Diari Més

Laboral

Malestar entre los trabajadores del Ayuntamiento de Reus por la «falta de respuesta» del gobierno

Ayer se hizo una asamblea y se informó de que las peticiones laborales «se escuchan y no hay retorno»

Representantes de la Junta y el Comité (izquierda) durante la reunión.

Malestar entre los trabajadores del Ayuntamiento de Reus por la «falta de respuesta» del gobiernoOlívia Molet

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Trabajadores del Ayuntamiento de Reus realizaron ayer al mediodía una asamblea informativa prevista a fin de que los representantes sindicales –se celebraron elecciones en abril– se dieran a conocer y también para «preparar temas de cara a las posibles comisiones paritarias con el Ayuntamiento e intentar ir todos a una o, como mínimo, consensuar todas las ideas que llevamos». Al desenlace del encuentro, donde se generó debate en torno a la relación con el gobierno, el presidente de la Junta, Toni Alzina, explicaba que «lo que nos hemos encontrado en los últimos cuatro meses es que la posición del Ayuntamiento es de escuchar pero no tenemos retorno de ninguna de las peticiones».

«Estamos siempre intentando estirar respuestas, compromisos, que hagan alguna acción para corregir incumplimientos de convenio u otras cuestiones que van surgiendo y que demuestran que el Ayuntamiento no está preparado para afrontar determinadas situaciones: hemos tenido agresiones verbales, algunas físicas hay problemas con los contratos de la Guardia Urbana o con las promociones internas», añadía Alzina, que decía que «seguramente si nos pudiéramos sentar y nos dieran una respuesta, estas situaciones se podrían solventar porque, a veces, puede ser sólo un tema de colapso de los departamentos que los tienen que gestionar. Pero no tenemos la oportunidad. Nos dicen ‘tomamos nota, ya lo trataremos’».

Agresiones, promociones y cambios

«Hace mucho tiempo que se arrastra una manera de gestionar los recursos humanos donde hay un cierto desorden, no hay criterios claros ni una forma de proceder transparente. Lo pedimos pero no lo acabamos de conseguir», añadía Sílvia Parés, vicepresidenta del Comité, que precisaba que «van surgiendo problemas que, a veces, son graves, como el de la trabajadora social agredida. Y entonces se visibiliza un caso concreto, pero es que ya había denuncias antes por situaciones difíciles». «Hay promociones que no se sabe por qué se hacen, cambios de sitio, objetivos poco claros», detallaba, y precisaba que «entendemos que recursos humanos está colapsado».

A su vez, la presidenta del Comité Cèlia Albi, expresaba que «como hay tantas carencias, los trabajadores están a disgusto y se genera malestar». En relación a la cuestión de las agresiones a empleados, Albi explicaba que «pasa muy a menudo. Y también pasa que los trabajadores, cuando es una agresión verbal, lo absorbemos como si fuera parte del trabajo, y no es así. Entonces, cuando hay puñetazos, o cuando a alguien le ponen un cuchillo en la garganta, se ve. Pero el día a día no se ve, y eso pasa más de lo que parece». «Damos la cara por el Ayuntamiento y esperamos lo mismo», detallaba Parés, que recordaba que «aparte de medios materiales, no tenemos una defensa jurídica». Los tres celebran que «ahora vamos todos a una, y es importante».

El colectivo, que no descarta estudiar movilizaciones más adelante si la situación no cambia, había pedido hacer la asamblea en el salón de plenos «como una cuestión simbólica». No se les permitió, según fuentes municipales, porque «por junta de portavoces, hace años, se acordó reservar el salón para actos institucionales», y «se les ofreció el antiguo hospital». Al final, sin embargo, el lugar fue la entrada del palacio municipal. Las mismas fuentes sostienen, sobre el hecho de que los empleados reclamen respuestas, que «el Ayuntamiento atiende todas las peticiones que se plantean».

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