favor?

—Sí, pero siempre y cuando se tenga en cuenta que los vecinos puedan entrar y salir, y eso no desvíe a los visitantes hacia otras zonas.